Blindaje a Machado | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Octubre de 2023

* Habilitación política, condición inamovible

* Aumentar la presión sobre el régimen dictatorial

 

La masiva votación el domingo pasado en las primarias presidenciales de la oposición en Venezuela dejó tres conclusiones muy importantes. De un lado, que se trató del hecho político más trascendental en el vecino país en los últimos años, ya que no solo evidenció que las mayorías ciudadanas en esa atribulada nación están por remover al régimen de Nicolás Maduro del poder, sino que, como no se veía hace mucho tiempo, los sectores contradictores de la satrapía chavista por fin lograron superar sus divisiones y entendieron que solo unidos y poniéndose por encima de las rencillas personales y partidistas pueden consolidar la suficiente fuerza electoral para ganar en unos comicios generales que deberían realizarse en el segundo semestre del próximo año.

En segundo lugar, es innegable que tras el desgaste sufrido por la figura de Juan Guaidó, hoy exiliado en Estados Unidos, María Corina Machado se muestra con un liderazgo renovado, que genera menos prevenciones en algunos sectores antichavistas que siguen por fuera de este proceso de unión y, sobre todo, cuya conexión con las bases populares no tiene discusión. Una prueba de ello es, precisamente, las multitudinarias manifestaciones que encabezó en los últimos meses, no solo en Caracas y en las principales ciudades y estados venezolanos, sino en muchos municipios considerados antiguos fortines chavistas.

Varios de los analistas sobre las implicaciones de la elección de Machado como candidata única señalan que, a diferencia de Guaidó, la dirigente ha logrado evolucionar de una figura enfocada únicamente en el discurso de la resistencia ante el régimen dictatorial, para convertirse en una alternativa política creíble para millones de venezolanos que ven en ella la posibilidad, real y concreta, de derrotar a Maduro en unos comicios generales, obviamente si éstos son transparentes, dotados de todas las garantías constitucionales y legales y, sobre todo, con una estricta vigilancia de la comunidad internacional para evitar que el régimen pueda incurrir en algún tipo de fraude para evitar ser sacado del poder.

Un tercer elemento que se puede derivar de las elecciones primarias de la oposición se refiere a que la validez de las mismas depende, en gran parte, del efecto que surta la presión de Estados Unidos y otras instancias foráneas para que el gobierno chavista acepte derogar las decisiones de la Contraloría y otras instancias administrativas y judiciales, todas cooptadas por el régimen, contra Machado y otros líderes políticos. Queda claro que mientras no se suspenda el efecto de las sanciones de inhabilidad política y electoral que penden sobre la candidata y la cúpula opositora, no habrá lugar alguno para que se pueda hablar de un regreso a la democracia en Venezuela.

Aunque desde las conversaciones entre el gobierno y sus contradictores que se realizaron en México el año pasado este fue un tema central, nunca se avanzó en esa dirección. Ahora que las tratativas se reanudaron, esta vez con sede en Barbados, el asunto fue puesto sobre la mesa de nuevo, pero los voceros de Maduro se muestran inflexibles al respecto. En ese orden de ideas, como bien lo advirtiera el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, debe quedarle claro al régimen de Miraflores que la comunidad internacional no admitirá acuerdo alguno que no contemple la habilitación política y electoral de Machado y compañía.

Sin embargo, las declaraciones del segundo del régimen, Diosdado Cabello, en torno a que no se levantarán las sanciones a la candidata presidencial opositora, evidencian que será necesario redoblar la presión sobre Maduro, incluso acudiendo a un eventual suspensión del desembargo de las exportaciones de petróleo, gas y oro que se autorizó semanas atrás, así como la activación de un fondo manejado por las Naciones Unidas que invertiría en programas sociales una serie de capitales oficiales venezolanos que se encuentran bloqueados desde hace tiempo en el exterior.

Visto todo lo anterior, queda claro que si bien la victoria de Machado fue un paso muy importante para el largo camino del retorno a la democracia en Venezuela y el cese de la dictadura, ésta conserva un poder todavía superlativo que es capaz de bloquear todos los esfuerzos nacionales e internacionales para acabar con la crisis de casi dos décadas en la otrora nación más rica de Latinoamérica. Hemos recalcado en estas páginas que no hay nada más peligroso que darle aire al régimen Maduro y permitir un reingreso suyo al entorno global. No se puede incurrir en ingenuidades frente a la satrapía chavista que ya ha demostrado una alta capacidad de engaño y dilación con tal de no soltar el poder, así ello implique profundizar la tragedia política, económica, social e institucional que sufren todos sus gobernados.