Año electoral en EU | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Diciembre de 2015

Los prolegómenos de la campaña

¿Funcionará la ley del péndulo?

 

En el año que termina se han dado en Estados Unidos los prolegómenos de lo que será la crucial recta final en la que Republicanos y Demócratas se disputarán la preeminencia en la Casa Blanca durante las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016. Por ahora el pulso en la primera democracia republicana moderna está en la antesala del inicio oficial de las primarias internas, que demandarán del todavía amplio número de precandidatos un esfuerzo extraordinario para captar seguidores y delegados internos en todo el país. No es fácil, pues los distintos Estados tienen sus características y problemas propios que se deben abordar de manera cuidadosa para no caer en discursos contradictorios.

 

Es claro que en esta primera fase de la campaña los aspirantes a suceder a Barack Obama se han concentrado en captar a los militantes de sus propias toldas, por lo que no se puede hablar de una campaña general y de temática nacional todavía. Ello explica porque en algunos casos el discurso suele ser más radical, focalizado a captar el descontento o el parecer solidario de los millones que se identifican con cada uno de los dos partidos predominantes. Debe entenderse, entonces, que hay una diferencia entre el discurso en la campaña de primarias frente al que se escuchará en la puja abierta nacional.

 

Hasta el momento se puede decir que el escenario plantea un duelo entre el cambio o el continuismo, este último representado por candidatas como la demócrata Hilary Clinton, quien no solamente hizo parte del equipo de gobierno de Obama, sino que influyó determinantemente en la carrera y los dos gobiernos de su esposo. Conoce a fondo, pues, los secretos del poder y sigue firme en ser la primera mujer en la historia estadounidense en ocupar la Casa Blanca. Así como se favorece de los éxitos de la política de Obama, también sufre las consecuencias de las duras críticas que recibe el Gobierno por la cuestionada política internacional frente al terrorismo, las debilidades de la política social y de salud, la contradictoria actitud frente a los emigrantes, lo mismo que por lo que algunos interpretan como pasividad  frente al desafío de Rusia, un exceso de ingenuidad con los Castro en Cuba y un margen peligroso de tolerancia frente a las ocurrencias del llamado ‘socialismo del siglo XXI’ en Hispanoamérica.

 

En cuanto a la economía es evidente que  Estados Unidos pasa por un buen momento en comparación  con los altibajos de otras potencias como China y la Unión Europea. Es destacable la forma en la que viene utilizando sus gigantescos recursos petroleros, lo que convirtió a ese país en primer productor de crudo del mundo.

 

Estados Unidos se caracteriza por la diversidad en muchos aspectos: Washington es la capital política, Boston la cultural y universitaria, en tanto Nueva York se considera la del capitalismo internacional. Todo allí es transversal y eso lo saben los precandidatos que se disputan los respectivos tiquetes presidenciales en un escenario político, económico, social e institucional tan móvil como gigantesco, en el que los medios de comunicación y las redes sociales siguen minuto a minuto las incidencias de las campañas.

 

Ello explica, en parte, el impacto e interés entre los estadounidenses y el mundo que generó la irrupción en el escenario electoral del millonario y polémico Donald Trump, que hoy encabeza las encuestas del Partido Republicano, aunque ya tiene una ventaja variable frente a sus más inmediatos perseguidores. Es evidente que Trump busca ganar el corazón de los sectores más nacionalistas y radicales,  incluso más allá de los de su propia colectividad.

 

Sus críticos admiten que el problema no es él, sino que sus posturas, controvertidas al por mayor, tienen calado o reflejan el sentir de muchos estadounidenses. Tampoco descartan que por el influjo calvinista en la sociedad norteamericana entiendan que el que tiene dinero es el elegido para ejercer el poder, que es en síntesis la tesis que de manera desabrochada y desafiante enarbola Trump. Sin embargo, es claro que el panorama de las primarias republicanas está lejos de despejarse, como lo evidencian los altibajos en las encuestas de otros precandidatos como Ted Cruz, Marco Rubio o Ben Carson, entre otros. Los analistas consideran que en este primer semestre de 2016, ese partido empezará a encontrar la ruta política y electoral definitiva, y en ese escenario la realidad podría cambiar de forma sustancial a lo que hoy proyectan las encuestas.

 

Entramos, pues, en un año electoral en Estados Unidos y es claro que todo lo que suceda durante el mismo tendrá repercusiones a nivel global, ya que el péndulo geopolítico pasa indefectiblemente por el cambio o el continuismo en la Casa Blanca.