Se perdería $12 billones en productividad laboral en el país | El Nuevo Siglo
Para el 2030 la OIT prevé que el estrés térmico inducirá una reducción del 2,2% en el número de horas laborales.
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Domingo, 3 de Julio de 2022
Redacción Economía

Es un hecho que la humanidad trabajará en un planeta más caliente y debe pensar en los efectos que esto tendrá sobre la productividad y la vida laboral, para formular estrategias de mitigación del impacto y trazar planes de adaptación de las organizaciones. Este es el llamado que el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) está haciendo a los empresarios para que, dentro de los planes de continuidad del negocio y estrategias de resiliencia, contemplen los escenarios de cambio climático y su afectación a los trabajadores.

En este sentido EL NUEVO SIGLO dialogó con Adriana Solano Luque, presidenta del Consejo Colombiano de Seguridad, quien explicó cómo un tema climático pasa de ser netamente ambiental para convertirse en un asunto laboral.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo el cambio climático puede afectar la productividad laboral?

ADRIANA SOLANO LUQUE: El cambio climático tiene una afectación que debe importarnos a todos. Por esta razón, desde el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Nacional de Seguridad hemos venido haciendo algunos análisis para identificar las consecuencias que tiene el cambio climático desde la actualidad hasta el 2030 y que inciden directamente en la productividad laboral. El aumento de la temperatura en 1,5 ºC debido al cambio climático podría estar dando una pérdida aproximada de 150 horas de trabajo por cada trabajador colombiano hasta el 2030 debido al estrés calórico. Entre tanto, las pérdidas representarían cerca de $12 billones en la productividad laboral. Es por eso que el compromiso del cambio climático tiene que darse de manera sistemática. De hecho, en mayo de 2022 la Organización Meteorológica Mundial señaló que hay un 50% de probabilidades de que la temperatura media anual del planeta supere transitoriamente en 1,5 ºC los niveles preindustriales, por lo menos en uno de los próximos cinco años.

Por otra parte, la Organización Internacional del Trabajo ha previsto que el estrés térmico inducirá una reducción del 2,2% en el número de horas de trabajo en el mundo, para 2030, con un impacto de 2,4 billones de dólares en el PIB mundial.

ENS: ¿A qué se hace referencia cuando se habla de estrés calórico?

ASL: El estrés calórico o térmico hace referencia de manera directa al impacto de las reacciones físicas del cuerpo de los seres humanos frente al incremento de la temperatura. En el mundo laboral se ejercen varias actividades al aire libre, espacios abiertos o confinados como, por ejemplo, las personas que trabajan en minería, quienes se afectan directamente por los incrementos de temperatura, por lo cual es necesario empezar a hacer una adaptación en ese sentido, ya que es una incidencia directa en la salud y en el bienestar del trabajador.



Recomendaciones

ENS: ¿Cuáles son las recomendaciones del Consejo Nacional de Seguridad para enfrentar este fenómeno y su afectación en la productividad laboral?

ASL: Para lograr un futuro sostenible y con altos niveles de productividad, debemos  revisar prácticas habituales; la gestión de los recursos naturales y las medidas de adaptación y mitigación deben analizarse desde la perspectiva de la resiliencia de las empresas y de la población trabajadora ante los efectos del cambio climático.

Es importante considerar mayores inversiones para mejorar el monitoreo y predicciones de los potenciales efectos del cambio climático, fortalecer la gobernanza institucional, la evaluación de riesgos y el intercambio de conocimientos.

Si bien nuestro país no tiene gran relevancia en generación de gases, sí estamos dentro de las regiones afectadas por el cambio climático. Es por eso que nuestra recomendación está enfocada en empezar a evidenciar la importancia del consumo racional del agua, para devolverle al planeta a través de actividades de economía circular que permitan tener un buen manejo de residuos.

Asimismo, generar conciencia de reducción de la huella de carbono. Colombia tiene unas metas importantes para que en el 2030 tenga una reducción del 50% y al 2050 seamos un país con carbono neutral. Estas son metas muy directas sobre qué se debe hacer desde cada una de las organizaciones, y así empezar a hacer compras más conscientes y un control directo del uso del plástico.

ENS: ¿Las actividades rurales tendrían un impacto mucho mayor con el cambio climático?

ASL: Sin lugar a dudas el campo colombiano tendrá un impacto importante, teniendo en cuenta que es el 31% del territorio nacional que se vería afectado por la disminución en esas precipitaciones de aquí al 2040. Tenemos que trabajar y darle mucha fuerza al agro colombiano respecto a los impactos del cambio climático.

No es sencillo para las empresas pensar en el cambio climático, más allá de lo que habitualmente han trabajado sobre acciones para la reducción de emisiones. La variación del clima hoy en día es más una certeza que una incertidumbre y por esto estamos haciendo un llamado para la adaptación. Entender los potenciales impactos nos permitirá generar acciones oportunas para el cambio en los procesos productivos, las relaciones laborales y los mecanismos comerciales.

En este sentido, el Consejo Colombiano de Seguridad pone sobre la mesa algunos aspectos que se deberán tener en cuenta para la adaptación al cambio climático.

Qué deben hacer las empresas

1. Considerar los aumentos de temperatura y las pérdidas en horas de trabajo para planificar las tareas, programar turnos y diseñar las operaciones, con el fin de mitigar los impactos en la productividad.

2. Analizar la ubicación de la empresa, sus clientes, proveedores y rutas de movimiento de insumos y productos con base en los escenarios de cambio climático, frente a sequías e inundaciones.

3. Establecer relaciones de colaboración con clientes y proveedores para realizar una planificación de la adaptación de manera conjunta.

4. Incorporar escenarios de riesgos asociados a los fenómenos climáticos extremos en los planes de emergencia y contingencia, tales como incendios, inundaciones, sequías, aumento del nivel del mar, entre otros. Es conveniente hacer extensivos estos planes a los trabajadores, sus familias y lugares de vivienda.

5. En el diseño de la operación y producción se deberá tomar en consideración la resiliencia en las cadenas globales de suministro, así como el desarrollo de cadenas locales que puedan asegurar con mayor certeza el acceso a insumos y materias primas necesarias.

6. La pérdida de biodiversidad, así como la limitación futura del acceso a materias primas, podrá llevar a las empresas a la necesidad de rediseñar sus productos, innovar en nuevos modos de producción y fomentar alternativas para mantener la producción, en la medida que permita conservar empleos de calidad y la producción en niveles sostenibles.

7. La industrialización de la producción de alimentos se deberá priorizar en tal medida que se pueden reducir los suelos productivos con la pérdida de áreas por el potencial aumento del nivel del mar y por los periodos de sequías e inundaciones en diferentes regiones del país.

8. Desarrollar instrumentos financieros y de transferencia del riesgo que permitan financiar los procesos de adaptación y respuesta frente a los potenciales efectos del cambio climático.