Crecimiento del segundo trimestre sería del 2,3% | El Nuevo Siglo
Xinhua
Sábado, 10 de Agosto de 2019
Redacción Economía
Las previsiones del Producto Interno Bruto para este año siguen bajando ante la falta de fortalecimiento en la producción industrial y la caída de las exportaciones
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Los datos del crecimiento de la economía para el segundo trimestre de este año siguen siendo grises. A la cifra del 2,8% que estaba dentro de los presupuestos tanto del Gobierno como del sector privado, se le están añadiendo hechos que establecen ese crecimiento en 2,3%, con lo que se alejaría aún más un Producto Interno Bruto (PIB) del 3% para este año.

Los analistas del Bancolombia señalan que los indicadores líderes describen un crecimiento económico que habría cedido terreno en el segundo trimestre de 2019.

“El resultado más reciente de nuestro índice propietario de actividad productiva describe un crecimiento anual de 2,3% en el trimestre móvil con corte a julio. Además, los últimos resultados reafirmaron el dato preliminar de crecimiento durante el segundo trimestre, al señalar una expansión de solo 2,3% anual. Así pues, la actividad económica habría entrado en una fase transitoria de desaceleración, donde el efecto de cambio de mes de la Semana Santa habría empujado la producción trimestral a la baja”, señalan.

Sin duda las cifras menos favorables parten del mercado laboral y el sector externo. En el primer caso, persisten las señales de debilidad en la generación de puestos de trabajo a nivel urbano. El último dato de desempleo mejoró con motivo de una caída en la participación laboral superior a la de la tasa de ocupación.

Producción

“Entre tanto, los bajos precios de las materias primas y la menor producción de unos de nuestros productos de exportación tradicional llevaron a una fuerte desaceleración de las exportaciones que seguirá llevando a una apertura del déficit comercial y de la vulnerabilidad externa”, sostienen los analistas.

Indican que el consumo privado parece continuar avanzando con solidez. Las ventas de vehículos, la confianza empresarial, la producción manufacturera y las ventas minoristas continúan evidenciando resultados positivos. Así pues, a pesar de que la confianza del consumidor se mantiene en terreno pesimista, los demás datos soportar una evolución positiva del consumo de los hogares, más allá de su percepción coyuntural de la economía.

El consumo

De otro lado el segmento de consumo se ha configurado como el bastión del crecimiento de la cartera. Esta parte de la cartera de los establecimientos de crédito, que ha ganado fortaleza durante los últimos meses, mientras los segmentos comercial e hipotecario continúan cediendo terreno. Así pues, el crecimiento de la cartera de consumo es otro indicador relevante de que la demanda de los hogares ha mantenido su solidez, mientras la pérdida de ímpetu en el segmento hipotecario es una señal de la debilidad persistente en el mercado de vivienda.

Pero asimismo, el sólido crecimiento de la industria y el comercio no se traducen en una mejora sensible de la actividad productiva. Sostienen los investigadores que “según el Indicador de Seguimiento a la Economía de mayo, la actividad productiva creció 3,1% anual. Esta cifra se ubicó por debajo de nuestra expectativa de 3,6%. A pesar de que implica una aceleración del crecimiento económico tanto en comparación con el mes previo (2,1%) como con el periodo del 2018 (2,5%), es importante resaltar cómo este dato conlleva una expansión promedio de la economía en el trimestre móvil a mayo fue de solo un 2,3%”.

El comercio

En este mismo sentido, la actividad del comercio al por menor sorprendió positivamente las expectativas. Las ventas gozaron de una variación anual del 8,2%. Este resultado implicó una aceleración 2,4 puntos frente a mayo de 2018. Excepto uno de los segmentos (libros, papelería, periódicos, revistas y útiles escolares), en todos los demás hubo crecimiento de las ventas. Los que más aportaron fueron los alimentos y bebidas no alcohólicas (2 puntos), los vehículos (2 puntos) y los equipos de informática (0,9 puntos).

Cabe resaltar que el buen dinamismo de la venta de vehículos estaría relacionada con la compra de la nueva flota de buses del sistema de transporte público de Bogotá (Transmilenio).

La producción manufacturera recuperó momentum, luego de la contracción de abril. El sector creció 3,2% anual en la serie original. En su caso, el panorama intrasectorial es más amplio: 26 de los 39 subsectores vieron crecimiento de su producción. La fabricación de productos químicos (0,6 puntos), de productos minerales no metálicos (0,5) y de bebidas (0,5 puntos) fueron los que más aportaron a la expansión.

Entre tanto hubo una caída en la actividad de refinación de crudo (-0,2 puntos) por la menor actividad de Reficar durante ese mes por un paro programado de la producción. La evolución de la actividad productiva contrasta con los resultados positivos de estos sectores durante mayo (industria, comercio, minería). Así pues, las principales fuentes de debilidad habrían sido: el sector agrícola, por efectos adversos de las condiciones climáticas los cultivos; la construcción de vivienda, por la pasividad persistente de la demanda en los segmentos de mayor valor; y las actividades profesionales y administrativas, fruto del inicio del periodo de ley de garantías.

Confianza

Asimismo la confianza del consumidor cedió terreno en junio. El índice se ubicó en un balance de - 6,3%, tal que vio un retroceso mensual y anual de 1,3 puntos y 21,8 puntos. Mientras la percepción de condiciones actuales de la economía fue la que sufrió el mayor deterioro en la evolución mensual (-1,7 puntos), la contracción del subíndice de expectativas fue la dominante en la variación anual (-29,6 puntos).

En cualquier caso, los dos componentes se han orientado consistentemente a señalar esta baja en el sentimiento del consumidor en los últimos meses, tal que el ICC promedio móvil trimestral cayó a un balance de -7%. Este resultado se alinea con la estabilización del crecimiento económico que viene describiendo el segundo trimestre. Una de las claves está en los lentos resultados del mercado laboral. Además, los tropiezos en infraestructura vial y fenómenos climáticos, junto a las preocupaciones en torno a la estabilidad política y las discusiones que surgieron entre las diferentes instituciones públicas podrían explicar parte de la baja en expectativas de los hogares sobre el crecimiento económico en el corto plazo.

En contraste, el sentimiento de los empresarios mejoró en comparación a abril. En el caso del sector manufacturero, el ICI alcanzó un balance de 8,4%, su mayor nivel desde febrero de 2016. Esta cifra implicó un crecimiento tanto mensual (1,3 puntos) como anual (6 puntos). Además, la mejora mensual del subíndice de expectativas de producción (6,2 puntos) y la baja en el nivel de existencias, que sugiere un espacio para el fortalecimiento futuro de la producción, permite creer que la aceleración industrial esperada se podría empezar a hacer palpable de forma más consistente en el segundo semestre.

El Índice de Confianza Comercial se ubicó en un balance de 27,8%. En su caso, el resultado implicó una mejora mensual (1,5 puntos), pero un ligero deterioro en variación anual (2,9 puntos). Esta dinámica sería resultado de la continuidad del avance de las ventas a un ritmo superior al crecimiento promedio de la economía, pero ligeramente inferior al observado en 2018. El resultado fue liderado por un menor nivel de existencias, que señala a una dinámica positiva de las ventas reales durante el periodo.