Economía necesita un 'estartazo' ahora | El Nuevo Siglo
La recuperación de la industria es fundamental para elevar el crecimiento este año, de acuerdo con el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal. / Archivo
Viernes, 16 de Febrero de 2024
Redacción Economía

El débil crecimiento del producto interno bruto del 2023 sorprendió a todos: analistas, gremios, Gobierno y expertos. Nadie esperaba un resultado de 0,6%, cuando el promedio pronosticaba entre 0,9% y 1,5%, como fue la cifra del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, en otro ‘yerro’ de sus cálculos.

Cuando ya han transcurrido varias horas de esa noticia negativa para la economía y con la que tanto el sector privado como el público pierden, hoy todas las voces indican que se requiere ya de un arranque o 'estartazo' para emprender el rumbo de la reactivación.

De acuerdo con los analistas y dirigentes consultados por EL NUEVO SIGLO, la tarea es ahora y no da espera y la primera acción que reclaman los mercados es que el Gobierno debe ser autocrítico y reconocer que de la mano del ministro Bonilla, son más los errores que los aciertos en el manejo de la política macroeconómica, pero que este es el momento para revisar lo que está mal y aceptar la mano tendida del sector privado para trabajar en conjunto y rescatar la economía.

Para adelante

Para el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, “continuamos con los mismos problemas del año pasado. No hay un cambio a comienzos de 2024, la tendencia de desaceleración es clara y en los sectores más generadores de empleo, como la industria, el comercio y la construcción”.

¿Y eso por qué se presentó? Cabal dice que “básicamente hay menos capacidad de consumo, producto del impacto de la reforma tributaria del año 2022, que surtió un efecto negativo y los asalariados, los trabajadores y los colombianos tienen que dedicar más dinero a pagar impuestos y obviamente eso les quita recursos para poder demandar y para poder comprar”.

Y sostiene el dirigente que “la otra razón, obviamente las altas tasas de interés, que aunque ya comenzó a reducirlas el Banco de la República, aún no es suficiente para que de una manera significativa baje el costo de las tarjetas de crédito y se estimule nuevamente el consumo”.

El otro diagnóstico del dirigente de los comerciantes es que “particularmente en el comercio y en general en la economía, nos enfrentamos a dificultades como las que hemos visto, que no dan un buen pronóstico hacia el futuro, como la baja ejecución del gasto público del Gobierno, y por ejemplo la situación que se ha presentado con los presupuestos que se deberían invertir especialmente en infraestructura, lo cual hace que como está pintando este arranque de año no sea bueno”.

¿Solo anuncios?

Otro factor para Cabal son los anuncios del Gobierno, que se han quedado en eso, pero sin medidas concretas: “Hemos lamentado y hemos considerado muy negativo que el Gobierno no haya liderado hasta el momento un plan de reactivación y de choque para la economía, concertado con los sectores productivos, para que de alguna manera apunten a mejorar el crecimiento. Fíjense que el Banco de la República bajó el pronóstico de crecimiento y de la inflación”.

El presidente de Fenalco le propone una carta salvadora al Gobierno: “Debe haber una reflexión y un trabajo de equipo con el sector privado que está representado en los gremios, todo eso está golpeando la percepción que tienen los inversionistas acerca de querer entrar a colocar sus recursos en la economía”.

Y por último le lanza un dardo al Congreso: “Varios de los congresistas, lamentablemente, salen a sus regiones cuando van a buscar los votos y buscando burocracia. Le dan la espalda al país, no interpretan lo que quieren en las regiones con sus necesidades, como pasó con las elecciones de octubre. No interpretan la realidad de las necesidades colectivas del país y adoptan posiciones de conveniencia personal, bien sea burocrática o bien sea de contratación. Por eso esperamos que la responsabilidad del Congreso no sea inferior a las necesidades del país”.

Salir del estancamiento

Por su parte, el exministro de Hacienda José Manuel Restrepo dijo que “con respecto al crecimiento económico, lo que yo puedo decir es que el resultado es pobrísimo, es un resultado peor del que había previsto la totalidad de los analistas, demuestra que la desaceleración está en marcha, pero que está siendo más profunda de lo que se había inicialmente planificado, demuestra que si bien Colombia no ha entrado en recesión, va a entrar”.

Sostiene que la economía “se encuentra en un estado de estancamiento muy profundo que está afectando a sectores claves para generar empleo, como el comercio, la industria, la vivienda, en buena medida y en algunos de estos casos como resultado de decisiones de política pública erróneas, como por ejemplo los cambios que se hicieron en la forma como se asignan los subsidios de vivienda de interés social”.

