El petróleo subió levemente al atenuarse los temores a interrupciones del suministro a través del Mar Rojo, mientras que el gas natural europeo terminó 2023 con una fuerte caída.
El barril Brent del Mar del Norte para entrega en marzo, en su primer día como contrato de referencia, bajó 0,14% a 77,04 dólares.
Su equivalente estadounidense, el West Texas Intermediate (WTI), para entrega en febrero, cedió 0,16% a 71,65 dólares.
Ambas referencias mundiales del crudo cerraron el año con una caída de casi 10%.
"La persistente amenaza de una prolongación del conflicto en Oriente Medio obliga a los mercados petroleros a seguir vigilantes ante los riesgos de suministro", comentó Han Tan, analista de Exinity.
La débil reacción del mercado se debe a que la "prima de riesgo geopolítico" ya se ha "incorporado a los precios", explicó.
Los esfuerzos de la OPEP+ (Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados) por reducir la producción, y las tensiones geopolíticas "fueron sorprendentemente ineficaces para estimular el apetito por el petróleo este año", dijo Ipek Ozkardeskaya, analista de Swissquote.
Los precios se dispararon cuando el movimiento islamista palestino Hamás lanzó una ofensiva contra Israel el 7 de octubre y el mercado empezó a temer interrupciones del suministro.
Aunque el ataque no tuvo repercusiones inmediatas en el equilibrio entre la oferta y la demanda de petróleo, suscitó fuertes temores, en particular sobre la posible implicación de Irán en el conflicto.
El mercado se apresuró a considerar que la guerra no debía extenderse a los países vecinos, grandes productores y exportadores de petróleo. Y aunque la OPEP+ lleva meses reduciendo su producción de petróleo, con recortes voluntarios por parte de algunos miembros, los precios del crudo han retrocedido.
La estrategia de la Opep+ funcionó durante un tiempo, pero luego empezó a debilitarse.
El Brent llegó a acercarse a los 100 dólares el barril a finales de septiembre, impulsado por el temor a una importante escasez de oferta en el mercado a finales de año.
Desde entonces, los precios han caído bruscamente, ya que la pérdida de poder del grupo y los desacuerdos entre sus miembros han dejado a los inversores más escépticos.
La OPEP y sus socios controlan ahora algo más de la mitad de la producción mundial de crudo (50 millones de barriles diarios), según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía, la cuota más baja desde la creación de la OPEP+ en 2016.