Cayó el “derecho” al aborto en EU | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Junio de 2022

La Corte produce un fallo histórico

* Eliminación del “pensamiento único”

 

A partir de ayer el aborto no constituye ningún derecho en Estados Unidos y cada sección territorial en que se divide la federación podrá votar las normas al respecto, en las legislaturas estatales, sin ninguna obligación de carácter nacional que pueda afectar la decisión. Inclusive ha quedado vigente la posibilidad inmediata de prohibir el abortismo, como desde ya se ha venido anunciado en varios estados de la Unión.

De tal modo se vino a pique uno de los emblemas del progresismo norteamericano, a partir del cual se había estipulado, desde 1973, la posibilidad de abortar incluso hasta las 24 semanas de gestación. Y que, como se sabe, sirvió de base para que muchos países del orbe copiaran, a lo largo de estas décadas, ese dictamen jurídico como punta de lanza de la supuesta vanguardia jurídica a la que muchos tribunales se plegaron en el mundo, entre ellos un reciente fallo par parte de la Corte Constitucional colombiana en la que se interfirió la potestad legislativa del Congreso.      

En ese orden de ideas, se confirma el trascendental giro que se había hecho público, hace dos meses, en una exclusiva del periódico electrónico, Político, en la cual se notificó que la Corte Suprema de los Estados Unidos tenía una decisión tomada para revocar las disposiciones y la jurisprudencia sobre el supuesto derecho al aborto. Desde entonces ya se sabía, como lo dijimos en su momento, que la mayoría del tribunal había decidido retornar a los estados sus atribuciones sobre normas de este tipo y anular las presuntas facultades de índole nacional por parte de la Corte que, al contrario, los jueces tildaron de usurpación dentro del régimen federativo propio del país del norte.                   

Formalizado el veredicto en Estados Unidos, con una mayoría de 5-4, se confirmó la opinión del magistrado ponente, Samuel Alito, que desde el principio y como se publicó entonces consistió básicamente en que el fallo de la Corte que permitió el aborto, hace cinco décadas, entrañaba un respaldo legal “excepcionalmente débil” y que esa sentencia tuvo, a través del tiempo, secuelas negativas para el tejido social norteamericano. En esa vía, el magistrado ponente había dicho que su conclusión era que “el derecho al aborto no tiene raíces profundas en la historia y las tradiciones de la Nación”. Y que, bajo esa perspectiva, no hay ninguna localización precisa sobre el aborto como derecho constitucional.    

En esa línea de pensamiento, la sentencia oficial, que derogó tanto lo estipulado en el caso Roe vs. Wade como sus consecuencias a lo largo de los años, dejó en evidencia, asimismo, que la Constitución no prohíbe que los organismos legislativos de cada estado puedan entrar a regular o inclusive a descartar de plano el aborto. Y que son libres de hacerlo, bien para negarlo, bien para ampliar su procedimiento. En todo caso, ya es sabido que al menos 26 legislaturas estatales entrarían ipso facto a modificar o prohibir el aborto.

Varios, claro está, han sido los flancos para atacar la decisión de la Corte, entre otros, que se afectará a los más pobres o que habrá que pasearse por todo Estados Unidos para poder abortar.        

Ahora la única alternativa estaría en que, más allá de lo que diga la Corte, se presente una ley ante el Congreso a fin de restablecer el tema como venía. Pero para aprobar una ley de esta índole se requieren unas mayorías especiales que, desde luego, no se vislumbran en la actual composición parlamentaria. Y menos cuando hay una escisión pugnaz entre republicanos y demócratas, sobre casi todas las materias, mucho más en un tema como el aborto donde impera una aguda polarización.

La otra opción, ciertamente, es que cada uno de los partidos se vuelque para conseguir una cantidad suficiente de adeptos en las elecciones del próximo noviembre. Entonces se verá dónde están las mayorías, tanto a nivel nacional como regional, de modo que se está a la expectativa de aquellas elecciones donde el partido de gobierno suele ceder tradicionalmente, todavía en mayor medida con un régimen impopular como el de Joe Biden.

Sin embargo, con el histórico fallo de Corte Suprema de los Estados Unidos se ha producido una liberación del “pensamiento único” que se había dado por descontado durante tantas décadas sobre el aborto. Ahora será la democracia la que decida, como debió ser desde el principio.