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A todas estas, el exministro y rector de la universidad EIA de Medellín dice que “como almendrón del problema, el grueso de la explicación de por qué está tan bajo está el crecimiento, es por: primero por una capacidad de inversión pública muy limitada, por la baja capacidad de ejecución y por problemas como los que vivimos recientemente en el decreto de liquidación del presupuesto del 2024, que enrarecen la inversión pública, pero sobre todo porque la inversión privada lleva cuatro trimestres en terreno negativo, el primer trimestre del año pasado cayendo el 10%, el segundo trimestre el 27%, el  tercer trimestre cayendo el 34% y el cuarto trimestre cayendo el 27%”.

Prender los motores

¿Qué se necesita?, le pregunta EL NUEVO SIGLO al exministro: “Se necesita urgentemente prender los motores del crecimiento, como el comercio exterior, que la política de reindustrialización funcione para activar la industria, que se genere una política también para activar todo ese tema de economía popular, que no está generando resultados; que haya un esfuerzo también adicional para enviar mensajes de claridad y de tranquilidad a los empresarios”.

A estas alturas, Restrepo sorprende por otra solución: “Ojalá incluso que se realicen la totalidad de las reformas que en este momento se debaten en el Congreso y se construyeran con más consenso con el sector empresarial, que haya verdaderamente un trabajo mancomunado entre el sector público y el sector privado para sacar adelante la economía, que haya mensajes de expectativas positivas y no negativas. En la medida en que eso se logre, podríamos recuperar la economía”.

Además, el exministro también señala otro problema: “Esto no excluye una preocupación para el 2024, y es que las finanzas públicas están en el filo de la navaja, en el filo del abismo del incumplimiento de la regla fiscal, por cuanto se está aumentando excesivamente el gasto primario tanto en el 2023 como en el 2024, al nivel que hoy el gasto primario de este año es casi similar al de un año de pandemia. El recaudo del 2023 cayó y se declararon inexequibles varios artículos en la última reforma tributaria que generaron menos ingresos y finalmente se incluyeron en el presupuesto de este año unos ingresos que no se iban a realizar, que no se iban a lograr, como los de arbitramento de litigios, donde nunca se avanzó en la regulación legal para ese propósito”.

Inflación e intereses

Por otro lado, desde el sector privado, los investigadores del Bancolombia hicieron este análisis sobre la situación de la economía colombiana: “Lo registrado en el 2023 se trata de una economía más afectada de lo esperado, lo que sienta una base retadora para el 2024. Como lo hemos mencionado antes, esta fase desafiante era previsible y necesaria para facilitar la convergencia de la inflación a su objetivo en el menor tiempo posible”.

Aseguran, incluso, que “en este contexto es razonable que el Gobierno haga uso de los recursos adicionales de los que dispondrá en 2024, gracias al elevado Presupuesto de la Nación, de forma tal que impulse la recuperación del rubro de inversión en particular, con iniciativas que tengan un gran alcance y fortalezcan la economía del país de cara al inicio de un proceso de recuperación organizada, una vez continúe el proceso de recortes de la tasa de interés del Emisor”.

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Ante esta situación, los expertos del Bancolombia, sostienen que con la cifra de 2023 “se refuerza el mensaje de Standard And Poor’s en el comunicado de enero en el que redujeron la perspectiva de la calificación crediticia de Colombia a negativa: la inversión ha perdido mucha participación sobre el tamaño de la economía y eso afectará el crecimiento potencial. En palabras sencillas, un país que no invierte hoy, es un país que tendrá dificultades para crecer en el futuro, lo que fundamenta nuestro llamado a que en esta coyuntura es más importante que nunca una buena focalización del gasto público de inversión”.

Y desde luego los analistas piden lo mismo que otros: “este resultado se alinea con el comportamiento reciente de la inflación y sienta las bases para que la Junta del Banco de la República acelere el ritmo de recortes en marzo. Así pues, reafirmamos nuestra expectativa de que desde la próxima reunión con toma de decisión el balance de determinantes permitirá que Emisor acelere a 50 puntos básicos el ritmo de reducción de su tipo de interés de política, lo que a su vez se traducirá en que la tasa de interés también empiece a bajar. Es decir, desde marzo la postura de política monetaria empezará a tornarse menos contractiva, aunque no regresaría a terreno neutral sino en 2025, y será uno de los elementos que permitan que avance el proceso de recuperación económica durante el segundo semestre del año”.

Y como colofón, los analistas advierten: “las consecuencias negativas, aunque dentro de lo previsto, de este marcado debilitamiento de la economía, se deberían traducir en un mayor deterioro del mercado laboral durante 2024”.

