¿Compra de Credit Suisse presagia más megafusiones? | El Nuevo Siglo
LA CRISIS de Crédit Suisse ocurrió en un contexto de fragilidad de ciertos actores estadounidenses con los que la entidad suiza no tenía ninguna relación. /AFP
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Viernes, 24 de Marzo de 2023
Redacción internacional con AFP

La compra de Credit Suisse por parte de UBS, otra institución helvética, rememora un periodo de grandes movimientos en el sector bancario, muchas veces originados en crisis aprovechadas por los gigantes de las finanzas para hacerse con entidades más frágiles.

Este matrimonio forzado "muestra una vez más que las grandes operaciones de fusión y de compra se producen principalmente cuando una de las entidades está en graves dificultades", señaló el analista de Scope Sam Theodore.

JPMorgan Chase compró el gigante de inversiones Bear Stearns y luego Washington Mutual en 2008. Ese mismo año, Bank of America se hizo con Merrill Lynch y en 2009 el francés BNP Paribas adquirió Fortis.

Estas grandes fusiones de la banca tuvieron como origen el colapso de las entidades que fueron absorbidas.

"¿Habrá una serie de fusiones bancarias en los próximos meses? Si la respuesta es sí, vamos a seguir teniendo un sistema bancario que sufre", afirmó Mathieu Gosselin, de la consultora Bartle.

Los periodos de crisis afectan las valoraciones bursátiles de los bancos y esto convierte a algunas entidades en objetivos de compradores oportunistas.

Pero también muestran las dificultades o la mala gestión de las entidades pequeñas, que durante una década fueron disimulados por las tasas bajas de los grandes bancos centrales, y el dinero barato que implican.

 

Ventajas

Gosselin señaló que el sector bancario está cada vez bajo una mayor presión. La combinación de experiencias y una amplitud geográfica variada "limita la exposición a un riesgo ligada a un mercado o un país específico", destacó Christian Heinis, asociado de la consultora Roland Berger.

Este riesgo específico fue uno de los flancos que contribuyeron al colapso de Silicon Valley Bank (SVB), que estaba muy expuesto al sector de la tecnología en California.

En la zona euro, la armonización de las reglas entre los distintos países es un factor que facilita las fusiones.

Esto hace que surjan viejos temores y polémicas como la fusión entre la italiana Unicredit y el francés Société Générale, o la operación entre BNP Paribas y el alemán Commerzbank.

Para Gosselin, uno de los frenos a las fusiones entre bancos es la pregunta "¿qué estoy comprando?", señaló a la AFP.

Al unirse dos bancos de países diferentes no siempre hay una sinergia.

 

Lecciones de la crisis

Un banco con una red de sucursales "es un negocio local", afirmó Heinis señalando que las ganancias generadas por la puesta en común de funciones administrativas o sistemas de información pueden estar limitadas por factores específicos como la fiscalidad o la reglamentación.

En los casos de las fusiones transfronterizas, el factor de la política también entra en juego, ya que muchas veces un gobierno puede vetar que una empresa clave como un banco pase a tener una bandera extranjera.

La fusión de dos bancos además hace que la entidad resultante sea aún más grande, algo no exento de riesgos, apuntó Eric Dor, director de estudios económicos de la escuela de negocios IESEG, con sede en Francia.

"La fusión entre UBS y Credit Suisse crea un gran banco global sistémico de un tamaño aún mayor, que las autoridades públicas se verían aún más obligadas a salvar en caso de problemas", destacó.

Para el experto, esto es "una forma de retroceso y de olvido de las lecciones de la crisis financiera".

 

Los rescates

De otro lado, la adquisición de Credit Suisse ha vuelto a poner de manifiesto la dificultad de rescatar a entidades financieras consideradas "sistémicas" cuando entran en crisis.

El anuncio de la compra durante el fin de semana no tranquilizó completamente a los mercados, evidenciando la gran vulnerabilidad del sistema financiero ante cualquier sacudida.

Credit Suisse formaba parte de los 30 grandes bancos sistémicos, también llamados "too big to fail" ("demasiado grandes para quebrar") según el Consejo de Estabilidad Financiera, organismo creado para supervisar las reformas internacionales del sistema financiero tras la bancarrota del banco estadounidense Lehman Brothers.

El francés BNP Paribas, el español Banco Santander, el británico Barclays, el alemán Deutsche Bank y el estadounidense JPMorgan también forman parte de esa lista.

Se trata de entidades con un tamaño y una anidación tales que su brusca desaparición tendría consecuencias devastadoras para el sistema financiero en su conjunto y, eventualmente, sobre la economía real, tanto para los hogares como para las empresas.

El problema, según Thierry Philipponnat, economista jefe de la ONG Finance Watch, es que "actualmente, todos los bancos se han convertido en sistémicos", lo que hace que las autoridades se vean obligadas a intervenir a la mínima sacudida.

Prueba de ello son las quiebras de bancos regionales las últimas semanas en Estados Unidos, que requirieron la actuación de los poderes públicos para evitar que el pánico se propagara.

¿Por qué es necesario intervenir con Credit Suisse? Desde hace dos años, el segundo banco suizo ha vivido de sonoros escándalos a reveses financieros y de forma repentina enfrentó dificultades para acceder a liquidez a precios razonables.

La quiebra de Silicon Valley Bank en Estados Unidos, por razones diferentes y específicas, reavivó los temores por el sector bancario en general.

Las declaraciones el miércoles del Saudi National Bank, primer accionista de Credit Suisse, de que no tenía ninguna intención de apoyar a la entidad suiza aumentando su capital, provocaron el pánico.

Aunque las reservas de la entidad no eran malas, la adquisición por parte de UBS tiene por objetivo "garantizar la confianza", según el presidente de la Confederación Helvética, Alain Berset, antes de que el descalabro financiero se convierta en una crisis de liquidez.

Según los diarios "Financial Times" y "Blick", los clientes del banco sacaron 10.000 millones de francos suizos en un solo día el pasado fin de semana.

Aunque la adquisición de Credit Suisse por parte del segundo banco suizo, fuertemente alentada por las autoridades, era "probablemente, la solución más evidente" en el corto plazo, en el largo plantea dudas.

"Crear bancos aún más grandes solo multiplica este fenómeno de riesgo", ya dirigentes e inversores saben que los rescatarán en todos los casos, según Philipponnaat, que evoca una "huida hacia adelante".

"No está claro que sea el modelo más eficaz en el medio y largo plazo", coincide Véronique Riches-Flores, economista del gabinete Riches-Flores.

Aunque Credit Suisse cumplía con el criterio de solvencia, al contrario que los bancos estadounidenses que quedaron fuera del radar regulador por su tamaño más modesto, Riches-Flores se muestra escéptica sobre el mensaje tranquilizador del Banco Central Europeo. Ella cree que cualquier "chispa puede crear rápidamente una sucesión de reacciones en cadena que nadie sabe cómo medir o anticipar".