Deuda mundial alcanzó nivel récord de US$226 billones | El Nuevo Siglo
EL ALTO endeudamiento global fue respaldado con créditos de largo plazo por parte del FMI. /AFP
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Miércoles, 15 de Diciembre de 2021
Redacción Economía

La deuda mundial alcanzó el año pasado el nivel récord de 226 billones de dólares, equivalente a 256% del PIB del planeta, por efecto de la pandemia, anunció el miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El alza se ubica así en 28% en un año, la mayor desde la Segunda Guerra Mundial.

"Los créditos asumidos por gobiernos representaron algo más de la mitad de este incremento", alcanzando un récord (99% del PIB mundial), mientras que "la deuda privada de las empresas no financieras y familias también alcanzó nuevos máximos", detallaron Vitor Gaspar y Paulo Medas, responsables de asuntos presupuestales del FMI, y Roberto Perrelli, economista del FMI, en un artículo de blog.

La deuda de los gobiernos responde por un 40% de este pasivo total en el mundo, "la parte más elevada desde mediados de los años 1960", detallan los autores del artículo.

La acumulación de esta deuda pública es la consecuencia directa de dos crisis económicas mayores: la crisis financiera mundial de 2008 y la pandemia de coronavirus.

En 2020 "el fuerte aumento de la deuda se justificó por la necesidad de proteger la vida de las personas, de preservar los empleos y evitar una ola de quiebras", destacaron los especialistas. "Si los gobiernos no hubieran actuado, las consecuencias sociales y económicas habrían sido devastadoras", concluyen.

Pero también observan que este nivel de endeudamiento amplifica las vulnerabilidades, en un contexto que se espera menos favorable en el futuro, con subidas de tasas de interés en un marco de fuerte inflación.


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Limitaciones

"Los niveles elevados de endeudamiento limitan, en la mayoría de los casos, la capacidad de los gobiernos de sostener la reactivación y la capacidad del sector privado de invertir a mediano plazo", añade el Fondo.

2022: un panorama más difícil para la deuda

Señala el organismo que, desde el comienzo de la pandemia, los países de bajo ingreso se han beneficiado de algunas medidas atenuantes. Las políticas nacionales, junto con las bajas tasas de interés en las economías avanzadas, mitigaron el impacto financiero de la crisis en sus economías.

El G-20 lanzó la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (ISSD) para hacer una pausa provisional en los pagos de deuda oficial a los países más pobres, seguida de un Marco Común para ayudarlos a reestructurar la deuda y lidiar con los problemas de insolvencia y los dilatados problemas de liquidez.

La comunidad internacional también amplió el respaldo financiero, incluidos históricos préstamos de emergencia del FMI y una asignación de derechos especiales de giro (DEG), por US$650 mil millones, de los que US$21 mil millones se asignaron directamente a países de bajo ingreso. Los líderes del G-20 se comprometieron a respaldar a los países de bajo ingreso con représtamos de sus DEG por un equivalente de US$100 mil millones para ampliar significativamente su impacto.

Condiciones

Indudablemente, teniendo en cuenta el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales que se avecina, 2022 será mucho más duro. La ISSD vence a finales de este año, lo cual obligará a los países participantes a reanudar los pagos del servicio de la deuda. Los países tendrán que hacer una transición a programas sólidos y, para los de bajo ingreso que necesitan un tratamiento de la deuda integral, el Marco Común será crítico para movilizar el financiamiento del FMI.

El Marco Común busca lidiar con problemas de insolvencia y dilatados problemas de liquidez, junto con la implementación de un programa de reformas respaldado por el FMI. Los acreedores oficiales del G-20 -tanto los acreedores tradicionales del “Club de París” como Francia y Estados Unidos, y los acreedores nuevos, como China e India, que superaron al Club de París como prestamistas durante la última década- convinieron en suministrar un alivio de la deuda congruente con la capacidad de pago del deudor y la preservación de las necesidades de gasto esenciales.

El Marco Común requiere la participación de los acreedores privados en condiciones comparables para superar los retos de la acción colectiva y velar por una distribución equitativa de la carga.