Un retrato de la vida en Argel cierra Venecia | El Nuevo Siglo
Viernes, 6 de Septiembre de 2013

"Las terrazas", del cineasta franco-argelino Merzak Allouache, un retrato de la sociedad argelina con sus esperanzas y contradicciones realizado desde las azoteas de Argel, cierra el concurso oficial de la 70ª edición del festival de cine de Venecia.

 

El autor de "Chouchou" (2003), de 67 años, quien reside en Francia, regresa a su tierra natal para rodar desde cinco terrazas de cinco barrios de Argel las distintas caras del país, con su violencia ordinaria.

 

Allouache, entre los directores más prolíficos del cine árabe, con varias participaciones en el festival de Cannes, aborda historias oscuras, al ritmo del canto del muecín, con trasfondo de la mítica ciudad blanca, con su mar azul y su sugestivo horizonte.

Como pinceladas, el realizador describe personajes como la madre rechazada por su familia que vive sola con sus hijos, un drogadicto, jóvenes músicos que se preparan a tocar, un predicador, un hombre que tortura a su hermano...

Las cinco historias se cruzan en las cinco terrazas durante un solo día. El hombre torturado se niega a firmar un misterioso documento; la niña intenta llevar una relación con su tío, encerrado en una jaula en el tejado por motivos secretos. El dueño del edificio desaparece tras haber intentado echar a una anciana que vive ilegalmente en la azotea. El grupo de jóvenes presencia la tragedia de una mujer en la terraza de al lado...

 

"Argel ha sido construida sobre colinas. Las terrazas de la ciudad siempre han jugado un papel importante, se ven con facilidad. Quería trabajar desde esa perspectiva", reconoció el cineasta durante una charla con la AFP.

"Las cosas se están agravado, aunque todavía no hemos llegado a la situación de Egipto, con gente que vive en los cementerios", sostiene.

"Desde hace tiempo trabajo sobre esa sociedad, enferma por años de terrorismo y violencia absoluta. Desde 1999 la amnesia reina, no se habla de lo que pasó, se rechaza el tema", cuenta el realizador.

 

En la película, la religión es omnipresente y al mismo tiempo desentona con los problemas diarios de la gente: el predicador resulta un emblema de desvíos y abuso de la ignorancia, sobre todo con las mujeres.

"Los llamados a orar parecen no servir para nada, forman parte de los ruidos de la ciudad", comenta Allouache, preocupado por el elevado número de jóvenes desempleados que ven pasar sus vidas, en un país con enormes desigualdades pese a ser muy rico gracias al petróleo.

 

"Los jóvenes tienen cada vez más reivindicaciones (...). Hay revueltas por problemas sociales, falta de agua, de viviendas", cuenta el director de "Harragas" (2009), sobre el éxodo por mar de cientos de argelinos hacia Europa.

"Argelia padeció una violencia tan brutal que quedó aislada. Hoy en día los argelinos observan con ojo neutral lo que ocurre en el mundo árabe, porque tienen la impresión de que ya han vivido todo ello", explica.

 

"La sociedad argelina debe evolucionar, necesita cambios democráticos, los cuales pueden hacerse sólo con un debate", asegura el realizador, que desea ante todo contar la realidad de su país de nacimiento.