LOS ÚLTIMOS incrementos del salario mínimo, que han estado por encima de la inflación, le han generado a la economía problemas de inflación, intereses altos, poco crecimiento y una tasa de desempleo que no ha bajado significativamente.
Con estos elementos de coyuntura, los principales gremios del país, contradijeron los argumentos del presidente Gustavo Petro, al decretar un incremento del salario mínimo de 9,54% para el 2025.
Según Petro, “si yo crezco el salario mínimo real, se desploma la economía nacional. Eso no es cierto. Llevo subiendo el salario mínimo real muy por encima de la inflación y lo que hace la economía es crecer”.
El mandatario se fue lanza en ristre contra el presidente de la ANDI y del CGN, Bruce Mac Master, al señalar que “su tesis era una soberana mentira”, refiriéndose a las advertencias que hizo el líder empresarial donde aseguró que hacer un incremento superior al que había entregado el empresario del país y que rondaba el 7%, tendría impactos negativos sobre la economía nacional en sus rubros de generación de empleo y crecimiento.
Decisiones populistas
En su cuenta de X, Mac Master dijo: “las decisiones populistas terminan siendo fiesta de pocos días y hambre hacia el futuro”.
Por su parte, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, consideró que el alza del salario de 9,54% es una de las más altas del siglo. Esto al descontarle el dato de la inflación que se espera se ubique en un 5,15% para 2024, según explicó.
“Este incremento es similar al de 2022, que generó efectos negativos en el mercado laboral y los precios, al aumentar la inflación durante ese año y el siguiente”, opinó en un mensaje publicado en su cuenta de X.
El economista advirtió de dos efectos en la economía: “Al encarecer sustancialmente el costo del empleo formal, inducirá aún más la contratación informal, especialmente en las microempresas. Presionará al alza la inflación, retrasando la reducción de tasas de interés por parte del Banco de la República”.
Vale recordar que, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 12 millones de personas en Colombia trabajan en la informalidad. Ese número se vería afectado, afirmó Fedesarrollo.
Mayor informalidad
Por su parte, desde el Observatorio Fiscal y el Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana señalaron en un comunicado que “el aumento del salario mínimo solo le aplicará a 17% de los y las trabajadores de Colombia”.
Indica el Observatorio que “el aumento del salario mínimo solo le aplica al 14% que gana exactamente el mínimo; a menos del 1% que ganan más de 10 salarios mínimos y tienen salario integral; a los empleados públicos (más de 500.000) que no negociarán un incremento menor; a los congresistas y altos funcionarios del Estado. Es decir que esto solo beneficiará directamente al 17% de los trabajadores, mientras el 83% restante estará viviendo entre la informalidad, precariedad y aumentos menores”.
Aseguran los analistas que “2025 no va ser un año de ganancias en la formalización. Probablemente, va a ser un año en el que aumente el desempleo y la no participación. Se mantendrá la tendencia vista entre 2013 y 2023, años en los que los salarios promedio de los formales e informales caerán relativo al salario mínimo, pues el crecimiento económico de los salarios y de Colombia no va a poder subir igual que el mínimo del decreto”.
A su vez, el presidente de Acopi, Rodolfo Correa, sostuvo en su cuenta de X, que “el aumento del 9,54% del Salario Mínimo para 2025 está por fuera del presupuesto de los pequeños y medianos empresarios de Colombia. Dificulta el cumplimiento de la meta inflacionaria y pone en aprietos la economía nacional y el presupuesto del Estado”.
Golpe a las mipymes
Por otro lado, la presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, señaló que “el aumento del salario mínimo en 9,54% para 2025, que supera en más de 4 puntos la inflación esperada, plantea retos para el crecimiento económico y la reducción de la inflación proyectada. Este incremento afecta especialmente a las mipymes al elevar los costos laborales por encima de la productividad. Es esencial que esta medida se complemente con políticas públicas responsables y coherentes que promuevan el empleo formal y aseguren la sostenibilidad empresarial”.