Los retos fiscales

A su turno, el jefe de investigaciones económicas de la firma Credicorp, Daniel Velandia, señala sobre el resultado del PIB que “es importante destacar que la marcada diferencia entre la cifra anual observada y la esperada por el consenso puede atribuirse a una revisión a la baja de los datos del PIB de los trimestres anteriores. En consecuencia, se evitó una recesión técnica por un estrecho margen”.

Sin embargo, puntualiza en su análisis: “más allá de la sorpresa del mercado, este resultado representa un reto importante para los responsables de la política económica. En el frente fiscal, el crecimiento del PIB de 2023, menor de lo esperado, significa una base más baja para las expectativas de ingresos fiscales de este año. Además, la fuerte caída de la inversión afectará las expectativas de crecimiento del PIB para 2024, lo que repercutirá en métricas fiscales clave. En cuanto a la política monetaria, este choque mantendrá vigente el debate sobre el nivel restrictivo de la tasa de política monetaria real. De hecho, con estos resultados seguimos pensando que están dadas las condiciones para recortes de tipos más rápidos a partir de marzo de 2024”.

Pero aprovechando la pobre cifra del PIB del 2023, Velandia dice: “Estamos ajustando nuestra estimación de crecimiento del PIB para 2024 al 1.1%, por debajo de nuestra estimación anterior del 1.7%. Cabe destacar que el grueso de esta revisión se debe a la fuerte revisión de los datos del PIB de 2023 presentados por el DANE. De cara al futuro, esperamos que el crecimiento económico de este año sea impulsado por el gasto público y que el consumo privado registre un mejor desempeño en el segundo semestre en medio de una menor inflación y tasas de interés. Si bien la inversión puede beneficiarse de una comparación de base estadística favorable, una perspectiva regulatoria más clara será fundamental para una recuperación más rápida en esta área”.

Pero asimismo da  una luz: “Los datos del PIB de 2023 imponen un desafío importante para las autoridades económicas. En el frente fiscal, el crecimiento del PIB de 2023, menor de lo esperado, significa una base más baja para las expectativas de ingresos tributarios de este año, lo que agrega interrogantes al saldo fiscal presentado por el gobierno central recientemente. Además, la fuerte caída de la inversión afectará las expectativas de crecimiento del PIB para 2024, afectando a métricas fiscales clave como la deuda sobre PIB o el déficit fiscal sobre el PIB. En cuanto a la política monetaria, este choque mantendrá el debate sobre el exigente nivel de la tasa real”.

 

Velocidad de recuperación

En este sentido, Mauricio Hernández-Monsalve, economista del Bbva Research, sostuvo que “en el segundo semestre del 2023 se tuvo la mayor desaceleración, si bien las señales de moderación de la actividad ya se notaban desde mediados de 2022 y al inicio de 2023. En efecto, aunque la economía se comportó de más a menos a lo largo del año pasado, su arranque ya fue inferior a la dinámica que había reportado varios trimestres atrás”.

Mirando el retrovisor, manifiesta: “Con respecto a ciclos anteriores de desaceleración económica (por ejemplo, 2009 y 2015), la principal diferencia es que esta vez el sector de la construcción no tuvo el papel contracíclico de esos momentos. Por sectores, los relacionados con servicios (entretenimiento, turismo, restaurantes, inmobiliario) tuvieron un mejor comportamiento que las ramas de actividad conexas a la producción, comercio y transporte de bienes (industria, construcción, comercio, transporte)”.

Asegura que a la economía hay que aplicarle velocidad: “Bbva Research espera que el crecimiento de 2024 también se dé a dos velocidades, como en 2023. Sin embargo, la diferencia principal será que este año será de menos a más. El primer semestre será similar al cierre de 2023, especialmente en los rubros de consumo e inversión privada. El segundo semestre, gracias a las mejores condiciones financieras de la economía, que impulsará la confianza, tendrá una recuperación más consistente”.

 

Repunte del crecimiento

Fue tal la magnitud del repunte en 2021 y 2022, que la actividad productiva superó el nivel que habría tenido si hubiera mantenido la tendencia de crecimiento que registraba antes de la llegada del covid-19.

En la década prepandemia, la economía colombiana creció en promedio 3,7% anual, en un contexto de relativa estabilidad de la inflación y las tasas de interés, en el que además el país logró la calificación de grado de inversión y tuvo condiciones favorables para la inversión privada, especialmente en sectores como la construcción de infraestructura y el minero-energético.

La recuperación económica de 2021 y 2022 estuvo impulsada principalmente por el consumo de los hogares, mientras que la inversión no ha logrado todavía recuperar sus niveles prepandemia.

De acuerdo con el FMI, Colombia crecería 3,2% por año durante el periodo 2024-2028, por debajo del promedio de 3,7% anual en la década prepandemia; esta tendencia es contraria a la que se espera en América Latina.