Hace ya un mes que La tierra y la sombra, ópera prima de César Acevedo, producida por Burning Blue, recibió el máximo galardón en la historia del cine colombiano, la Cámara de Oro. Comienza la cuenta regresiva para que el público colombiano pueda disfrutar de esta historia en las salas de cine del país, a partir del 23 de julio; mientras tanto, conquista al público en los festivales de Múnich, Jerusalén, Karlovy Vary y Melbourne.

Un largo proceso y el trabajo comprometido de muchas personas fueron necesarios para que pudiera materializarse la primera imagen de esta película.

En un principio el proyecto sería rodado con actores profesionales por el nivel dramático que exigía la historia, pero después de un arduo trabajo de casting, se decantó un grupo que mezcló actores profesionales con naturales.

Las dos mujeres de la película son actrices vallecaucanas, mientras que los hombres no tenían experiencia actoral pero tenían la sensibilidad, histrionismo, ritmo y las marcas en la piel que eran lo que César buscaba que fuera coherente con el entorno en el que se desarrolla la historia. Según César Acevedo, “ni un buen maquillaje logra dejar la huella que dejan los años de trabajo en el campo”.
Haimer Leal (Alfonso) jamás se imaginó formar parte del casting de esta película pues era un empleado de servicios generales del teatro en donde se hicieron las pruebas de casting para La tierra y la sombra. Sin embargo, César Acevedo y su director de casting Carlos Medina, vieron que Haimer Leal cumplía con el perfil que se quería mostrar de Alfonso como el patriarca de esa familia.

Cada escena era un reto emocional para todo el equipo, no solo para los actores, debido a que todos se conectaron tanto con la historia que sintieron en carne viva la vivencia de los personajes. Fueron varias las que terminaron en un llanto colectivo que incluyó al más rudo de los técnicos.