Alerta en el Caribe | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Septiembre de 2012

* Respeto al Derecho Internacional

** Defendemos nuestra soberanía

 

La firmeza manifestada por el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en defensa de nuestra seguridad nacional y el límite con Nicaragua está respaldada por el conjunto del Gobierno, por las Fuerzas Armadas y por toda la Nación. Ha sido muy claro el presidente Juan Manuel Santos en mantener vigente en la memoria colectiva la importancia del papel de Colombia en el Caribe, en particular frente a las demandas que ha pretendido Nicaragua contra nuestras fronteras históricas. La seriedad de la política exterior colombiana y su continuidad se han manifestado a lo largo de la defensa jurídica en la Corte Internacional de La Haya y en la defensa del Meridiano 82, establecido de común acuerdo por el Tratado Esguerra-Bárcenas firmado por los gobiernos de Colombia y Nicaragua, que este país desconoció al denunciarlo en la Corte Internacional.

Numerosas veces dijimos en el pasado que la Corte Internacional no tiene competencia para atender supuestas demandas de terceros países contra fronteras históricas existentes mucho antes de la creación de esa importante institución jurídica internacional, puesto que de hacerlo ponía en peligro la misma misión que debe cumplir en favor del respeto de los tratados internacionales y la estabilidad de las naciones, desconociendo las fronteras legítimas que responden a la soberanía nacional de cada país.

Y la idea de Colombia después de que Nicaragua comenzó el litigio en la Corte Internacional correspondió a ese criterio de defensa a ultranza de nuestra soberanía nacional y los tratados vigentes, incluso se ofició una nota en donde se aclaraba la postura colombiana. Pese a esto, la Corte Internacional desestimó el reclamo colombiano y por eso nos vimos abocados a defender nuestra soberanía en la Corte Internacional de La Haya. Esto lo hizo Colombia con el apoyo de los distintos partidos políticos y las personalidades que forman parte de la Comisión de Relaciones Exteriores puesto que ha sido una norma desde los tiempos de la cancillería de don Pedro Gual, respetar la normatividad jurídica vigente sin dejar de defender por un instante nuestros derechos. En particular en este caso la defensa colombiana se centró en la vigencia del Meridiano 82, que había sido acordado a petición de Nicaragua en el Tratado Esguerra-Bárcenas, del que fueron signatarios nuestros gobernantes y aprobado por el Congreso de cada país.

La actitud de Colombia no ha sido de debilidad, sino de respeto a las normas y el trato que debe existir entre las naciones de nuestra región, en donde Nicaragua ha sido la excepción al buscar pleitos judiciales con casi todos sus vecinos, tratando de pescar en río revuelto y alcanzar ventajas que normalmente no le corresponden. Como es de público conocimiento, la defensa de nuestra soberanía nacional compete, desde el punto de vista diplomático, al presidente Juan Manuel Santos y a su canciller María Ángela Holguín. En cuanto al aspecto de la defensa de la soberanía in sito esta está a cargo de las Fuerzas Armadas: la Aviación, la Marina, el Ejército. En tal sentido, el ministro Pinzón ha señalado que esa voluntad de defender nuestra soberanía en los límites con Nicaragua es inquebrantable. La razón de ser de las Fuerzas Armadas en un país pacifista como Colombia tiene que ver con el realismo político en la medida que hay Estados que por ser muy grandes y poderosos pretenden abusar de los otros como Estados pequeños que por su debilidad intentan conseguir solidaridad internacional apelando a la vía jurídica y el aventurerismo para extender sus fronteras. En tanto que países como el nuestro se ajustan a sus fronteras históricas y las respetan manteniendo en forma vigilante la soberanía nacional. Es así como en estos momentos nuestra Armada, la Fuerza Aérea, nuestros soldados, están alertas en el Caribe para actuar en cuanto se intente violar nuestra integridad territorial y marítima. Así que aquellos que en Nicaragua predican la violación de los Tratados y quieren irrumpir en nuestras aguas, deben saber que cometen un gravísimo atentado y un terrible error que serán rechazados de inmediato por todos los colombianos.