Si en los próximos meses no se presentan hechos drásticos en el rumbo de la economía, las presiones de inflación continuarán disminuyendo. De acuerdo a un análisis sobre el rumbo actual de la economía realizado por el director de investigaciones económicas del Bancolombia, Juan Pablo Espinosa Arango, y su equipo, durante el primer trimestre del año la inflación anual experimentó correcciones importantes.
En efecto, la variación anual del IPC pasó de 4,09% al cierre de 2017 hasta 3,14% en marzo del presente año, descendiendo cerca de 95 puntos básicos.
“De hecho, esta última lectura implica que, frente a la meta de largo plazo del Banco de la República de 3%, la tasa de inflación se encuentra a solo 14 puntos básicos, lo cual no se observaba desde hace casi cuatro años”, sostiene el informe.
Este descenso ha sido favorecido por bajos registros en la inflación de alimentos. Por ejemplo, el comportamiento del precio del arroz, las hortalizas, las carnes y los lácteos ha permitido que en términos anuales la inflación de alimentos se ubique en 0,98%.
Asimismo, la corrección de los componentes menos volátiles de la inflación ha contribuido a su convergencia. Esto fue particularmente notorio en la inflación de los bienes transables, que a raíz del efecto base generado por el incremento en la tarifa del IVA hace un año y la reciente apreciación del peso se ha desacelerado hasta 1,8%.
“No obstante, el efecto desde los bienes y servicios no transables y regulados aún es elevado. Este es el caso de rubros como la educación, la salud, los arriendos, el transporte y los servicios públicos, cuya inflación muestra cierta persistencia. Esto hace que sean el grupo más alejado de la meta de 3%”, aseguran los analistas.
Así, en su conjunto la inflación básica ha cedido terreno. De hecho, descendió desde 5% en diciembre y se situó en 4,05% en marzo. Este es un comportamiento favorable, que evidencia que la disipación de choques transitorios, los efectos de la política monetaria y la brecha del producto, lo que se ha traducido en una convergencia de la inflación mayor a la esperada.
“Esperamos que durante el segundo trimestre del año la inflación mensual sea inferior a su promedio histórico. Esto último a raíz de las bajas presiones de demanda. Sin embargo, este comportamiento se revertiría en la segunda mitad del año, cuando esperamos que los ajustes en los precios sean cercanos a sus lecturas promedio”, indican los expertos de la entidad financiera.
Factores
Entre los hechos que pueden moderar la inflación, están las menores presiones de demanda. La economía seguirá operando por debajo de su nivel potencial, lo que implica que no habrá presiones de precios por excesos de demanda. Estos efectos serían más acentuados en el segundo semestre.
Otro elemento clave es una estabilidad de la oferta de alimentos. En efecto, condiciones climáticas favorables permitirán que la oferta de alimentos no sufra mayores alteraciones y se continúe observando un buen abastecimiento.
Aunque buena parte de la fijación de precios tiene lugar en el primer trimestre del año, las bajas lecturas de este periodo podrían moderar los ajustes en lo que resta del año. Otro elemento a favor es la apreciación del peso.
En lo corrido del año, el peso ha presentado una apreciación anual cercana a 5,5%. “Dada las perspectivas de crecimiento del país y el mejor desempeño de los precios del petróleo, esperamos que esta tendencia presione a la baja la inflación en el corto plazo”, sostienen los analistas.
Elementos en contra
Según los análisis, todavía persisten elementos que pueden afectar el rumbo de la inflación. Uno de ellos es que debido al alza del salario mínimo y la inflación de cierre de 2017, algunos componentes indexados presentaron un ajuste elevado. La persistencia de estos rubros, que ha sido característica de los últimos años, podría mantener la inflación básica por encima de 3%. Otro punto es que la moderación en los precios de los alimentos puede desincentivar a los productores agrícolas y por ende posponer cosechas. Por lo anterior, la oferta de alimentos podría disminuirse, lo que impulsaría al alza sus precios en la segunda mitad del año.
Otro factor en contra podría ser el Fenómeno de El Niño. Las estimaciones más recientes sugieren que la probabilidad de observar este fenómeno hacia finales de año se ha incrementado. Por los retos que esto representa para la producción agrícola, habría una presión adicional en el precio de los alimentos.