De día, Janet Stephens corta y tiñe cabelleras en un salón de belleza en Baltimore, cerca de la capital estadounidense; por la noche, recrea los peinados de las doncellas y emperatrices romanas, con una precisión y técnica elogiadas incluso por los propios arqueólogos.
De día, Janet Stephens corta y tiñe cabelleras en un salón de belleza en Baltimore, cerca de la capital estadounidense; por la noche, recrea los peinados de las doncellas y emperatrices romanas, con una precisión y técnica elogiadas incluso por los propios arqueólogos.