Los ingresos por remesas de $22 billones que están enviando los colombianos que trabajan en el exterior a sus familiares, están superando con creces los recursos que entran al país con cualquiera de los productos de exportación, incluyendo el petróleo.
Los ingresos externos han sido un gran determinante de los ciclos económicos en Colombia. De hecho, el impulso que en su momento produjeron bonanzas de productos como el café y el petróleo hoy en día lo están generando las remesas.
La cantidad de dineros que actualmente ingresan en un año como transferencias corrientes para los hogares colombianos son más recursos netos, se han convertido en una de las fuentes más importantes para el crecimiento de la economía.
Esas remesas también equivalen al 40% de los pagos anuales de pensiones en Colombia y son 1,4 veces la inversión que proyecta hacer Ecopetrol en 2020. Además, como consecuencia de su rápido avance, en apenas cinco años han casi duplicado su participación sobre el PIB, hasta más del 2%.
Con estas cifras, no es sorprendente que las remesas sean una de las principales razones por las que nuestra economía esté creciendo por encima del promedio de la región.
El consumo
De acuerdo con los analistas del Bancolombia, “con la información que contamos sobre los patrones de gasto de los hogares que reciben remesas, calculamos sin este ingreso el crecimiento económico del año terminado en septiembre no habría sido de 3%, sino de 2,3%. Un nivel de contribución tan alto como el que acabamos de mencionar se debe a que las remesas son un detonante inmediato y potente del consumo de los hogares, que representa en este momento más del 70% del gasto agregado de la economía”.
En efecto, si se compara el diferencial tres años entre la tasa de crecimiento del consumo (3,2%) y el PIB (2,3%) en los últimos tres años, encontramos que cerca del 40% del mismo ha sido explicado por las remesas. El fundamento detrás de este comportamiento estaría en que la mayor parte de las remesas giradas a Colombia terminan siendo usadas para gastos de sostenimiento de las familias receptoras.
Por su parte, las remesas son una pieza clave del rompecabezas del mercado laboral como se ha presenciado en 2019. “Consideramos que la presencia de un ingreso por remesas eleva los salarios de reserva (el monto por el que un individuo del hogar está dispuesto a aceptar puestos de trabajo) y, por esta vía, reduce la participación laboral y presiona al alza el desempleo”, señalan los analistas.
Viento de cola
A diferencia de lo que podría esperarse con una economía mundial que no ha tenido su mejor desempeño, detrás del dinamismo económico de Colombia en 2019 hay un viento de cola global muy evidente: el flujo de remesas. Su avance inusitado no solo ayuda a entender lo que ha pasado en los últimos trimestres, sino que también es uno de los factores que seguirá impulsando el gasto privado, y por esta vía el crecimiento del PIB en 2020.
“Curiosamente, esto implica que la suerte de nuestra economía el próximo año dependerá, en un grado no despreciable, de que el mercado laboral de EE.UU siga exhibiendo la solidez de la que ha hecho gala en los últimos años, y que el nivel de tasa de cambio permita que los dólares que envían nuestros conciudadanos al país continúen convirtiéndose en un ingreso nominal en pesos significativo. Esta relación positiva entre depreciación y capacidad de compra de los consumidores hubiera parecido completamente insospechada hace apenas unos años”, aseguran los expertos del Bancolombia.