Un entorno macroeconómico más propicio para encontrar empleo, generaría mayor presión por parte de aquellos que en este momento figuran como inactivos en el mercado laboral. Al tener en cuenta que la recuperación de la economía será paulatina en lo que resta del año, los expertos consideraron que el aparato productivo no será capaz de absorber completamente la creciente oferta de mano de obra y los niveles de desocupación se tornarán más altos.
“Por tal motivo, esperamos que la tasa de desempleo promedio a nivel urbano este año sea 10,7%, 10 puntos superior a la observada en 2017 (10,6%). Esto implicaría una desaceleración en el incremento de la desocupación, toda vez que el año anterior el incremento fue, en promedio, de 0,6 puntos con respecto a 2016 (10%)”, sostienen.
A pesar del resultado positivo de marzo, en el primer trimestre del año se registró una reducción de puestos de trabajo. En promedio, en el primer trimestre de este año se destruyeron 34 mil empleos frente al primer trimestre del 2017. Lo anterior se debe a una reducción de plazas en siete de los diez sectores productivos entre los cuales se destacan los resultados adversos de la industria (-26 mil), construcción (-17 mil) y servicios personales (-9 mil).
En contraste, actividades empresariales (27 mil), explotación de minas (6 mil) y suministro de electricidad, gas y agua (4 mil), fueron los únicos que registraron incremento en su personal ocupado. Vale la pena mencionar que lo anterior repercutió en que la tasa promedio de desempleo del primer trimestre de este año (12%) fuera 30 puntos superior a la registrada en el primer trimestre del 2017 (11,7%). Durante este trimestre, se observó un retroceso en la participación laboral.
En el periodo enero-marzo, la tasa global de participación (TGP), calculada mediante la relación entre la población que participa efectivamente en el mercado laboral y quienes ya tienen edad para trabajar, descendió 0,9 puntos con respecto al mismo periodo de 2017 y se ubicó en 66,0%.
La reducción de esta variable, proxy de la oferta de mano de obra, pone de manifiesto que actualmente existe una menor disposición a trabajar por parte de las familias colombianas.