Debido al incremento en el precio de los alimentos, el ciclo de una inflación negativa que se presentó desde mayo de este año y que ya mostraban signos de deflación, parece haber llegado a su final en septiembre. Este dato, que se dará a conocer hoy en la noche, mostraría un comportamiento ligeramente positivo.
Los mercados prevén que el alza sería de 0,03%, pero que haría descender el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anual de 1,88% en agosto a 1,67% para la medición de septiembre.
Según los analistas del Bancolombia “la proyección contempla una variación positiva, pero inferior al promedio histórico, de la inflación básica o sin alimentos (0,02%). El comportamiento de este rubro habría seguido condicionado por dos fuerzas encontradas”.
“Para el efecto pronosticamos que durante septiembre, la inflación mensual habría sido moderada pero nuevamente positiva. Pero de todos modos será una cifra inferior a la que en promedio se ha registrado durante el mes en los últimos 10 años (0,14%) y también menor cuando se le contrasta con la estimación de los analistas económicos (0,11%)”, sostienen los expertos.
Aseguran que “nuestro pronóstico está sustentado en un incremento en los precios de los alimentos luego de tres meses, pero que en todo caso sería bajo. De acuerdo con la información recogida por el Sipsa en los centros de abasto, dicha canasta habría visto un aumento mensual de 0,03% (que corresponde al rango alcista de nuestra estimación), sobre lo que conviene anotar que los registros positivos se consolidaron en las últimas semanas del mes”.
Ciudades
Aseguran en su informe los analistas que por ciudades, el incremento más importante se habría presentado en Pereira, Armenia y Villavicencio, mientras que la contracción de los precios habría persistido en Cartagena, Pasto y Bogotá.
Además, de acuerdo con la información recopilada en la Capital, conviene mencionar que los productos que presionaron la variación al alza habrían sido el tomate, los huevos y otras frutas y hortalizas frescas. Entre tanto, la papa, el arroz, el pollo y la cebolla habrían moderado de forma contundente dicha variación.
Así mismo, la proyección está sustentada en una variación positiva, pero inferior al promedio histórico, de la inflación básica o sin alimentos (0,02%).
Los alivios
Argumentan los investigadores que “el comportamiento de este rubro habría seguido condicionado por dos fuerzas encontradas. Por un lado, la reversión de ciertos alivios, como la exención del IVA a los servicios de telefonía, ejercería nuevamente al alza el índice.
Además, se podrían sumar presiones por los costos adicionales en los que incurrieron los establecimientos de comercio y prestadores de otros servicios en el proceso de reapertura para cumplir con los protocolos de bioseguridad y medidas de distanciamiento”.
No obstante, estas presiones podrían haber encontrado un contra peso nuevamente en el ajuste a la baja de las tarifas de educación y de los servicios relacionados (alimentación y transporte), así como por el peso, en el resto de bienes y servicios, del contexto de contracción de la demanda y el elevado desempleo.
“De materializarse, nuestro escenario implica que la inflación anual descendería desde 1,88%, en agosto, a 1,67%. Dicho registro se constituiría como el más bajo en la historia (1,76% observado a finales de 2013). Tal lectura sería a su vez resultado de una corrección de la inflación de alimentos a 4,23% anual, y de una desaceleración de la inflación básica a 1,2%. En este sentido, el resultado sería consistente con la decisión reciente de la Junta Directiva de reducir la tasa de intervención a 1,75%”, aseguran los economistas de la entidad financiera.