Murió el abogado de las causas perdidas | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Agosto de 2013

El abogado francés Jacques Vergès, defensor de personajes como el nazi Klaus Barbie o Carlos, el venezolano acusado de terrorismo, falleció este jueves en París a los 88 años tras una vida novelesca que le valió el título de defensor de causas perdidas.

Vergés murió de una parada cardíaca en la noche del jueves cuando se disponía a cenar con sus allegados. Hace algunos meses había sufrido una caída, lo que le deterioró físicamente aunque, "intelectualmente estaba intacto", dijo el presidente del Consejo Nacional de Abogados, Christian Charrière-Bournazel, al anunciar su fallecimiento.

Vergès, narcisista y polémico, bajito y rasgos asiáticos -su madre era vietnamita- fue un militante implacable contra la colonización.

Autor de una veintena de libros, amante de los cigarros puros y coleccionista de tableros de ajedrez, era amigo de personalidades políticas del mundo entero pero también de dudosos personajes en la sombra.

Se hizo célebre con su "defensa de la ruptura" que consistía en utilizar al tribunal como un portavoz, que empezó a poner en práctica durante la guerra de Argelia cuando defendía a los militantes del FLN.

De hecho, se casó con Djamila Bouhired, heroína de la independencia que puso bombas y que le valió una condena a muerte, aunque fue indultada.

"Hubiera defendido a Hitler", dijo en una ocasión este personaje de oratoria brillante que le declaró la guerra a las "buenas intenciones, a los juicios amañados y al orden mundial".

"Cuando un hombre perseguido llama a mi puerta, para mi es un rey en su desgracia", dijo Vergès, al que Barbet Schroeder describió en una película como el "abogado del terror".

Sus clientes tenían algo en común: todo el mundo estaba contra ellos en Occidente. Era el caso de los miembros de la internacional terrorista de los años 70 y 80, el "revolucionario" venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias "Carlos", el libanés Georges Ibrahim Abdalá, el criminal de guerra nazi Klaus Barbie, el dictador yugoslavo Slobodan Milosevic o el antiguo dirigente jemer rojo Kieu Samphan.

Vergès también defendió a dirigentes africanos como el marfileño Laurent Gbagbo, la hija de Marlon Brando, el intelectual negacionista del Holocausto Roger Garaudy, la tesorera "oculta" del partido gaullista francés (RPR) Yvonne Casetta, o el asesino en serie Charles Sobhraj, entre lo más granado de una larguísima lista.

Gusto por la desestabilización

Su gusto por la desestabilización y la provocación dejó a veces estupefactos, por no decir otra cosa, a muchos, como cuando durante el juicio a Barbie, en 1987, respondió a los resistentes que recordaban la "sonrisa" del policía de la Gestapo en las sesiones de tortura: "¡Pero esta sonrisa era una prueba evidente de su cortesía!".

"Para defender a Barbie, dijo, he dicho a los acusadores: 'lo que le reprochan, lo han hecho ustedes también durante la colonización. ¿Por qué se permiten entonces juzgarlo?'"

Nacido el 5 de marzo de 1925 en la actual Tailandia de padre francés de la isla de la Reunión y de madre vietnamita, Jacques Vergès creció en este territorio francés del océano Índico donde su padre fue diputado comunista y su hermano gemelo el fundador del Partido Comunista de la Reunión.

A los 17 años se enroló en las Fuerzas Francesas Libres y adhirió al Partido Comunista Francés en 1945. Tras tres años en Praga como secretario de la Unión Internacional de Estudiantes, abandonó el partido en 1957 porque, a su juicio, estuvo "demasiado tibio" con Argelia.

Tras ser brevemente consejero de Ahmed Ben Bella tras la independencia de Argelia, regresó a Francia para dedicarse a las causas internacionales como la de la China maoísta y la del FPLP palestino.

En 1970, abandonó a su esposa y a sus hijos y desapareció durante ocho años. ¿Estuvo con los palestinos? ¿En el Congo pos Lumumba? En la Camboya de Pol Pot? ¿Conoció a Carlos, como lo creían los servicios secretos franceses? Vergès nunca disipó el misterio de esa prolongada ausencia./AFP