Zarzuela,tradición de la antología | El Nuevo Siglo
Lunes, 20 de Junio de 2016
Por Emilio Sanmiguel
Especial para EL NUEVO SIGLO
 
La «Temporada de zarzuela 2016», que el pasado sábado bajó el telón en el Teatro de Bellas Artes  de Cafam, no fue tan «zarzuelera», pues trajo, por un lado, la novedad de «La flauta mágica» de Wolfgang Amadeus Mozart y también una opereta, «La viuda alegre» de Franz Lehár.
 
Pero no hay que complicarse la vida, aunque los muy ortodoxos se rasguen las vestiduras. Técnicamente hablando, son la misma cosa. El «Singspiel» podría ser la zarzuela de los alemanes, y «La leyenda del beso» una opereta española.
 
Sí. Sí hay diferencias, claro, empezando por el idioma: la «zarzuela» se canta en castellano, el «Sinnspiel» en alemán y la «opereta», casi por regla, en francés o en alemán. Y no me meto con la «ópera cómica» de los franceses, la «Savoy Opera» de los ingleses y el «Musical», para no enredar más la cabuya.
 
Todas son la misma cosa y tienen el mismo origen. Combinan y alternan, con mayor o menor habilidad, musical y dramática, partes habladas y partes cantadas; y todas surgieron como una especie de alternativa, menos solemne desde luego, a la «Ópera seria», la que está totalmente musicalizada, que originalmente, a principios del siglo XVI, se hacía en italiano, luego en francés y con el tiempo en casi todos los idiomas.
 
Decía que el punto está en la calidad de la música y, por supuesto del libreto. Porque una pieza tan aterradora como «Der Freiszchütz» de Carl María von Weber, tan profunda como «Fidelio» de Ludwig van Beethoven, o tan realista como «Carmen» de Georges Bizet, a la final son lo mismo que la «Luisa Fernanda» de Moreno Torroba o «El barberillo de Lavapiés» de Asencio Barbieri. 
 
Para no recordar que del «Barbero de Sevilla» hay ópera, la de Gioachino Rossini, y zarzuela, la de Gerónimo Pérez.
 
La temporada, pues, abrió con «La flauta» y cerró, como ya es tradición, con la «Antología de la zarzuela».
 
La selección
 
La «Antología de la zarzuela» de Jaime Manzur es una puesta en escena casi titánica. Presenta, o presentó, la noche del pasado sábado, fragmentos de once títulos en la primera parte, y de diez en la segunda. Esto implica un trabajo inimaginable detrás de escena, cambios de vestuario, utilería, escenografía y, desde luego, lo que hay detrás de todo, el montaje, que obviamente debe realizarse de manera paralela con los títulos de la temporada.
 
Por suerte, la acogida del público es absoluta y la noche del pasado sábado no fue la excepción. Manzur conoce a su público y le presenta lo que este quiere. El público de la zarzuela, como el de la ópera, adora los trozos populares. Por eso, a lo largo de la noche se  oyó el «Coro de los enamorados» de «La del soto», el de «las espigadoras» de «La rosa del azafrán», por supuesto la «Mazurca de las sombrillas» de «Luisa Fernanda» y la mencionada «Zambra» de «La leyenda del beso», entre otros.
 
Solistas
 
Pero también, claro, algunas de las grandes romanzas: Paola Díaz estuvo encargada, con muchísimo éxito, de la «Canción española» del «Niño judío» de Pablo Luna, debutó este año la virtuosa «Me llaman la primorosa» del «Barbero de Sevilla» de Gerónimo Giménez y la encantadora «Canción de Paloma» del «Barberillo de Lavapiés» de Ascencio Barbieri.
 
Para el barítono Yener Bedoya el dúo de «La revoltosa» de «La verbena de la paloma» de Tomás Bretón que hizo con Carolina Mantilla, el «Canto a Salamanca» de «La linda tapada» de Francisco Alonso y «Los vareadores» y «Luché la fe por el triunfo» de «Luisa Fernanda» de Moreno Torroba.
 
El público adoró la entrega del tenor Juan Carlos Villarraga, que el sábado se le midió al «No puede ser» de «La tabernera del puerto», a «Por el humo» de «Doña Francisquita» de Amedeo Vives y a la parte de Javier en la «Mazurca» de la «Luisa», que compartió con Paola Díaz.
 
Y sigue la lista, que con 21 títulos puede ser interminable. Las actuaciones de Diana Salazar, Manuel Franco, Erwin Barrera, Beatriz Mora, Manuel Contreras, Carolina Mantilla, la del ballet Tacón y madera, que como siempre, tuvo su máxima actuación en el «Intermezzo» de «La boda de Luis Alonso», y se entiende, pues no tocan las castañuelas porque las hacen hablar.
 
Éxito para la orquesta y el coro del teatro, y para Óscar Vargas, que supo dirigir y controlar un espectáculo que demanda muchísima concentración y conocimiento de estilo.
 
Antología 2017
 
Presumo que cada espectador debe tener sus propias expectativas para la Antología del año entrante. Las mías van por el «Dúo» del «Dúo de La africana» y «Bendita cruz» de «Don Gil de Alcalá», de la cual ya están en el programa la «Pavana», el «Jarabe» y la «Habanera». 
 
Eso sí, el final, con la «Salve» de «Gigantes y cabezudos» de Fernández Caballero es difícil de superar.