Otro hecho es que el fenómeno del Niño puede incrementar el precio de los alimentos y la energía
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Después de haber vivido un 2018 plácido, en el que la variación de 12 meses del IPC ha permanecido cerca del 3%, para los primeros meses de 2019 se vislumbra una serie de amenazas en materia de precios, las cuales representarán un auténtico desafío para la política monetaria.
De acuerdo con un análisis del Bancolombia, “entre estos hechos se destacan los cambios en la tarifa del IVA contemplado en el proyecto de ley de financiamiento, y la posibilidad de un ajuste real del salario mínimo superior al aumento de la productividad laboral observada durante último año. Nuestras estimaciones más recientes sugieren que la combinación de estos factores puede generar un efecto inflacionario adicional de entre 95 y 290 puntos básicos en 2019, con un valor medio de 185”.
A estos se agrega la probabilidad, cada vez más alta, de un fenómeno del Niño que afectaría las cotizaciones de los alimentos y las tarifas de la energía, así como una depreciación adicional de la tasa de cambio, cuya transmisión a los precios finales impulsaría al grupo de transables.
Sostiene el informe, que “la suma de todo esto llevaría a que en el primer trimestre del próximo año la inflación superase el límite superior del rango meta del Emisor de 4%. Dado que algunos de estos factores, y en particular los cambios impositivos y las alternaciones climáticas, son fenómenos temporales, surge la inquietud de si la autoridad monetaria debería responder a dicho panorama con un incremento de tasas de interés”.
Tasas de interés
El gerente, Juan José Echavarría, dijo recientemente que si los choques que afectan la inflación son transitorios y la credibilidad del Banco Central entre los agentes es alta, las expectativas de inflación de mediano plazo no deberían alterarse. En tales circunstancias, no sería necesario modificar la postura de política monetaria.
Sin embargo, la realidad puede ser diferente. En Colombia, la presencia de mecanismos de indexación que operan en función de la inflación observada y del ajuste del salario mínimo lleva a que los choques de precios tengan una inercia importante. Por lo tanto su duración puede ser más prolongada de lo deseable.
Los expertos sostienen que “podría darse el caso de que los agentes malinterpreten la inacción del Banco Central ante un choque inflacionario, y asuman que este terminará ubicándose “detrás de la curva”. Toda vez que es usual que la credibilidad se gane tomando decisiones impopulares o costosas, la autoridad monetaria podría verse forzada a fortalecer sus credenciales en esta materia endureciendo de forma anticipada su postura de política”.
Dicen los economistas que “si el Banco de la República actuase con una visión de previsión haría frente a los choques de principios de 2019 con incrementos acelerados de la tasa repo en el corto plazo, y llegaría a un nivel terminal superior en 100 puntos básicos a su valor actual”.
Por el contrario, si el emisor actuase más guiado por las lecturas contemporáneas de inflación, el ciclo de alzas sería un poco más suave en el corto plazo, pero se extendería durante un tiempo más prolongado y conduciría a una tasa terminal más elevada (225 puntos más alta que el 4,25% de hoy).
Una diferencia importante es que los agentes están esperando que el ciclo de incrementos empiece apenas en abril, mientras que el modelo sugiere que debería arrancar inclusive el próximo mes, con un aumento de 50 puntos.
Al respecto vale la pena aclarar que, si bien este es el resultado de la moderación, en la práctica un movimiento en diciembre no parece ser una opción viable, debido a que para el momento de dicha reunión la ley de financiamiento no estaría todavía aprobada, y el decreto de aumento del salario mínimo probablemente no se habría firmado. No obstante, un movimiento en la primera reunión de 2019 sería inminente.