Ser Biciosos está de moda | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Febrero de 2015

Por Sue De la Hoz S.

Periodista El Nuevo Siglo

PEDALEO, BRISA, salud  y tiempo son las  ganancias que han obtenido quienes han cambiado la complejidad de un automóvil o del servicio público por la comodidad y sencillez de la bicicleta como principal medio de transporte.

Y ese es precisamente el ‘ingrediente’ que llevó al español Pedro Bravo a escribir Biciosos, que más que una obra literaria es una reflexión profunda del auge que está teniendo este vehículo, y que al mismo tiempo se convierte en invitación para seguir sumando adeptos a este estilo de vida. En entrevista con EL NUEVO SIGLO, el autor nos cuenta en detalle su propuesta.

EL NUEVO SIGLO: ¿Qué es Biciosos y qué lo motivó a escribirlo?

Pedro Bravo: Es un libro que trata de contar, y espero que lo consiga, por qué andamos en bici y por qué cada vez más se anda en bicicleta en las ciudades. También habla del origen, de dónde viene toda esta cultura, estudios de movilidad, de salud, una visión de ciudad a través del uso de la bicicleta.

ENS: ¿Está enfocada en algún lugar específico?

PB: El libro es un ensayo, no es ficción, está escrito desde mi punto de vista como escritor, mi ‘yo’ desde Madrid, España, pero no hablo solo de esta sino de muchas ciudades a las que he viajado y conozco que han adoptado el uso de la bicicleta. Hay ejemplos de movilidad en algunas ciudades, unos positivos, otros no tanto, hablo de Madrid, de la transformación de Sevilla, Barcelona, Bogotá, China, Copenhague, Ámsterdam, Toronto, Estados Unidos. Se habla de cómo andar en bici no es una moda sino que la gente se está volviendo a ella en países de todo el mundo para mejorar la vida.

ENS: De acuerdo a su experiencia, ¿cómo ve el caso Bogotá con respecto a las otras ciudades que menciona en el libro?

PB: Es una ciudad que conocí el verano pasado, en Julio, donde la bici en parte del paisaje lo cual refleja normalidad, algo muy positivo. Hay un gran espacio para la bici en la ciudad, y no se ha dejado de usar. Es muy curioso observar que la bicicleta se ha convertido en el medio que utilizan pobres y ricos por igual para ir a trabajar, es un vehículo de confluencia, un punto en común entre los ciudadanos. Yo pienso que Bogotá, que Colombia tiene un papel importante y deben asumirlo mucho más, liderar en América Latina la misión de la movilidad y la conciencia urbana. Ya lo habían hecho en los 90 y ahora lo están retomando. Hay una competición sana entre diferentes ciudades del mundo por la transformación. Lo que pasa en Colombia no es cuestión de infraestructura, en Bogotá hay más kilómetros de ciclo-ruta que en Madrid, el problema aquí es más de educación vial. Se están haciendo estrategias de movilidad del Siglo XXI pero todavía la educación vial es del Siglo XX, entonces creo que es un trabajo que tiene la sociedad, liderado por las administraciones públicas de empezar a respetarse unos a otros.

ENS: ¿Cómo ve el futuro de la cultura de la bicicleta?

PB: Es un ejercicio que hago en el libro y un ejercicio que invito a hacer al lector, que cierre los ojos e imagine su ciudad con más bicicletas, menos ruidos y contaminación, un ambiente más cercano entre vecinos, entre ciudadanos, con capacidad para percibir los aromas de la calle. Esa sería la utopía y hay muchas ciudades que van para allá. Creo que es inevitable que todas las ciudades le apunten a eso. Cuanto más valientes sean los legisladores y cuanto más grande sea la capacidad de transformarse de los ciudadanos, más rápido se dará el cambio. Si queremos vivir mejor, necesitamos más bicicletas, más espacio para los peatones, menos para los carros, más transporte público y poder compartir la ciudad para todos. Cómo me imagino el futuro: mejor, falta que quienes mandan también se lo imaginen así y trabajen para ello.

ENS: ¿Cuándo fue su acercamiento a este estilo de vida?

PB: Empecé tarde a manejar bicicleta, me empeñé en no montar. Hasta que de repente como a los 12 empecé y me dio más vergüenza que nunca porque ya era preadolescente y hacía cosa de niños. A los 20 años cuando estaba en la universidad, que quedaba cerca de casa, agarré la bicicleta pero de manera muy natural. Empecé a moverme por Madrid y en ese entonces, hace unos 22 años, era muy raro andar así porque no estaba el tema como ahora. Luego lo dejé y empecé a andar en carro. Fue hasta hace 10 años cuando de nuevo tuve el acercamiento por casualidad, me dejaron una bicicleta y empecé a montar por toda la ciudad y descubrí que era más feliz, que me llevaba en menos tiempo que un carro o el transporte público y me llevaba con una sonrisa, entonces dije: yo prefiero esto.