Colombia y los indignados | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Octubre de 2011

* Coincidencias entre Gómez y Hessel

* Crece la protesta mundial en las calles

 

Figura  el  francés Stéphane Hessel de 94 años, con su escrito “¡Indignaos!” como el inspirador del movimiento 15-M. Y, naturalmente, le corresponde la paternidad de la protesta que se extiende por el planeta. Lo que no obsta para reconocer que en Colombia Álvaro Gómez, encabezó el rechazo contra el Régimen, dentro de un esquema en el cual habló de la Democracia sin Partidos, y convocó a derrotar la corrupción. En ese sentido sería el jefe conservador el pionero de los indignados en el Nuevo Mundo. Por alguna coincidencia los indignados europeos muestran esa misma disposición de combatir regímenes que consideran infestados por la corrupción y la degradación de las costumbres políticas.
Muy seguramente ni Stéphane Hessel, ni los indignados han leído los escritos de Gómez sobre el Régimen que le costaron la vida; si  conocieran sus planteamientos  se sorprenderían de encontrar allí interesantes coincidencias, como las claves de la decadencia de la democracia y el triunfo de los peores en política. Y los gobernantes, instrumentos pasajeros del Régimen.
Estamos frente a un fenómeno de corrupción universal de las costumbres políticas; de malos manejos oficiales y de políticas desacertadas que tienden a empobrecer a las naciones, de elementos sin escrúpulos, que utilizan los mecanismos de desregulación económica e, incluso, la política social de los gobiernos para desviar fondos oficiales a sus alforjas, lo mismo que comprometen los recursos en empresas desastrosas, contratos leoninos y en favor de grupos de especuladores que  se enriquecen de manera fraudulenta, en ocasiones, por el simple procedimiento de aprovecharse de los secretos de Estado, de conocer previamente las medidas económicas, por lo que se anticipan a financiar jugosos proyectos. Y economistas, antiguos ejecutivos que han estado en el mundo de las altas financias, denuncian la forma como el Régimen se enriquece durante la vigencia de gobiernos de distinto signo político, pues los negocios no paran, no tienen horario y se especula a toda hora y en todas partes.
En la medida que jóvenes profesionales, empresarios, trabajadores, estudiantes y gente del común, ven cómo crece el desempleo, peligran sus ahorros, sus jubilaciones, sus viviendas a crédito que no  pueden cancelar; en una crisis sin fondo, se indignan. En Colombia el único indignado  que lo expresó con la elocuencia que lo caracterizó fue Álvaro Gómez, el resto de la población no lo entendió, ni siquiera el haber caído en la lucha como un héroe antiguo suscitó entre sus huestes un reclamo permanente por denunciar el Régimen.
Quizá es tiempo de que esos escritos se vuelvan a publicar, por lo menos para que la gente joven entienda la profundidad y vigencia de sus tesis. No saben tanto del Régimen los indignados de Europa y los Estados Unidos, como aparece en la denuncia de Álvaro Gómez, que se puede aplicar a casi todos los países democráticos de Occidente. Mas el efecto de las denuncias de Hessel ha sido eficaz en cuanto se encuentra ante una población con mayor madurez política que la nuestra. La protesta de los indignados se extiende por Europa y ya llegó a EE.UU. El movimiento de los indignados en  Nueva York  es contra Wall Street. La capital financiera del capitalismo vivió momentos de tensión por el concierto de voces que gritaban consignas contra los especuladores de la alta finanza. Airados manifestantes se movilizaron por las calles de más de 950 ciudades de 82 países. Se rompió con el dogma según  el cual se acabaron las protestas callejeras y todos se resignan a quedarse en sus casas y rumiar en la impotencia su frustración. Por el contrario, entre quienes se levantan en el Medio Oriente se ha visto gente acomodada y profesionales que se manifiestan con ardor, exponen sus vidas y enfrentan la represión. Otros protestan en Roma, en París, en Bruselas, en Londres, en Madrid, en Berlín, en Colonia, en Hamburgo y en otras urbes y países. Crece la protesta contra gobiernos, asociaciones, bancos y poderes nacionales e internacionales que deciden desde la oscuridad sobre el destino de todos, que comprometen los fondos y la riqueza de los pueblos. Esas protestas son de signo diferente, como ocurre con un político como Álvaro Gómez y un Hessel, sin antecedentes políticos, lo único cierto es que en medio de las paradojas de la política muestran el creciente inconformismo de grandes sectores de las sociedad que se sienten defraudados, utilizados, manipulados, por los politiqueros y especuladores que al amparo de la democracia o de dictaduras seculares se enquistan en el gobierno, siempre al servicio del Régimen.