Piezas de Botero, Khalo y Obregón en la colección digital de Sura | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Jueves, 11 de Febrero de 2021
Redacción Cultura

SURA, en línea con las iniciativas de reconocidos museos internacionales como el Louvre de París o el Museo del Prado de Madrid y nacionales como el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, lleva su colección de arte a otro nivel en función de acercar la cultura al público, llevándola al mundo digital.

A partir de este mes la compañía pondrá sus piezas a disposición de los colombianos a través del sitio web www.sura.com/arteycultura/, donde podrán encontrar diferentes pinturas, obras gráficas y esculturas que componen una muestra que se construye desde 1972 y que se ha consolidado como una muestra del interés de SURA por preservar y divulgar diversos estilos artísticos de maestros latinoamericanos.

Esta colección, que recoge más de 200 años de historia de Latinoamérica, suma 1,028 obras a 2020, entre ellas 651 obras colombianas y 377 obras mexicanas. Entre las piezas se destacan pinturas de grandes nombres del arte en América Latina como Fernando Botero, Alejandro Obregón, Débora Arango, Luis Caballero y Francisco Antonio Cano; de los artistas mexicanos hay firmas como Diego Rivera, Frida Kahlo, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros

En este sitio web, el usuario también apreciará las diferentes publicaciones editoriales promovidas por la compañía, las cuales incluyen literatura latinoamericana, investigaciones sobre el patrimonio cultural indígena y ancestral, entre otros, que narran la historia de la región. Estas podrán leerse y descargarse sin costo.

También allí se podrá acceder a la programación de los contenidos que la compañía dispone como parte de sus alianzas con diferentes entidades como el Hay Festival en Colombia, Perú y México, el apoyo a entidades e iniciativas culturales en diversas ciudades de Latinoamérica y el patrocinio al teatro Metropolitan en Buenos Aires, Argentina.

Digitalizar la colección y facilitar el acceso al público es una manera de preservar la historia cultural, lo cual se materializa en un contexto en el que la virtualidad cobra mayor relevancia como una opción de esparcimiento, pues la asistencia a los escenarios físicos sigue suspendida en la mayor parte del mundo por la pandemia.