Cuando el bolsillo de los colombianos no aguanta más impuestos | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Marzo de 2021

Siempre que se habla de una reforma tributaria, los expertos y analistas argumentan que hay necesidad de recaudar más impuestos y de acercar a los colombianos a las necesidades que tiene el Gobierno.

Sin embargo, esto nunca sucede, no porque los ciudadanos no quieran colaborar con el desarrollo del país, sino que esas reclamaciones y medidas macroeconómicas suben por una escalera y el usuario de a pie por otra.

Ese es el caso de Oscar Uribe, quien desde hace 25 años se dedica a la vigilancia privada de conjuntos residenciales al occidente de Bogotá y tiene un salario básico mínimo más un incremento por el trabajo los domingos y otros días festivos.

Para llegar a su trabajo todos los días antes de las seis de la mañana, debe salir del barrio Molinos, en la localidad de Ciudad Bolívar, a las cuatro y media de la mañana. En ese trasegar se acostumbró ver a sus hijos siempre a oscuras, cuando llega de su jornada a las ocho de la noche, o cuando sale de su casa en arriendo.

Con ese salario mínimo y lo que aporta su esposa María, apenas reúnen para pagar el arriendo de $680 mil por la pequeña casa que habitan con sus hijos y el resto del dinero lo emplean en alimentación, transporte, ropa y educación.

En esa situación, este trabajador de la seguridad vive sus días en aparente tranquilidad. Sin embargo, ahora que se habla de un incremento de impuestos, no puede dejar de pensar en cómo esto le va a afectar su situación de ingresos. Uribe no entiende de reformas ni del sistema impositivo ni mucho menos de la DIAN.


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La escasez

Lo que sí sabe es que el costo de vida le va a subir: “Yo no entiendo de reformas, sino de lo que el dinero me alcanza día a día y que cada vez es más escaso cuando tengo que hacer mercado cada ocho días. Allí es cuando me doy cuenta de cuánto ha subido la leche, los huevos, las verduras, la papa y lo que consumimos en mi hogar”, asegura el vigilante.

Uribe desconoce las argucias que hace el Gobierno para diseñar el cartapacio de impuestos y las medidas que deciden en el Congreso de la República, pero sí es consciente que más temprano que tarde lo van a afectar.

“Yo no sé por qué los doctores del Congreso y del Gobierno nos cargan tanto la mano a los pobres y ahora se habla que todos los alimentos van a tener un aumento, otro más, porque tenemos que pagar ese IVA del que tanto hablan”, asegura este ciudadano, quien desconoce lo que es ese impuesto, pero repite lo que han dicho por la radio: van a subir los alimentos porque les van a cargar más IVA.

Señala con amargura que “a los pobres a veces nos dan subsidios como cuando llegó la pandemia y por unos meses no nos cobraron el agua y la luz, pero luego se desquitaron y nos aumentaron las tarifas. Así seguimos jodidos, no tenemos más que seguir trabajando”.

Más al norte de la ciudad, Eliana Velásquez, una joven administradora de empresas que logró su título profesional hace dos años, tuvo que emplearse en un call center porque no le salió un trabajo en lo que estudió.

Su salario es de $1.600.000 y lo considera bueno porque apenas lleva trabajando seis meses en esta ocupación de atender llamadas del extranjero y comunicarse con usuarios de un banco todos los días.

Es soltera y vive con sus padres, pero en su hogar de estrato tres debe contribuir con los gastos de servicios y el pago del internet ahora que trabaja. Su mayor preocupación es lograr ahorrar para continuar con una especialización porque sabe que con un solo cartón pierde oportunidades de desarrollo.


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Los ahorros

Sin embargo, ahora sus compañeros de trabajo y en su casa, hablan de que el costo de vida se va a disparar, que va a tener que pagar más IVA y en su hogar se les va a subir el impuesto de renta por el patrimonio que tienen, una casa de estrato tres.

“Esa situación me llena de angustia, yo entiendo los impuestos, pero no las razones que tienen para aumentarlos todos los años. Es que mire, a pesar de que considero que gano un salario bueno, no puedo ahorrar más de $100 mil al mes, porque quiero hacer una especialización y ahora eso no lo puedo hacer”, sostiene la joven.

La cosa empeora al señalarle que con su sueldo ya va a tener que declarar renta porque quieren bajar la base desde $3.998.166 al mes a $1.500.000, como ya lo están proponiendo gremios como la Anif.

El argumento es que una de las recomendaciones de la Comisión Internacional de Expertos es aumentar la base de colombianos que pagan renta. Ante esto la Anif planteó que las personas con ingresos brutos mensuales entre $1.5 millones y $2,5 millones podrían declarar, pero no pagar, porque la tarifa sería de un 0%.

El presidente de Anif, Mauricio Santamaría, manifestó que a partir de $2.5 millones de ingresos mensuales hasta los $10 millones, se propone una estructura progresiva, con tarifas marginales bajas, que oscilan entre el 5% y el 15%.

Según Anif, el 80% del impuesto de renta recae sobre las personas jurídicas y el 20% sobre las naturales. Esa proporción es inversa a la de la mayoría de los países del mundo.

Pensiones

Otro argumento de los tributaristas, de los que no entiende nada Eliana ni el vigilante Uribe, es que de las cerca de 22 millones de personas ocupadas solo 3.4 millones declaran renta y aproximadamente 1.6 millones terminan pagando el impuesto.

En el centro de Bogotá, en los billares diagonales a la estación de Transmilenio de San Victorino, está el profesor Armando Villate, quien está pensionado hace 15 años y recibe cada mes $3.750.000. Desde hace ocho días no puede jugar tranquilo con sus amigos de partida porque supo en la televisión que iban a gravar las pensiones de los colombianos como él.

Eso no lo entiende. Trabajó 35 años en un colegio oficial como educador de matemáticas, es decir media vida, y ahora debe devolver parte de su pensión al Gobierno. “Eso es injusto cómo voy a tener que pagar impuestos si apenas lo que recibo me da para mantener la casa en que vivo con mi esposa, pagar los servicios y dejar algo para la jugarreta de billar”, sostiene al insistir en echarle matemáticas a lo que podría pagar al fisco si el Gobierno decide echarle mano y gravar las pensiones de más de tres salarios mínimos.

En ese tema, Villate sabe muy bien, que uno más uno no es dos sino tres porque se le van a multiplicar los gastos y va a obtener menos ingresos. Por eso dice “me va a tocar sacrificar el juego de billar, la única distracción que tengo con mis amigos profesores”.

Lo de Uribe, Eliana y Villate, es el mismo sacrificio que deberán hacer millones de colombianos con más impuestos…