Arrancó el tren | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Septiembre de 2012

* Santos recupera iniciativa política

** Fin del conflicto, en la mira

 

Cualquier cosa que piensen los partidarios de una paz negociada, los amigos de la guerra o los indiferentes, lo cierto es que el tren de la negociación por la paz ya arrancó. Acaso su rumbo no es solamente Oslo, puede seguir en otra parte donde en un momento dado se cristalicen los resultados de una negociación. Como puede ocurrir que el tren se descarrile. Lo trascendental de este episodio que tiene tintes históricos es que ya está en marcha una gestión internacional, acompañada por distintos países, oficialmente y vigilada por casi todas las naciones de América, incluidos Estados Unidos y Canadá. Esto nos demuestra que la paz en Colombia no es asunto de poca monta, sino que tiene importancia geopolítica internacional.

Esto hizo recordar que las Farc llevan en el monte más o menos el mismo tiempo que la revolución cubana en el poder, es el grupo subversivo más antiguo de América y en varias oportunidades se ha intentado negociar con él, infructuosamente. Esa experiencia de negociaciones fallidas tiene que ver mucho con los sectores militaristas de esa agrupación que utilizaron esos interregnos para fortalecerse, ganar tiempo y burlarse, finalmente, del proceso de paz. Lo que le significó un gran derramamiento de sangre a la misma subversión, que perdió a casi todos sus cabecillas históricos y hoy está bajo el comando de una segunda y tercera generación que no tiene el mismo control de sus huestes como lo tuvo “Tirofijo”. Se da la paradoja de que el Secretariado de las Farc, después de haber perdido a sus jefes más importantes hasta Cano, perdió el ímpetu para intentar asaltar las grandes ciudades colombianas en tanto se le dificultan las comunicaciones entre los mismos frentes. Lo que ha influido para que cada vez más se convierta en un grupo organizado a través de comandos, como en los primigenios tiempos de la guerrilla. Esta situación le impide en ocasiones atacar con éxito algunas aldeas lejanas, en cuanto desde las distintas bases militares es posible bombardearlos  cuando se concentran, a menos que los favorezca el mal tiempo. A su vez se han fortalecido económicamente con el cuantioso botín del estiércol del diablo que le dejan los negocios ilícitos. Con esos recursos puede comprar solidaridades y momentáneo apoyo civil, lo que no ha impedido que las recompensas que ofrece el Gobierno por sus cabecillas hayan permitido defenestrar a la cúpula y que apenas sobrevivan entre los más importantes, quienes han encontrado refugio en terceros países.

Lo anterior explica, en gran medida, la decisión del presidente Juan Manuel Santos de buscar una paz negociada sin un cese el fuego bilateral. Lo que significa, que en ningún momento se deja de defender ni un centímetro de la soberanía nacional y la lucha por recuperar la zona de la periferia en poder temporal de la subversión la mantienen nuestras Fuerzas Armadas. Así como fue trascendental el discurso del presidente Santos y la intervención de Timnochenko en la que repitió el viejo discurso subversivo, es de anotar que la otra noticia importante de  ese día fue la del bombardeo de la Fuerza Aérea a un campamento de las Farc, que muestra cuál es la naturaleza de la contienda que se libra en Colombia mientras avanza el tren del diálogo. Esto implica que las negociaciones de paz tendrán que avanzar por un campo minado y debemos acostumbrarnos y tener serenidad para conseguir el objetivo de alcanzar la paz.

Los cinco puntos que han acordado el Gobierno y la subversión para tratar en la mesa de diálogo son suficientemente amplios como para erizar el ánimo de los negociadores. Al mismo tiempo permiten conocer a fondo las exigencias de un grupo subversivo que siente que negocia ahora la paz o está condenado a seguir la misma suerte de Tirofijo, Jojoy, Reyes y Cano. Es de presumir que hay una real voluntad de paz o un interés suicida de engañar a la población colombiana y a la comunidad internacional, lo que en sana lógica no tendría sentido. Desde luego, estos cinco temas de desarrollo agrario, participación en política, desmovilización y fin del conflicto así como lucha contra el narcotráfico y reparación a las víctimas podrían dilatarse en el tiempo de no existir un verdadero compromiso de paz. En caso de que esas negociaciones fueran exclusivamente para ganar tiempo en momentos en que se efectúan las elecciones en Venezuela y posiblemente el candidato republicano Mitt Romney pueda alcanzar la presidencia en Estados Unidos, implica que la mesa donde se juega  el ajedrez de la paz  se desplomaría. Pero si no es así puede asegurarse que el fin del conflicto estaría en la mira.