Como cada año ya comenzó el debate sobre cómo debería ser el incremento del salario mínimo para 2020. Estas discusiones, planteadas en la mesa de concertación laboral entre el Gobierno, empresarios y sindicatos, comenzarán a mediados de diciembre pero desde ya el ambiente está caldeado por la situación económica del país.
A pesar de todas las sugerencias, hay unas líneas rojas que desde ya varios sectores empresariales y analistas han advertido que no se deben cruzar si se quiere combatir el principal problema que actualmente tiene el país: el desempleo.
1.- No afectar el mercado laboral
El deterioro del mercado laboral ha sido la principal fuente de preocupación macroeconómica a lo largo de 2019, promediando la tasa de desempleo un 10,9%. Ello ha sido el resultado combinado de: i) una pobre absorción de la mano de obra, con contracciones en la generación de empleo del -0,8% en lo corrido del año; ii) presiones por parte de 1,6 millones de inmigrantes venezolanos, aunque las estimaciones del DANE sugieren efectos más bien moderados (10 punto básico sobre el desempleo de los colombianos).
2.- No superar el incremento de 2019
Para los gremios como la ANIF, el grave error de haber reajustado de forma exagerada el salario mínimo legal para este año de 6%, fue uno de los males que ocasionó un mayor desempleo. Esto multiplicó los costos laborales 1,5 veces, lo que ocasionó problemas a los empresarios no solo con la carga labora sino con el incremento en los costos de producción. Sostiene el gremio financiero que si se exagera en el salario mínimo este año se repetirían los errores del pasado y complicaría aún más la situación empresarial.
3.- No frenar generación de empleo
Una de las obligaciones que tiene la comisión tripartita encargada del incremento salarial es salir de la línea roja de no generar empleo. Todos tienen el doble desafío de reactivar la generación de empleo formal y alinear el poder adquisitivo de los trabajadores con sus ganancias en productividad. No debe olvidarse que este año se han perdido alrededor de unos 400 mil empleos tanto de personas que se cansaron de salir a buscar empleo como de otros que fueron despedidos por el cierre de empresas.
4.- No afectar la productividad
Casi siempre al incremento salarial se le añade el índice de productividad. Este año la productividad de la industria no ha sido la mejor y desde ya se dice que este aporte no debe ser mayor al 0,5% que se le debe añadir al reajuste salarial. Como señala la ANIF, el exagerado incremento del SML, de una parte, y el colapso de la Productividad Laboral (PL), de otra parte, han ocasionado un descenso de la relación Salario Medio/SML de 1,8 hacia 1,4 en las dos últimas décadas. En cambio, en Estados Unidos se observa un movimiento contrario de premio a la productividad a través de un incremento de dicha relación Salario Medio/SML desde 1,8 hacia el actual valor de 2,8.
5.- No impedir crecimiento del PIB
Otra de las reglas si se quiere que el incremento salarial no frene el crecimiento, es su aporte al PIB. Así, el reajuste del SML en 2020 debe volverse a ceñir a la llamada “Regla Universal” (Variación % SML = Inflación +/- PL). Dicha PL ha promediado crecimientos del 1% en el último quinquenio, pero donde la baja expansión de los ocupados está dando falsas señales de mayor PL. En efecto, el crecimiento promedio del PIB-real ha permanecido postrado en un 2,7% anual durante el último quinquenio y solo estaría llegando a su potencial del 3% por año en el período 2019-2020.
6.- No descartar reajuste del 4,5%
La ANIF recomienda reajustar el SML en un máximo del 4,5% en 2020. Este es el resultado de tomar la tendencia de la productividad a ritmos del 1% anual y añadirla a una inflación que estará bordeando el 3,5% al cierre de este año. Esta moderación en el reajuste del SML respecto de años anteriores debería ayudar también a recuperar la productividad. Este incremento es resultado de esperar una inflación del 3,5% y unas ganancias en productividad no superiores al 1%. De ser así, el SML se elevaría de los actuales $828.100/mes a los $865.400/mes. Un mayor incremento del SML tendría el riesgo de agravar la destrucción de puestos de trabajo.
7.- No complicar metas del Gobierno
El viceministro general de Hacienda, Juan Alberto Londoño, aseguró que el Gobierno no considera aumentar el salario mínimo por encima de las cifras de la inflación, es decir cercano al 3,5%. Sin embargo, la ministra de Trabajo, Alicia Arango, ha dicho que una de las condiciones de permanecer en el cargo es que no se baje el salario mínimo a los colombianos, como es una de las propuestas de la ANIF, de establecer un salario del 75% del mínimo para los jóvenes. “Si ustedes analizan cómo debe ser el aumento del salario mínimo, debe ser inflación más productividad, eso es lo que se debe dar normalmente. Este año hicimos un esfuerzo especial (...) por darle un mayor ingreso a los trabajadores”, aseguró Londoño.
8.- Posición de sindicatos
Generalmente la posición de los sindicatos a la hora de pedir un incremento del salario mínimo es cuatro o cinco puntos superior a lo que finalmente se establece. Pero esa línea roja para este año está más marcada y no se considera que vayan a solicitar un 9% o 10% como algunos lo han sugerido. Las propuestas de los sindicatos van a estar entre el 6% y 7%, para finalmente aceptar un 5% en el aumento.
9.- No más desocupación
El nivel de desocupación que tiene afectados a casi 2,8 millones de colombianos, tiene que ver en parte por los ajustes salariales y los costos para los empresarios. Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), señala que el dato de desocupación de dos dígitos en agosto, de un 10,8%, “marca la cancha en la cual nos vamos a sentar a negociar el salario mínimo, y en esta ocasión el gran objetivo es disminuir el desempleo”. Además, considera que es necesario generar mayores incentivos para que las empresas contraten más personas. Mac Master evita sugerir un eventual porcentaje de ajuste, pero anticipa que las partes deberán acogerse a lo ordenado por la Corte Constitucional, es decir tener en cuenta los datos de inflación y el índice de productividad.
10.- No frenar la tecnología
Otro elemento que está en juego con el incremento salarial, aunque no se pone sobre el tapete, es que un incremento salarial mayor a lo esperado afectaría el presupuesto que utilicen las empresas para el desarrollo de la tecnología. Jaime Alberto Cabal, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), añade otra sazón exponiendo que “el cambio tecnológico, el exceso de inventario de bienes inmuebles que mantienen estancada la actividad edificadora, la creciente migración venezolana, y el aumento del 6% en el salario mínimo, que resultó ser históricamente elevado, son variables que inciden para que el desempleo haya vuelto a ser preocupación número uno de gobierno, empresarios, trabajadores, dirigencia política y academia”.