No crea todo lo que ve en Internet sobre salud | El Nuevo Siglo
Lunes, 21 de Mayo de 2012

Según estudios internacionales, 46% de las personas busca información en la web para hacer un auto-diagnóstico.

¿Cuántas veces ha encontrado un sitio web que contiene información errónea, falsa o distorsionada sobre salud? Según el Bupa Health Pulse 2010, una encuesta internacional de salud conducida por el London School of Economics, las búsquedas en Internet sobre temas de salud son cada vez más comunes, pero los usuarios deben tener cuidado, porque no todo lo que se encuentra en línea contiene información veraz.

El estudio, en el cual fueron entrevistadas 12.262 personas de 12 países: Australia, Brasil, China, Francia, Alemania, India, Italia, México, Rusia, España, Inglaterra y Estados Unidos, reveló que en todos los países examinados, por lo menos seis de cada diez de los encuestados han hecho algún uso de Internet para buscar consejos sobre salud, medicamentos o condiciones médicas. Según el informe, algunos de los principales usos de Internet en temas de salud son la búsqueda de información sobre medicamentos (68% de los encuestados), la búsqueda de información para hacer un auto-diagnóstico (46%) y la búsqueda de experiencias de otros pacientes (39%).

La investigación también reveló que esta búsqueda en línea es mucho más común en las economías emergentes como Brasil (29%) y México (27%). Además menciona que el alto costo de las consultas con los profesionales de la salud puede ser una razón para usar la búsqueda en Internet como primera opción.

Desmitificar con evidencia científica

Bernadene Magnuson, consultora experta en Ciencias de los Alimentos y Regulación de la Universidad de Toronto, Canadá, menciona que hay una gran cantidad de información errónea en Internet y para ejemplificar comentó específicamente sobre un mito recurrente: el aspartame (edulcorante no calórico presente en algunas bebidas y alimentos) podría causar partos prematuros y cáncer.

Magnuson comenta que esto es totalmente falso y que existe gran cantidad de evidencia científica que avala su consumo en humanos. “Los estudios sobre la seguridad de los ingredientes alimentarios son revisados cuidadosamente por los equipos de expertos de las agencias reguladoras internacionales, como el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA, por sus siglas en inglés) entre otros, antes de que estos ingredientes puedan añadirse a los alimentos”, agregó.

Cuando aparecieron los últimos estudios que sugerían que los edulcorantes de alta intensidad podrían estar asociados con nacimientos prematuros, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) revisó el estudio y publicó un aviso en su página web, destacando los defectos en el estudio, las malas interpretaciones por los autores y concluyeron que no aportó ninguna prueba creíble sobre los efectos adversos de los edulcorantes.

En referencia a la cantidad de publicaciones con información incorrecta en temas de salud, Magnuson indica que es muy difícil para alguien que no está entrenado en el campo específico del tema, poder evaluar la calidad y la fiabilidad de un estudio científico. Los detalles completos de los estudios científicos no suelen ser publicados en artículos de medios de comunicación, ya que es poco probable que el público en general los entienda.

Sin embargo, para los expertos sí existen directrices específicas sobre la evaluación de los diferentes tipos de estudios, incluyendo estudios clínicos, epidemiológicos, de toxicología, entre otros.

Sitios web poco confiables

Según indica Juan Pablo Serrano, especialista colombiano en Mercadeo Directo e Interactivo, existen diferentes tipos de contenidos en la web que pueden generar información poco confiable: el primer tipo de contenido es el generado por los usuarios o User Generated Content. En estos casos puede que no exista una mala intención, pero lo que se debe tener en cuenta es conocer las credenciales del usuario y ver si su contenido ha sido referenciado por otros sitios web de mayor credibilidad. Además, si la página web es anónima, posiblemente podría ser un fraude.

El segundo tipo de información poco confiable es aquella que está especialmente diseñada para hacernos caer en el error, esto es conocido como el marketing viral difamatorio. En algunos pocos casos comprobados, empresas crean un contenido que parece veraz y su única intención es la de desprestigiar a su competidor; por eso es importante buscar la versión de la empresa afectada y conocer cuál es la posición de las autoridades regulatorias correspondientes sobre la industria afectada.

 

 

 

¿En qué debemos fijarnos?

Averigüe quién es el autor del contenido, verifique la fuente de la información y fíjese en la fecha de la publicación (podría tratarse de información desactualizada).

Las páginas web serias contienen una sección llamada “acerca de”, donde normalmente dan información detallada de los autores del contenido y de las políticas del sitio.

Si un sitio web tiene mucha publicidad es evidente que su objetivo es atraer a usuarios a toda costa. Si este es el caso, podría ser que el objetivo principal del sitio web sea generar tráfico y no informar al usuario.

Hable con su médico: si bien la información en Internet puede ser útil para entender más sobre su salud, a él es a quien debe consultar ante cualquier problema o duda sobre medicamentos o productos que podrían afectar su salud.