Una aventura de 30 años con el Grupo Niche | El Nuevo Siglo
Sábado, 5 de Mayo de 2012

Cuando se  habla de salsa en Colombia es inevitable remitirse a uno de los más grandes referentes de este género musical en el país, el Grupo Niche, el cual con motivo de sus 30 años dará hoy un gran concierto en Aguapanelas Internacional a partir de las 8:00 p.m.

La historia de una leyenda

El primer síntoma de que el Grupo Niche se estaba convirtiendo en una leyenda lo dio Jairo Varela, su director y forjador, cuando hace algunos años la prensa de todo el mundo lo buscaba y nadie lo encontraba en ningún lugar.

La confirmación de la Leyenda fue el 27 de diciembre de 1996 en el marco del concierto de la Feria de Cali, ante más de 30.000 personas; el nombre de Jairo fue ovacionado incansablemente.

De eso guardan testimonio todos los medios de comunicación. La leyenda sigue vigente: a pesar de la situación jurídica del Maestro Jairo Varela, el Grupo Niche logra en 1998 más de 120 presentaciones en más de trece países.

La historia de la leyenda comenzó mucho antes, a mitad de 1985, cuando en las recepciones de los más famosos hoteles se encontraban centenares de mensajes sin responder, pues él y su Grupo Niche llegaban primero o después de los recados.

Su vida y sus sueños empezaron a penetrar por el inmenso y luminoso túnel de la fama y la gloria, y Varela no tuvo tiempo de despedirse de sus amigos ni de sus amores. Cuando alguien en Colombia quería sentir al Grupo Niche, el único consuelo era escuchar en su casa los discos de la agrupación, puesto que Varela y sus muchachos andaban de correría por todo el mundo.

Desde entonces su existencia comenzó a mitificarse, a adquirir visos de celebridad y esos personajes, que le viven pisando la cola a la inmortalidad, permanecen casi siempre en un mundo de neón del que difícilmente pueden escapar.

Sin embargo, él lo hace con frecuencia, se escapa raudo de las letras de molde en las que está escrita la palabra Niche, se sale de sus discos y de sus carátulas, y se sumerge en sus pensamientos profundos, reflexivos, y sólo se dispone a crear en cualquier momento, en una simple servilleta, cuando plasma con paciencia esas sencillas palabras que ha de entender el público, con esa melodía que él escucha en su mente, con toda la orquesta…

El tiempo se lo dedica a su familia, especialmente a sus hijos, a quienes adora. También a sus amigos de vieja y nueva data. A los que aparecen, a todos aquellos que le prenden un afecto que le permite reencontrarse con lo más íntimo de su ser.

Y si habla, pone el dedo en la llaga: dispara verdades sin contemplaciones sobre diversos temas… La vida, la salsa, el amor, el fútbol, etc.

La primera vez que empezó a soñar fue en 1980 en el piso 13 de un edificio de la carrera Séptima con Calle 18 de Bogotá. Tenía en su cabeza centenares de aspiraciones, muchas canciones y una palabra sencilla pero sonora que, seis años después, le transformaría su vida: Niche.

Con esas cinco letras revolucionó la salsa, le imprimió categoría a la música hecha en Colombia hacia el exterior y le demostró al mundo que Colombia era algo más que cumbias y vallenatos, que también sabíamos tocar salsa y que podíamos exportarla.