Contrasentido
Mientras tanto, el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, calificó “como una decisión populista y alejada de la realidad económica del país”, la decisión unilateral del Gobierno nacional en el sentido de aumentar el salario mínimo por decreto en un 9,54%.
“Con esta decisión el presidente Petro, no solo pone en riesgo la viabilidad de cientos de micro, medianas y pequeñas empresas (el 97% del tejido empresarial colombiano); sino que afecta la generación de nuevos empleos, arriesga los puestos de trabajo que ya existen y fomenta la informalidad”.
El dirigente gremial explicó que este es un aumento exagerado teniendo en cuenta que la inflación esperada para el cierre de este año es del 5% y la del próximo es del 3%; es desproporcionado en la medida de que hay muchos productos y servicios indexados, es decir, que crecen con base en el aumento del salario mínimo.
“Es un contrasentido, porque los trabajadores celebran que van a tener mayores ingresos, pero no piensan que van a tener también mayores costos. Así mismo, al interior de las empresas, es importante tener en cuenta que no es el aumento del 9,54% que decide el Gobierno, es un aumento de aproximadamente un 68%, derivado de parafiscales y demás costos laborales”, afirmó.
El vocero gremial consideró que el desproporcionado incremento del salario mínimo es una nueva y poderosa razón que tendrá el Congreso de la República para votar negativamente el proyecto de reforma laboral que impulsa el Ministerio del trabajo.
Tiro en el pie
“Es un tiro en el pie decretar un alza tan fuerte en el salario mínimo porque los congresistas serán conscientes de que elevar aún más los costos laborales pondría en serio peligro a las micro, pequeñas y medianas empresas. Además, el panorama fiscal se complicará aún más al aumentar fuertemente los gastos de la nómina estatal, y como, por si fuera poco, el Banco de la República será mucho más cauteloso para reducir las tasas de interés. Sin duda, la decisión de hoy atenta contra la estabilidad económica del país”, subrayó el dirigente.
Añadió que en este escenario y teniendo en cuenta que se tramita en el Congreso la reforma laboral, los costos para las empresas serían insostenibles. Así, por ejemplo, el recargo nocturno a partir de las 7 p. m.; sería del 8,95%; el aumento de la remuneración en día de descanso obligatorio, implica que lo que hoy se remunera al 75% pase a un 100%, es decir, un aumento del 25% de los costos por este concepto y se cargará con más de tres y medio billones de pesos, al año, al sector privado por cuenta de la laboralización del contrato de aprendizaje SENA.
“Con este aumento y si prospera la reforma laboral, las empresas en Colombia colapsarán”, concluyó Cabal Sanclemente.
Contra la realidad productiva
De acuerdo con la Federación Colombiana de Gestión Humana (Acrip), dijo que esta cifra del incremento sobrepasa la capacidad financiera y productiva que las empresas tienen proyectado para el próximo año y las pone en riesgo.
Según lo manifestó el gremio de recursos humanos a través de un comunicado, este incremento está por encima de la cifra que resultó de la Investigación Nacional de Salarios y Beneficios de Acrip, en el cual se reveló que financieramente las empresas solo podrían incrementar menos del 7%, también relacionando la cifra de inflación aproximada de 5,5% sumada a la de productividad que es de 1,5%.
Para la Federación “el incremento del 9,54% está por encima de la realidad financiera y productiva de las empresas, e incluso de la inflación proyectada, lo que sin duda constituirá un gran reto para el sector empresarial que ya ha tenido que enfrentar un estancamiento en la economía del país”.
Acrip dijo que rechazó que el incremento “se haya dado de nuevo por vía decreto como en los últimos 3 años, convirtiendo esta decisión importante para los colombianos en asuntos relacionados con la política y sin tener en cuenta las cifras económicas y la realidad de las empresas”.