Males intestinales, el coco de los niños | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Junio de 2015

EN EL tracto intestinal conviven cerca de 400 especies distintas de microorganismos, la mayoría bacterias que están encargadas de defenderle de peligrosos invasores que atacan el organismo.  Este ejército de bacterias amigables se conoce con el nombre de flora intestinal, convive en armonía con otras bacterias que permiten absorber vitaminas y nutrientes, procesar grasas y dar al organismo la posibilidad de defenderse de otros huéspedes indeseables para la salud que ingresan al organismo a través de los alimentos.

Sin embargo, la flora intestinal puede debilitarse por el tipo de dieta, la mala higiene, el estrés, la presencia de parásitos, las diarreas frecuentes y el uso de antibióticos, entre otros. Precisamente, uno de los primeros síntomas de cambios en la flora intestinal son las deposiciones acuosas constantes, que, a su vez, conlleva a una pérdida severa de nutrientes y favorece las infecciones intestinales.   De acuerdo con la doctora Sandra Paipilla, gastroenteróloga pediatra 3 de cada 10 personas con diarrea desarrollan infecciones bacterianas en el intestino como consecuencia del empobrecimiento de la flora intestinal.

Diarrea

Según datos de la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, anualmente ocurren cerca de 2.5 billones de casos de diarrea en niños menores de 5 años en todo el mundo; más de la mitad de ellos en los países menos desarrollados. Aunque la mayoría de los casos son leves, los casos agudos pueden llevar a una pérdida significativa de fluidos y deshidratación, cuyo desenlace puede ser la muerte u otras consecuencias severas si los fluidos no son sustituidos ante el primer signo de diarrea.

En boca de los probióticos

Para fomentar la buena salud de la flora intestinal, es importante incluir en la dieta alimentos que contengan probióticos. La palabra probiótico, de origen griego, significa “a favor de la vida”, y es el término que se ha empleado para denominar a estos microorganismos vivos, que al ser administrados en cantidades adecuadas mantienen o recuperan el equilibrio de nuestra microbiota intestinal. Al igual que la microbiota, los probióticos estimulan nuestras líneas de defensa contra los microorganismos potencialmente dañinos que se inhalan o ingieren. Cuando los probióticos son ingeridos en cantidades que han demostrado eficacia, tienen efectos beneficiosos sobre la salud, lo que va más allá de los efectos nutricionales convencionales. 

Según la Doctora Paipilla, la leche materna es el alimento por excelencia con más cantidad de probióticos y es la encargada de fomentar el desarrollo de la flora intestinal en el recién nacido. Después de ese descubrimiento, comenzó la suplementación con probióticos de las leches de fórmula para brindar una mayor protección a los niños desde los primeros meses de vida.

Hoy en día existen muchos alimentos enriquecidos con probióticos, especialmente yogures y cereales infantiles, para mejorar la condición de salud de los niños y permiten prevenir dolencias comunes en la infancia, como las infecciones respiratorias, la intolerancia a la lactosa, la alergia a ciertos alimentos y las diarreas agudas por infecciones virales, sobre todo por el Rotavirus.

Probióticos para controlar la diarrea

Uno de los usos más importantes y quizá menos difundidos sobre los beneficios de los probióticos, señala la doctora Sandra Paipilla, tiene que ver con el impacto positivo para recomponer la flora intestinal alterada por el uso de antibióticos. La Organización Mundial de Gastroenterología, OMG, recomienda usar estos suplementos para controlar la diarrea infecciosa en niños, para el cólico del lactante, en la prevención de la diarrea inducida por antibióticos y para aumentar la tolerancia a la leche.  En adultos también han demostrado ser útiles para aliviar el síndrome de colon irritable, mejorar la absorción de nutrientes, disminuir la distensión abdominal, en el manejo de la diarrea aguda y en la erradicación de la bacteria Helicobacter Pylori, responsable del diagnóstico de muchos casos de gastritis y úlceras.

Cómo prevenir

•          En el caso de los niños se recomienda prestar atención a la conservación y manipulación de los alimentos y la calidad del agua.

•          La leche materna es la mejor protección.

•          Lavarse las manos con agua y jabón al salir del baño, luego de cambiar los pañales, antes de alimentar al niño y preparar la comida.

•          Mantener la higiene de la casa, especialmente los utensilios de la cocina, biberones, chupos y juguetes.

•          Cocinar bien todos los alimentos y mantenerlos tapados en la nevera. Una vez preparado el alimento o la leche, consumir en una hora.

•          Lavar bien las verduras y las frutas con agua potable.

•          Evitar el contacto de la carne cruda con otros alimentos.

•          Utilizar distintos utensilios para procesar los alimentos.

•          Utilizar agua potable para consumo y preparación de alimentos. Ante cualquier duda hervirla durante unos 20 minutos.

•          Mantener bien tapada la basura y evitar la contaminación de los alimentos por moscas y otros insectos.

•          Enseñe a sus niños a lavarse las manos antes y después de ir al baño.