"DERROTA" Y "Fracaso" son dos de sus poemas de mayor fama, resonantes en la siempre convulsa América Latina, pero el éxito ha sido fiel compañero del venezolano Rafael Cadenas.
Nacido en 1930 en la ciudad de Barquisimeto, este hombre de cabello gris y lentes de pasta que solo usa al leer es un autor esencial para la poesía hispanoamericana de las últimas décadas.
El lunes recibió el prestigioso Premio Cervantes en España, que se suma a otros galardones como el Premio Nacional de Literatura en Venezuela (1985), el Premio de Lenguas Romances en México (2009) y el Premio García Lorca (2015).
El jurado del Cervantes reconoció al elegirlo "la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y que la ha llevado hasta alturas de excelencia".
Su impacto, paradójicamente en el caso de un escritor, responde a su "desconfianza en el lenguaje", según la poeta venezolana Yolanda Pantin.
"Escribe interrogando los excesos de la lírica (...). A las audiencias de los recitales de poesía les gusta escuchar danzar a las palabras para caer en una suerte de hechizo. La poesía de Rafael es exactamente lo contrario (...), en lo escueto de la escritura, en la exactitud de las palabras (...), es un maestro", dice Pantin.
Cuestión de identidad
El periodista y escritor Diego Arroyo Gil habla de "protagonismo no protagónico" alrededor de este catedrático jubilado de la Universidad Central de Venezuela: "Es un hombre discreto, pero es imposible que pase desapercibido".
"Cuando me avisaron (del Premio Cervantes) pensé que era una broma, un desvarío del Quijote", bromeó Cadenas, de 93 años, ante la prensa tras llegar a Madrid días atrás.
La vasta obra que ha dejado desde su primera publicación, "Cantos iniciales" (1946), cuando tenía 16 años, descarta cualquier desvarío.
Crítico de los gobiernos de Nicolás Maduro y su antecesor Hugo Chávez, simpatizaba en su juventud con el Partido Comunista, lo que lo llevó al exilio en Trinidad y Tobago en tiempos del dictador Marcos Pérez Jiménez (1952-1958).
Allí se acercó a autores de habla inglesa como Walt Whitman y D.H. Lawrence, tras las influencias iniciales de la generación española de Antonio Machado.
Fue, pese a todo, "un exilio feliz", según Arroyo Gil.
"La isla" (1958) y "Los cuadernos del destierro" (1960) son poemarios que vieron luz tras el regreso de Cadenas a su país.
Después llegaría "Derrota" (1963), poema icónico para una generación deslumbrada por la idea de una "revolución" latinoamericana.
"Es una 'Derrota' que ha sido muy reproducida fuera de Venezuela y traducida en muchos idiomas. (...). Ya no escribo así, ya lo hago de una manera, digamos, menos lujosa", comentó Cadenas en una vieja entrevista con la AFP.
El boom se confirmó con el libro "Falsas Maniobras" (1966), en el que figura "Fracaso".
Mutó del "lenguaje fastuoso" a "uno más lacónico, preciso, muy franco", que siguió mostrando en "Memorial" (1977) o "Amante" (1983), otro de sus trabajos emblemáticos, sostiene Arroyo Gil.
"Del lujo verbal a la línea expresiva. Su camino ha sido de despojamiento", apunta Pantin.
"Referencia moral"
Enemigo de autoritarismos de cualquier signo, el poeta en su madurez se distanció del comunista en su juventud. "El problema de toda ideología es que ya está hecha, lo cual traba el pensar libremente", dijo una vez Cadenas al diario español El País, aunque en Madrid ha evitado hablar de su Venezuela.
"Estoy en ayuno de información", expresó.
Pantin lo considera una "referencia moral" en medio de la crisis venezolana. "Él siempre está (...). En estas dos últimas décadas como ciudadano atento a lo que ocurre en el país no nos ha abandonado jamás. Y esa es otra lección, no de la poesía, sino del hombre que escribe poesía con lúcida conciencia", expresó.
Seguir escribiendo
En tiempos de masivo éxodo en Venezuela, Cadenas, a sus 93 años, sigue viviendo en Caracas... y, según dijo, su "intención, por supuesto, es seguir escribiendo".
