Francia “no está preparada” para ratificar TLC UE-Mercosur | El Nuevo Siglo
Xinhua
Martes, 2 de Julio de 2019
Agencia Anadolu
"Vamos a mirarlo con detalle y, en función, decidiremos", dijo la portavoz del gobierno francés, Sibeth Ndiaye

 

Francia no está preparada, por ahora, para ratificar el acuerdo de libre comercio firmado el sábado pasado entre la Unión Europea (UE) y los países del Mercado Común del Sur (Mercosur).

"Vamos a mirarlo con detalle y, en función, decidiremos. Por el momento, Francia no está lista para ratificar el tratado”, dijo la portavoz del gobierno francés, Sibeth Ndiaye, en una entrevista con la cadena de noticias BFM.

Ndiaye también advirtió que tal como se hizo en las negociaciones del acuerdo entre la UE y Canadá (llamado CETA), la nación europea pedirá garantías a los países del bloque suramericano. Francia teme que su sector agrícola se vea afectado.

Lo que decíamos del CETA hace cinco años no es lo mismo que decimos hoy, porque el CETA de hace cinco años no es el de hoy. Hay unas garantías que hemos obtenido en las conversaciones con el gobierno canadiense", agregó la portavoz.

Las negociaciones para este acuerdo, el mayor firmado por los dos bloques, concluyeron a finales de la semana pasada después de 20 años.

Según cifras oficiales, le UE es el segundo socio comercial de Mercosur y el primero en materia de inversiones. El bloque suramericano, por su parte, es el octavo principal socio comercial extrarregional de la UE.

La Asociación Estratégica entre Mercosur y la Unión Europea implica la integración de un mercado de 800 millones de habitantes, casi una cuarta parte del PBI mundial, y con más de USD 100.000 millones de comercio bilateral de bienes y servicios.

La UE es el primer inversor global, con un stock de inversiones supera el 30% del total mundial. Importa el 17% del total de las compras mundiales de bienes y servicios y representa el 20% del producto de la economía internacional.

El Mercosur está formado por Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.

El acuerdo aún debe ser aprobado por los Estados miembros y el Parlamento Europeo, y llega en medio del fuerte proteccionismo económico que ha impulsado el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos.