Ritmo para cambiar, ambicioso proyecto social | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Mayo de 2018
Clemencia Vargas ha dedicado su vida a la danza y a impactar positivamente la vida de miles de jóvenes a través de un proyecto social, pedagógico y con mucho movimiento.
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MÁS que aprender expresión corporal y el disfrute a puro ritmo del tiempo libre, es una nueva visión de vida el impacto que busca -y logra- la Fundación Vive Bailando, que desde su creación ha beneficiado a más de 5.000 niños y jóvenes en todo el país.

Y como la misión que tiene esta Fundación es hacer de la danza un proyecto social, Clemencia Vargas, bailarina y directora ejecutiva de la misma, junto a un grupo de profesionales y entusiastas jóvenes de la mima, se embarcaron en un proyecto de expansión con “Academia Vive Bailando”.

Ubicada al norte de Bogotá, este es un espacio artístico, lúdico y de encuentro, donde se puede ir a hacer ejercicio, aprender a bailar distintos ritmos y divertirse. Todo ello con un trasfondo pedagógico y formativo sobre autoestima, respeto al cuerpo y educación sexual, entre otros.

Y aunque su público objetivo es de 11 a 25 años de edad, es también un espacio para los que tienen más de este límite, ya que se ofrecen clases de baile, de diferentes géneros. Lo importante es tener disposición para el disfrute máximo para el “Vive bailando”

Clemencia Vargas habló con EL NUEVO SIGLO sobre su pasión por el baile, la que despertó desde su primera infancia, cómo nació la idea de este proyecto social y los planes a inmediato futuro que tiene esta Fundación:

EL NUEVO SIGLO.- ¿Qué significa el baile para usted?

CLEMENCIA VARGAS.- El baile ha sido mi herramienta de vida, de transformación, de expresión universal y también una forma de poder transformar la vida de miles de jóvenes en Colombia a través del cuerpo, baile y movimiento como una herramienta de pedagógica que impacta a nivel social, cognitivo, emocional, físico y social.

ENS.- ¿Qué beneficios trae la danza?

CV.- El baile trae muchísimos beneficios. Con la metodología innovadora que ha creado Vive Bailando podemos crear prevención contra el embarazo en adolescentes, que las mujeres y los hombres conozcan su cuerpo y lo respeten. Aprender a expresar sus sentimientos. Tenemos dentro de nuestra metodología clases de educación sexual y reproductiva, hábitos de higiene. El baile es el lenguaje universal, a través de este nos expresamos, soltamos nuestros miedos, nuestras alegrías. Además, la danza también es una herramienta fundamental para mejorar la autoestima, con ella recuperamos la confianza, la expresión y comunicación verbal y no verbal. También tiene beneficios físicos como la motricidad, la flexibilidad y la coordinación, entre otras cosas.

A nivel cognitivo desarrollamos mucha creatividad y el baile se ha convertido también en una herramienta de liderazgo y trabajo en equipo, sobre todo con la pedagogía y metodología de Vive bailando, que logra a través del cuerpo no solo darle movimiento, sino con una intervención social integral lograr unos cambios de comportamiento en los jóvenes especialmente.

ENS.- ¿Cómo nació Vive Bailando y cuál es su objetivo?

CV.- Vive Bailando nace a partir de una experiencia de vida personal. Yo bailo desde los 6 años y la danza para mí fue mi herramienta de expresión, resiliencia, de reconocimiento y de empoderamiento. Por eso creé Vive Bailando, para compartir esa experiencia de vida, especialmente con los jóvenes en Colombia.

Este proyecto cuenta con cuatro líneas de acción, las intervenciones sociales donde llegamos a poblaciones vulnerables que no tienen la capacidad de pagar por sus clases para poder generar esas transformaciones. En estas nuestro público objetivo es básicamente jóvenes entre los 11 a 25 años. Tenemos la línea de talleres, eventos y ahora la academia vive bailando, en la cual la metodología la aplicamos también hasta los 18 años. De 18 para arriba es solo baile.

En Colombia el 26 por ciento de la población son jóvenes entre 11 a 25 años, estamos hablando de casi 13 millones de colombianos. De esta forma somos el segundo país a nivel de América Latina con la mayor cantidad de jóvenes que ni estudian ni trabajan y, además, las tasas de embarazo en adolescentes entre los 11 a 16 años llegan casi al 16 por ciento. Nuestro enfoque y mi objetivo personal  es trabajar por y con los jóvenes en Colombia. Ahora con los padres bailamos, en las intervenciones realizamos talleres de familia una vez al mes, en la academia tenemos baile para todos, pero realmente nuestro enfoque diferencial es para crear transformaciones sociales en adolescentes.

ENS.- ¿Considera que este proyecto es el camino para alcanzar la paz y la felicidad?

CV.- Por supuesto el baile es felicidad pura. Colombia lleva bailando durante los últimos 50 años de guerra y ha sido una herramienta de superación para las personas no solo el baile sino el arte. Cuando estamos bailando dejamos de pensar, estamos en el presente. Es una forma de meditación activa y que también nos ayuda a ejercitar, a soltar adrenalina. Yo creo que el baile es una herramienta de felicidad y también de construir comunidades pacíficas, en vez de estar sometido a la violencia, podemos hacer batallas de baile, podemos bailar con los demás, enseñarnos el uno al otro y eso ha sido algo que nos ha unido mucho.

Un ejemplo de ello es  la Comuna 21 en el distrito de Agua Blanca de Cali, donde tenemos jóvenes de los 18 barrios legalmente constituidos o de los 22 porque hay algunos que no están formalizados como Potrero grande, Pisos 1 y 2, donde jóvenes que habían tenido muchos conflictos por las fronteras invisibles hoy son amigos y han compartido experiencias. Y lo mismo lo vamos hacer con la Academia Vive Bailando.

ENS.- ¿Cómo define la Academia?

CV.- La Academia Vive Bailando es la puerta a la sostenibilidad de la fundación. Vive Bailando es un emprendimiento social. Creemos que las fundaciones deben ser sostenibles, generar impactos, ser escalable y la apuesta de la academia es llegar a jóvenes que ya tengan las capacidades para pagar sus clases y con un porcentaje de ello estar financiando los proyectos sociales de la fundación. Con esto también queremos hacer la construcción de comunidades pacíficas, la construcción de tejido social. Que jóvenes de nuestros proyectos de Soacha, Mosquera, Bojacá y Madrid puedan venir a la academia y compartir con jóvenes que tiene otras realidades y que los jóvenes de la academia, que tienen otras condiciones socio-económicas puedan ir también, más adelante, a los proyectos sociales y compartir experiencias de vida, bailar juntos y así es que pretendemos unir jóvenes de todos los estratos socio-económicos en Colombia a bailar juntos, a compartir sus experiencias y que se den cuenta que por su condición de joven tienen muchas vulnerabilidades en común.

ENS.- ¿Qué más proyectos tiene contemplados en la fundación?

CV.- Actualmente estamos con siete comunidades de la zona rural de Buenaventura, en la Comuna 21 del distrito de Agua Blanca, abriendo la segunda fase de Montería, en Bojacá, Madrid – Cundinamarca, Tocancipá, Fontibón, dos comunidades en Barranquilla y abriendo una sede en Barú (Cartagena). Estamos viendo si nuestros aliados nos patrocinarán para la construcción de un segundo alcance de estos programas.