Francia, donde han surgido fuertes críticas de agricultores y ecologistas al acuerdo comercial alcanzado entre la Unión Europea y el Mercosur, dejó en el aire su ratificación, afirmando que "por ahora no está preparada" para hacerlo.
Este acuerdo, cerrado el viernes entre los 28 países de la UE por una parte y Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay por la otra, fue tachado inicialmente de "buen acuerdo" por el presidente francés, Emmanuel Macron, pero una portavoz de su gobierno dijo que Francia no se apresuraría a ratificarlo antes de mirarlo con detalle.
"No puedo decirles que vamos hoy a ratificar el Mercosur. Vamos a mirarlo con detalle y en función de esos detalles se va a decidir", declaró la portavoz oficial del gobierno francés, Sibeth Ndiaye, en una entrevista con la cadena de noticias BFM. "Francia no está por el momento preparada a ratificarlo", afirmó.
En la misma línea, el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves le Drian, declaró que Francia "definió líneas rojas firmes", sobre todo en cuanto a la aplicación de Brasil del Acuerdo de París sobre el clima y el respeto de las normas medioambientales y sanitarias. Si no se respetan, el pacto no será ratificará, aseguró.
Pero el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araujo, desestimó rápidamente estas declaraciones "destinadas a un público francés". "En este momento ningún país está cerca de ratificar el acuerdo", indicó.
Voces críticas
Desde que los dos bloques cerraron este pacto, en ciernes desde hace 20 años, no han cesado de escucharse en Francia voces críticas de agricultores, preocupados por la llegada de productos del Mercosur, así como de responsables ecologistas, inquietos por la política ambiental de Brasil.
Los ganaderos franceses, muy dependientes de las subvenciones europeas y organizados en explotaciones familiares que producen pocos ingresos (10.000 a 12.000 euros de media en 2018, según la Federación Nacional Bovina), consideran que no lograrán competir con las "fábricas de carne" latinoamericanas.
Y más aun teniendo en cuenta las diferencias en las prácticas de ambos continentes, que no les favorece: mientras que en la UE cada vez hay más normas medioambientales, en América se usan antibióticos como hormonas del crecimiento y soja modificada genéticamente, sostienen.
Los activistas medioambientales también se han levantado en armas contra el acuerdo. El eurodiputado francés Verde, Yannick Jadot, criticó a Macron por firmar un acuerdo con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que "quiere masacrar la Amazonía" y que "autorizó 239 pesticidas que estaban prohibidos".
Para Sébastien Jean, director del centro del centro de expertos en economía internacional, Cepii, la posición del gobierno francés "tiene lógica, ya que este acuerdo puede tener consecuencias significativas sobre la agricultura europea y el medioambiente a nivel global".
"El tema no es solo saber si este acuerdo es comercialmente interesante, deben asegurarse si es coherente con los objetivos que se han fijado en materia de prácticas agrícolas durables y de lucha contra el cambio climático, que son centrales en la política francesa", añadió.
El pulso
Para tranquilizar a los agricultores franceses, que denuncian un acuerdo inaceptable, la portavoz del gobierno francés recordó además que habrá una "cláusula de salvaguardia" que "permita decidir el cese de las importaciones en sectores frágiles si se produce una clara desestabilización de estos sectores".
El comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, prometió además una "ayuda financiera" de hasta 1.000 millones de euros "en caso de perturbación del mercado".
El acuerdo entre la UE y el Mercosur debe contar con el aval de los 28 países de la UE. A partir de ese momento la UE lo podrá firmar de manera oficial, a la espera de la votación en el Parlamento Europeo que conducirá a su entrada en vigor provisional.
A continuación, cada Estado miembro tendrá que aprobar el texto, lo que significa que pasará en la mayoría de los casos por los parlamentos nacionales, en los que habrá que debatirlo.
En el fondo, las declaraciones de Francia son "el primer paso en una especie de pulso que va a verse en vista de la concretización del acuerdo", explicó a la AFP, Carlos Quenan, vicepresidente del Instituto de las Américas en París, que no descarta que otros países hagan lo mismo.
Para Quenan, "siempre hay una posibilidad de que los parlamentos no ratifiquen, ha pasado con otros tratados, pero me parece difícil. Los exportadores europeos que no tienen que ver con el sector agrícola, como el sector industrial, ven con interés este acuerdo".