"Algo que lamento es que mucho material que ha debido publicarse hace 40 años, por falta de mi parte, se quedó en la carpeta", pero ahora "está ya listo para imprimirse", afirmó el poeta, traductor y ensayista, con una veintena de libros de resonancia internacional en su haber.
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"Tengo quizás más de dos años tratando de que se publique allá en Venezuela, no porque tenga mucho valor, sino para conservarlo más bien, porque suelto se pierde", apuntó.
Cadenas, quien con 16 años publicó su primer poemario, "Cantos iniciales", dijo que también tiene acumulado mucho material manuscrito, que a veces ni él mismo entiende porque "con la vejez se va perdiendo la letra".
Cadenas, único venezolano que ha conseguido este galardón que en el pasado recayó en Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis o Sergio Ramírez, recibió el premio de manos de los reyes de España el lunes en la Universidad de Alcalá de Henares, ciudad natal del autor de Don Quijote de la Mancha.
El poeta lamentó que el premio le haya llegado en su "vejez", cuando le "cuesta viajar", porque "es preferible recibir un premio cuando (se) está en buenas condiciones físicas".
Al ser preguntado sobre Cervantes, Cadenas dijo que "la poesía está en el lenguaje de todo lo que escribió" el autor del Quijote.
"El lenguaje de Don Quijote me embriagó desde que tenía 14 años. Pero claro, unos años después fue cuando propiamente pude leerlo con otra perspectiva", señaló.
Se refirió a su poema más conocido, "Derrota" (1963), un clásico en América Latina. "'Derrota' es el poema más publicado y más traducido, algo que me sorprende, porque no es un poema muy alentador. Más bien, descorazona un poco, y siempre me he preguntado por qué a los lectores, y a veces a personas que no lo son, el poema les gusta tanto", reconoció.
El acto de entrega del Premio Cervantes el pasado lunes recuperó su tradición con la presencia del galardonado, Rafael Cadenas, y en la que se han colado los totalitarismos y los anglicismos como protagonistas de una ceremonia marcada por la ausencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El discurso de Cadenas ha estado lleno de referencias a la actualidad, con especial atención a los autoritarismos -que también han sido aludidos por el ministro de Cultura, Miquel Iceta-. De hecho, ha reclamado a los "demócratas" que "pidan a voces la renovación" del actual sistema democrático, algo que entiende que es "urgente" porque está en riesgo.
"Es urgente defenderla de todo lo que la acecha y para ello se requiere recrearla. Esa tarea le incumbe a la educación que la ha descuidado. Se necesita en los países donde existe, una pedagogía que la robustezca; en los otros, que no la han conocido, es vano tratar de introducirla", señaló.
Cadenas mostró su preocupación por la actual situación mundial, citando al psiquiatra Karl Jaspers. "Él tenía dos temores: uno al totalitarismo y otro a la bomba. En este tiempo, aquel avanza y esta ha crecido. Resulta paradójico, por cierto, el que las naciones más civilizadas se encuentren entre las principales fabricantes de armas. Se trata de una industria muy próspera", aludió.
No obstante, en su discurso apenas ha habido menciones a la actualidad política de su país de origen natal. Tan solo al hablar de la educación ha citado a la Universidad Central de Venezuela, que, "pese a no estar bien desde hace años, sigue siendo plural". "Una universidad que sea para adoctrinamiento deja de ser universidad", matizó.
Cadenas dejó asimismo espacio en su participación en el acto para reivindicar a Cervantes, por un lado, y alertar sobre la presencia del inglés en los países de habla hispana. "Me referiré a nuestra lengua, que anda muy maltrecha, por lo que hemos de cuidarla como amadores suyos", ha reivindicado.
"Pero no puedo señalar sus fallas, en esta ocasión, porque son demasiadas, algunas procedentes de traducciones del inglés en la televisión y en otros medios. Antes, a comienzos del siglo XX los académicos se enfadaban con los galicismos; los que se deslizan hoy en nuestro vivir son los anglicismos", criticó.