Berlusconi contra las cuerdas | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Agosto de 2013

*De plácemes la magistratura politizada

*Crujen los goznes de la democracia

 

Los políticos que abominan de Silvio Berlusconi, la izquierda de casi todos los matices, socialistas, comunistas, los centristas, los antiguos democristianos, los anarquistas y diversas fuerzas políticas en un sistema pluripartidista por excelencia, como la academia, los medios de comunicación que lo antagonizan están de fiesta, lo mismo que los mojigatos y los que no gustan de sus fiestas con chicas de la farándula: han condenado a Il Cavalieri. El político y millonario italiano, con un partido libertario, de romántico estilo fascista y nacionalista de utilería, aliado con conservadores y antiguos separatistas, consiguió convertirse en el gran elector de la política italiana, que afina el populismo y deja  tendidos en el campo a las fuerzas políticas más poderosas del país. Su irrupción en la política  tuvo que ver con la corrupción de los partidos tradicionales de diverso signo, inmersos en repetidos escándalos por cuenta de negocios y contrataciones turbias, en ocasiones con las mafias. Varios de los más prominentes hombres públicos de Italia enredados con la justicia terminaron a la sombra o el exilio. Se supuso que un millonario exitoso, que había resuelto sus asuntos financieros como para que  varias generaciones de sus descendientes se regodeasen en el lujo, no caería en la tentación de exponerse a líos con la justicia por seguir el camino de sus antecesores que llegaban impulsados por la necesidad y la insaciable codicia a enriquecerse en el poder.

Y lo cierto es que Berlusconi ha sido denunciado numerosas veces, por problemas contables de sus empresas, errores o jugadas audaces para   superarlos, cuenta con un equipo formidable de abogados para defender sus intereses en distintos sectores de la economía, lo que a medias consiguen impedir que se presente  conflicto de intereses en distintos campos, por lo que cualquier equivocación puede derivar en una multa o en denuncias en su contra, así el asunto dependa de uno de sus gerentes.

Como el poderoso  político tiene un viejo pleito con la izquierda y el sector académico de la misma al  derrotarlos  en las urnas, los agitadores se refugian en la Universidad y la reflexión los lleva a pensar que lo decisivo es tomarse los medios, los sectores culturales y la magistratura. Se atrincheran en los claustros y desde esa fortaleza dan la batalla contra el tunante que les hizo morder el polvo de la derrota política y electoral. Un personaje que les repugna más en cuanto no es un intelectual, ni un ideólogo, ni un gran orador, ni escritor, ni un ser de finas maneras, sino un tahúr con alma de mercader, que juega con cartas propias con audacia y multiplica una y otras vez las apuestas cuanto pierde, hasta quedarse con el botín. Y, también, es un frio componedor. Cuando se lo propone negocia con sus más enconados antagonistas, sino que lo diga el actual primer ministro Enrico Letta, que creció en la  izquierda combatiendo y denostando a Berlusconi. Que había jurado no hacer alianza con él, pero después de meses de mantener en vilo a Italia sin conformar gobierno, se doblegó al poder del magnate y negoció una coalición, lo que le ha permitido gobernar durante 100 días con relativa fortuna, dada la precariedad de su fuerza.

La magistratura de izquierda se la juega toda contra Berlusconi, con la condena a 4 años de cárcel, que por su edad no pagará en la prisión, tiene por objeto inhabilitarlo, hacerlo desaparecer como una cucaracha del panorama político. Ya habrá tiempo de golpearlo con otras medidas judiciales, de encontrar algunas mujeres de la vida alegre que declaren contra el impenitente admirador  de las  mujeres atractivas y complacientes, en las que busca refugio temporal por  unos momentos de escapismo o placer. Alguna vez declaró que la búsqueda de variada compañía femenina lo liberaba del estrés de los negocios y la política, por lo que era adicto al más antiguo de los deportes de la humanidad.

Y sus seguidores  han salido a las calles de Roma a protestar y mostrar su inquebrantable solidaridad con el político en desgracia, marchan hasta la vivienda de Berlusconi, indignados y procedentes  de distintas regiones de Italia gritan en coro: “Se perpetró una injusticia, los magistrados son unos vendidos politizados”. Exigen la presencia del jefe, que se asoma por la ventana y afirma: “En estos días que solo son angustia y dolor para mí, me reconforta vuestro abrazo. Pero tranquilos. Yo estoy aquí. Yo me quedo. Yo no tiro la toalla”. Y lanza un mensaje de tranquilidad, no se va a dejar llevar por los extremistas que lo siguen, que le piden que quiebre los débiles goznes que sostienen la democracia italiana y convierta las calles en un infierno, hasta forzar un pacto político que conduzca a una amnistía o la defenestración de la magistratura. No, pareciera que apuesta a evitar la pérdida de su escaño parlamentario, lo que le permitiría ganar tiempo. Así que declara: “El Gobierno debe seguir adelante para aprobar las medidas económicas que pedimos”. Y agrega: “El Gobierno sigue adelante: no nos pueden tachar de irresponsables. Antes que todo viene el interés de nuestra Italia”.  No olvidemos que el  teatro y la política espectáculo son invento de los romanos.