Fabiola Roa es una contadora pública oriunda de San Cristóbal, estado Táchira en Venezuela; tiene 38 años y lleva 5 en Sabaneta, Antioquia. Esta madre cabeza de hogar llegó desde su país natal acompañada de sus hermanos y su hijo con la idea de salir adelante. Desde allá se preparó en el oficio de la panadería y repostería, como una segunda opción de vida en caso de no poder ejercer su carrera en Colombia. Y esa decisión fue fundamental para cambiarle la vida…
“Llegamos a un municipio muy acogedor, que ha sido superreceptivo tanto con nosotros como migrantes, como con nuestro emprendimiento empresarial: Brioche - Panes Artesanos. Escogimos un nombre original, que no fuera común en Colombia. Hay varios tipos de masa en panadería, sobre todo las francesas, el brioche, por eso resultó el nombre, es un tipo de masa francesa”.
Pero a esta situación llegó luego de golpear puertas hasta que en el camino se le atravesó la ONG Emprendimientos Productivos para la Paz. “Fue una luz en el camino”, dice Fabiola, quien no duda en decirlo. Conoció acerca de su existencia a través de un grupo de venezolanos que ya tenían tiempo en Colombia y le hablaron cómo esa organización invitaba al venezolano emprendedor a participar en el mercado colombiano, para tener oportunidades de crecimiento, no tanto con el suministro de un empleo, sino de ideas para construir su propio negocio.
Formación
“Participé en una de estas charlas, a la que nos invitaron vía Instagram. Nos llamó mucho la atención porque tuvimos la oportunidad de involucrarnos como migrantes y como emprendedores. Pensamos que podríamos aportarle a la economía en Colombia y así ha sido”, sostiene la empresaria, mientras hace memoria sobre cómo su emprendimiento fue tomando forma.
Fabiola ha visto el crecimiento de su negocio en los últimos dos años. Afirma que ha recibido “apoyo psicológico, en estructura financiera y costos”.
A los migrantes venezolanos, colombianos retornados y comunidades de acogida, quienes han llegado a Colombia para buscar oportunidades que están marcando la diferencia y contribuyendo al desarrollo económico del país, esta ONG los ha acompañado para que alcancen sus sueños por medio de formación especializada, acompañamiento psicosocial y acceso a servicios financieros en condiciones especiales.
“El acompañamiento para uno es muy importante ya que, por ser desconocido en esta tierra, es difícil sentirse acompañado en estos procesos”, afirma la emprendedora venezolana.
“Participé en las asesorías. Gracias al estudio completo que hicieron los asesores de mi negocio, fui una de las personas que corrieron con suerte para que se abrieran las puertas en la parte financiera con Bancamía”, recuerda además con alegría Fabiola.
Respaldo
Con los primeros recursos que recibió compró su primera máquina digital de café expreso, con lo que desde un comienzo les pudo ofrecer a sus clientes distintos tipos de café, como capuchino, americano, latte. También pudo adquirir para su emprendimiento un horno panadero, una nevera para el área de producción, bolsas de papel para empacar y materia prima como harinas, aceites, grasas, hojaldrina y rellenos como arequipe, guayaba, jamones y quesos.
Esta empresaria, que hoy ve el fruto de sus esfuerzos, dice: “Tengo dos productos insignia que se venden todos los días sin necesidad de hacerles publicidad. La canilla, que es un tipo de pan rústico artesanal tipo baguette o francés, y el cachito, un pan muy famoso en Venezuela porque era lo que normalmente el venezolano consumía para su desayuno. Es masa brioche rellena de jamón”.
Para ella, además de los sabaneteños, los clientes de su panadería son venezolanos radicados en Antioquia que buscan satisfacer la añoranza de los sabores de su origen.
“El venezolano es muy panadero. El cachito era prácticamente, como dicen, el pan de cada día para nosotros. Los lleva a sus orígenes, a sus recuerdos. Hay mucha gente que viene a mi panadería y prácticamente casi llora”, sostiene con orgullo.
La alegría de Fabiola al ver a su Brioche - Panes Artesanos próspero, se dibuja en su rostro cada vez que responde a las preguntas sobre el camino que la llevó a verlo crecer. Esa misma sensación de bienestar quiere que la repliquen muchos de sus connacionales que sabe tienen todo el potencial para hacerlo, les basta con ir más allá de sus temores y atreverse a emprender, sugiere.
“Hay que estar seguro de sus habilidades, sus conocimientos, no ponerlo en duda. A los venezolanos que están emprendiendo siempre les recomiendo la organización que me respaldó, tienen asesores de primera línea, siempre están pendientes del mínimo detalle para que su emprendimiento surja y progrese. Allí conocí gente maravillosa, mis asesores me aliviaron el camino para no cometer tantos errores”, sostiene Fabiola Roa.
Crecimiento personal
En sus respuestas a EL NUEVO SIGLO, sobre cómo ha mejorado su economía personal y empresarial gracias a su emprendimiento, Fabiola Roa sostiene que “a mi emprendimiento debo todo mi crecimiento económico y profesional. Se ha ido convirtiendo en dinamizador de nuestra economía tanto doméstica como empresarial. Después de tres años en Colombia con mi negocio, he aprendido muchísimas cosas. He visto una evolución de mi negocio. Empezó con algo muy desde casa, a tener ya dos locales propios ubicados en Sabaneta y con una afluencia de clientes muy motivadora día tras día. Considero hoy en día que soy una mamá soltera emprendedora y financieramente estable o con libertad financiera. El tiempo que no estoy en el negocio, trato de dedicárselo a mi hijo. Con los recursos, por medio del negocio, podemos disfrutar de nuestro tiempo en familia”.
Sobre la actividad económica que desarrolla, sostiene que “en nuestra actividad económica nos hemos visto en la necesidad de tener mucho ingenio, mucha creatividad para poder ofrecer nuestros productos. Que cada día sean con una calidad excepcional para que nuestros clientes queden satisfechos al consumirlos y quieran visitarnos en nuestra tienda. Prestamos el mejor servicio, nuestro lema en Brioche - Panes Artesanos es: ¡Que nuestros clientes regresen! Queremos que queden contentos al probar nuestra panadería artesanal venezolana. Queremos crear un vínculo con nuestros clientes también para que se familiaricen y conozcan nuestra cultura venezolana. Quisimos traer nuestras raíces a este país, incursionar en el mercado sabaneteño y hemos visto que ha habido una evolución y una aceptación de nuestros productos”.
Empleo y exportaciones
Respecto al apoyo y la generación de empleo que ahora proporciona, la empresaria dice que “en nuestro negocio tenemos la prioridad de ayudar o dar empleo a los migrantes venezolanos para poder fortalecer también la economía de sus familias. Sabemos las necesidades de los migrantes al estar en una condición de desempleo en otro país”.
Dentro de los objetivos inmediatos que tiene la emprendedora está el comenzar a exportar sus productos a Venezuela. “Está en mente, está en proyección poder llegar a exportar. Por supuesto tendría una gama de productos, los más famosos de nuestra tierra: el cachito, el pan de jamón, la canilla o baguette, las quesadillas, que son muy autóctonas de la tierra de los Andes en Venezuela; el golfeado, un pan para tardear o pan dulce superfamoso”, señala la empresaria.