SI BIEN los indicadores de cobertura educativa muestran mejoras, los de calidad no siguen la misma línea. Por lo menos así lo señala un estudio de ANIF al analizar el nivel de ingresos de los colombianos entre 2012 y 2022 y la incidencia que esto tiene sobre todo entre los jóvenes de entre 21 y 25 años en su formación para el mercado laboral actual.
Así el informe deja al descubierto que esta condición de ingresos no permite reducir las brechas entre la oferta y la demanda y lo que actualmente requieren las empresas en su desarrollo productivo.
De acuerdo con el análisis de la entidad financiera, si se revierte esta situación, “podría conducir a mejorar la tasa de desempleo a la vez que aumenta la remuneración del capital humano”.
En ese sentido, cabe estudiar: ¿qué ha pasado en Colombia en temas educativos?
Asegura que la relación entre el número de estudiantes matriculados en un nivel educativo que tienen la edad teórica para cursarlo y el total de la población correspondiente a esa misma edad, tuvo una variación de 4% entre 2012 y 2022, pasando de 84,2% al 88,3%.
Cobertura
Por su parte, la tasa de cobertura bruta, que es la relación entre el número de estudiantes matriculados en un nivel educativo respecto a la población en edad para cursar, se incrementó un poco más de 2%.
Al ver en detalle las cifras, los resultados sugieren que si bien la población en edad de cursar los niveles educativos ha disminuido (-8,5%), en concordancia con la reducción en las tasas de natalidad, los matriculados en edad teórica de cursar se reducen en menor proporción. Eso quiere decir que más estudiantes se están quedando “atrapados” en ciclos anteriores a los que deberían cursar, lo que refleja la baja calidad de las instituciones educativas del país, en línea con los niveles decrecientes de aprobación.
Otro indicador de la calidad educativa son las pruebas PISA, que evalúan estudiantes de 15 años de todo el mundo en áreas como matemáticas, lectura y ciencias. Colombia ha participado desde 2006. Al observar el puntaje promedio por prueba y comparar los estudiantes de la OCDE, Chile y Colombia, entre 2012 y 2022, se puede identificar que la prueba de matemáticas (altamente relacionada en la escogencia de carreras STEM) es la que mayores desafíos presenta, pues obtiene el peor resultado.
Diferencias
Además, con respecto al promedio de los resultados de la OCDE y Chile en lectura y ciencias, Colombia mantiene un rezago importante que no ha logrado cerrar. Con todo, si bien el país ha mejorado levemente en términos agregados, mantiene amplias diferencias con su referente regional y mundial.
Ese problema se acentúa si se tiene en cuenta el rendimiento escolar entre colegios públicos y privados a nivel nacional. Las Pruebas Saber 11, un instrumento de evaluación estándar que mide el rendimiento escolar de los estudiantes en su última etapa del colegio muestra una importante brecha entre el puntaje promedio de las sedes.
Indica el informe que desde el 2014 a la fecha se ha mantenido la misma tendencia y las instituciones privadas tienen un puntaje superior en casi 30 puntos con respecto a los estudiantes de instituciones públicas, escenario que empeoró luego de la pandemia.
Formación
“Ahora, tal como lo hemos mostrado, las diferencias en la calidad educativa nacen desde tempranas etapas del ciclo de la vida. Es por eso que el rol que asume la educación superior es trascendental para, al menos, intentar revertir esos efectos. En la misma ventana de tiempo (2012-2022) se observa que las tasas de cobertura en educación superior en Colombia han aumentado en diez años, pero prácticamente la mitad de los jóvenes en edad de estudiar no lo están haciendo. Sumado a eso, la formación en segmentos como la educación técnica y tecnológica, que son clave para lo que demanda el mercado laboral, cayeron en los últimos 10 años”, señala el reporte privado.
Sostienen los investigadores de ANIF, que “además, tal como lo contrastamos con los datos de ingreso mediano total y por rango de edad, pareciera que el avance en acceso de la última década no fuera suficiente para aumentar la productividad y con ello, mejorar las condiciones con las que se remunera el factor trabajo. Según los datos de la GEIH, algunos rangos de edad han tenido incrementos porcentuales de dos dígitos en el ingreso real desde el 2012 al 2022, pero parece poco en términos absolutos si se tiene en cuenta que el ingreso mediano en 2022 en las edades más productivas apenas llega a ser el salario mínimo de ese año ($ 1.000.000)”.
Política pública
Con base en la información expuesta, el informe considera que, para mejorar el nivel de ingreso de los jóvenes y con eso impulsar la economía del país se deben tener en cuenta algunos elementos que competen tanto al mercado laboral como al sistema educativo.
Por una parte, es preciso cerrar las brechas existentes en el sistema educativo colombiano en los primeros niveles. La diferencia entre colegios públicos y privados profundiza la desigualdad en etapas más tardías de la vida y compromete la productividad laboral. Por otra parte, si bien se ha transitado un camino positivo en términos de acceso y cobertura educativa en todos los niveles, ahora hay que enfocar los esfuerzos en mejorar la calidad.
Por otro lado, la tasa de desempleo colombiana también habla de la misma diferencia existente entre la oferta y la demanda de trabajo. En ese sentido, el estudio recomienda que se debe fortalecer la formación para el trabajo en sectores que requieren actualmente las empresas (por ejemplo, tecnología y sector de las TIC), aumentar la competencia en oferta de educación técnica y tecnológica e incentivar programas de corta duración.
Así mismo, se debe mejorar la formación para el trabajo de manera virtual, que ha demostrado reducir los costos directos e indirectos de la educación y es un mecanismo flexible y de fácil adaptabilidad.
Los investigadores señalan que “hay que crear mayores oportunidades para el ingreso de los jóvenes al primer empleo que, como mencionamos, son los más perjudicados en cuanto ingreso mediano se refiere. En el pasado se han implementado programas exitosos de incentivos tributarios para contratación joven que han arrojado resultados favorables, por lo que reforzar esos programas podría conducir a resultados positivos en términos de ingresos laborales”.
Crecimiento del PIB real
El informe sostiene que, en el curso de diez años, entre 2012 y 2022, el PIB real del país creció 36,8%. Una cifra que está por encima de varios países de la región, como Perú (34%), Chile (27%) o México (13%).
Ese dinamismo de la actividad económica se ha traducido en que el ingreso mediano de los colombianos ha aumentado 5,5% en el periodo de referencia. La distribución del ingreso muestra que, en diez años, ha habido una transición de las personas hacia un aumento ligero de su capacidad adquisitiva. Se podría decir que la clase media se ha engrosado en el país.
Si se analiza la evolución del ingreso mediano por rango de edad varias cosas saltan a la vista. Primero, que el crecimiento real de los ingresos en las etapas más productivas, entre los 30 y los 45 años, fue de, en promedio, el 8,9%. Segundo, que hubo un aumento significativo para el rango de los mayores de 65 años y tercero, y más importante, que los ingresos de los jóvenes de 21 a 25 años han caído en el curso de 10 años.