Reconocimiento a Daniel Castro y Ramiro Osorio | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Noviembre de 2015

POR EMILIO SANMIGUEL

Especial para EL NUEVO SIGLO

 

EL GOBIERNO de Méjico condecoró la noche del pasado miércoles con el  reconocimiento Ohtli a Ramiro Osorio Fonseca. Hace unas semanas la ministra de Cultura, Mariana Garcés, en un acto que hay que destacar, nombró como nuevo director del Museo Nacional a Daniel Castro.

No voy a empezar con la perorata de los múltiples reconocimientos y condecoraciones inmerecidos que son pan de todos los días en este país. Porque no es de eso que se trata. Mejor hablar de justicia cultural. ¿O no?

Ramiro Osorio

Sus méritos son de sobra conocidos. Porque fue junto con Fanny Mickey el fundador del Festival Iberoamericano de Teatro, fue el gran gestor de la creación del Ministerio de Cultura, y su primer ministro: ya con eso bastaría.

La lista de sus ejecuciones sería demasiado extensa, porque incluye actividades importantísimas en España y especialmente en Méjico el Festival de Guanajuato, para citar una- que en buena medida es una especie de segunda patria suya.

Hoy en día, con esa experiencia inigualable en la cultura, es director del Teatro Mayor, que ha desarrollado una actividad francamente sin precedentes en Colombia: en cosa de apenas unos años ha desprovincianizado la actividad musical en el país, algo que en tiempos de la globalización era más que necesario.

Hay un sello inconfundible en sus logros. Poner de relieve los valores nacionales y de paso abrirse a lo que pasa en el resto del planeta. Lo ha hecho por décadas. En el Iberoamericano de Teatro, el teatro que se hace en el país queda, hombro a hombro con el que se desarrolla en el resto del planeta. Y en el Mayor ha hecho lo propio, porque así como han actuado en su escenario las grandes estrellas de la música, La Norman, la Fleming, Vladar, Nagano, Barenboim, Montero- también lo han hecho los nacionales, Blanca Uribe, Carlos Villa, Teresa Gómez, Valeriano Lanchas, las orquestas de la Filarmónica y la Sinfónica- pues al fin y al cabo de ese se trata.

De su importancia como gestor cultural de talla internacional no hay duda, su nombre fue uno de los que se encontraban en la baraja para la dirección del Teatro Municipal de Santiago de Chile. Y paso por alto su actividad como creador, porque fue el director de Master Class, la obra de teatro que recreó la vida de la Divina María Callas en el Teatro Nacional: más de uno afirmó en su momento que bajo su dirección Fanny Mickey tuvo la actuación más relevante de su carrera como actriz.

 

Es verdad que a lo largo de su trayectoria ha recibido desde la Orden de Isabel la católica y la legión de Honor francesa hasta un doctorado de una universidad del Japón; pero también lo es que un reconocimiento que provenga de Méjico, debe tener un significado muy especial para él, porque como decía, Méjico es su segunda patria, y  debe tener un valor afectivo muy fuerte.

El maestro Daniel Castro

El segundo nombre es Daniel Castro. Quizá no tan popular como el nombre de Ramiro, pero igualmente merecedor del reconocimiento que recibió.

La ministra Garcés le ha encargado la dirección del más importante de los museos del país, el Nacional. Castro llega al mando de la entidad cuando acumula una experiencia muy significativa por haber estado al frente, por años, del Museo del 20 de Julio y más especialmente, digo yo, del de la Quinta de Bolívar.

Ahora, su nombre sí es de sobra conocido entre quienes, por razones de trabajo, andamos desde hace décadas en el mundo de la Cultura. En los inicios de su formación artística está la tutela, nada más y nada menos, que de Beatriz González, y en esa materia, como en tantas otras, Beatriz es toda una autoridad, porque olvido anotar que él mismo es artista, y obras suyas están, por ejemplo, en el Museo de Arte Moderno de Medellín.

Además es músico. Quiero decir, profesional de la música. Como barítono lírico se recuerda su actuación en un Réquiem Alemán de Johannes Brahms en el Teatro de Colsubsidio con la Sinfónica de Colombia y otra, en el Colón, también con la Sinfónica, en La creación de Franz Joseph Haydn.

Aunque su mayor interés en este campo ha ido por lares de la dirección coral, en la que sus aportes son de sobra conocidos y reconocidos en el medio, de las canteras de uno de los coros que ha dirigido salió, nada más y nada menos, que la soprano Juanita Lascarro.

No hay que pasar por alto que durante sus años de estudios en Viena, formó parte de la Coral Schönberg y participó en la grabación de Fierabras, la ópera de Franz Schubert, con dirección de Claudio Abbado, para el sello alemán Deustche Grammophon, que fue en su momento alabadísima por la crítica internacional.

No se trata aquí de reseñar todo lo que ha sido su trayectoria. Se trata mejor de destacar que la ministra Garcés ha instalado en la dirección del Museo Nacional a un verdadero humanista; un humanista en el sentido en el que se entendía la palabra durante los siglos del renacimiento, capaz de poner su inteligencia y su talento al servicio de la Cultura en todas sus facetas.