Alertan que Colombia es vulnerable a una guerra comercial mundial | El Nuevo Siglo
EL PAÍS debe acelerar una diversificación en sus exportaciones, sobre todo a nivel regional. /ENS - archivo
Miércoles, 12 de Marzo de 2025
Redacción Economía

AUNQUE ESTADOS Unidos fue el principal socio comercial de Colombia en 2024, hay incertidumbre en el país ante una posible guerra comercial. De acuerdo con la balanza comercial, el año pasado se exportaron mercancías a ese país por US $14.337 millones, sobre todo en bienes de baja complejidad, por lo que la balanza comercial del país se encuentra en una posición de vulnerabilidad y se hace necesaria una diversificación en sus exportaciones.

De allí que un equipo de investigaciones económicas de Bancolombia, liderados por Laura Clavijo, sostenga que, ante esta situación, “se hacen necesarias medidas que incentiven la inversión para la modernización y competitividad del esquema productivo del país. Colombia puede sacar provecho a acuerdos existentes con otras economías de la región y fenómenos recientes, como el nearshoring, para diversificar tanto los productos exportados como las economías que los reciben”.

Socios

En 2024, EE. UU. fue el principal socio comercial de Colombia, de manera que se exportaron mercancías a este país por USD14.337 millones. Dicho monto representa una diferencia de poco más de USD10.000 millones con el segundo mayor receptor de productos colombianos: Panamá. Además, las exportaciones colombianas se concentran en bienes de baja complejidad, que incluyen petróleo crudo, carbón, industrias básicas de metales preciosos y trilla de café. Al tener en cuenta la coyuntura actual, la balanza comercial colombiana se encuentra en una posición vulnerable.

Así las cosas, se hacen necesarias medidas que incentiven la inversión para la modernización y competitividad del esquema productivo del país. Un ejemplo relevante es la iniciativa Global Gateway de la Unión Europea, que destinaría 7.000 millones de euros a Colombia para inversiones en sectores clave como energía renovable, infraestructura digital, salud y transporte. Este apoyo no solo estrecharía los vínculos comerciales y de cooperación internacional, sino que impulsaría el desarrollo de nuevas tecnologías que aumenta la competitividad del país.

Además, la negociación de tratados de libre comercio (TLC) y alianzas con otros países de la región y del mundo seguirían fortaleciendo la diversificación de las exportaciones. La firma de un acuerdo comercial con los miembros de Mercosur en 2017 le ha permitido al país acceder a uno de los mercados más grandes del continente; en 2023 este representó el 6% de las exportaciones. Asimismo, la conformación de la Alianza del Pacífico desde 2011 junto a México, Perú y Chile permite el intercambio de mercancías libre de aranceles.

Ecosistema

Por otra parte, consideran que el fenómeno del nearshoring ofrece la posibilidad de crear un ecosistema empresarial más cercano, promoviendo el comercio intrarregional en Latinoamérica, que, en los quince años más recientes, ha experimentado una desaceleración considerable. En 2023, el comercio intrarregional representaba solo el 14,3% del comercio total de América Latina y el Caribe, mientras que en Asia y Europa la participación del comercio intrarregional es de 54,2% y 67,1%, respectivamente. Esta disparidad revela una clara oportunidad para incrementar el intercambio comercial dentro de la región y sacar provecho de los factores geográficos, políticos y tecnológicos que están configurando las nuevas dinámicas comerciales, así como los acuerdos de libre comercio existentes.

Una mejora en el déficit comercial de un país como consecuencia de políticas proteccionistas solo se logra a costa de un detrimento en la producción, inversión e inflación. Se estima que, por cada 1% adicional en aranceles, las importaciones disminuyen 0,8% en el mediano plazo, por lo que las medidas arancelarias sí mejoran la balanza comercial del país que las impone. Sin embargo, ante el mismo arancel del 1% adicional, los precios de los bienes importados aumentan 0,5% y el PIB cae 0,2% en el país que impone la política.

Al aterrizar estas cifras al caso de la guerra comercial de 2018, EE. UU. sufrió una pérdida de bienestar equivalente a 4 puntos básicos del PIB, aunque las importaciones de las variedades afectadas disminuyeron 31,7%. En primer lugar, con las retaliaciones impuestas por países como China, se sacrificó cerca del 3,9% de las exportaciones estadounidenses.

Además, las medidas generaron pérdidas en ingresos reales de consumidores y empresas por 0,47% del PIB, mientras la inversión se contrajo entre 1% y 2%. En suma, es el mismo país que impone aranceles el que asume la mayor parte de las consecuencias.