¿Confiabilidad eléctrica? | El Nuevo Siglo
Martes, 1 de Marzo de 2016

*El Niño, daños en centrales e importación

*Riesgo de apagón no se descarta del todo

NO han sido estos últimos los mejores meses para el sistema de generación eléctrica en Colombia. En el segundo semestre del año pasado, cuando por efecto del fenómeno de El Niño se empezó a necesitar el aporte de generación de las termoeléctricas, se puso al descubierto que algunas atravesaban una difícil situación de sostenibilidad financiera, pese a los billonarios recursos inyectados en la última década mediante el llamado “cargo por confiabilidad” pagado por todos los usuarios del servicio de energía en sus facturas mensuales por largo tiempo. En medio de un cruce de acusaciones entre Gobierno, térmicas, entes reguladores y anuncios de investigaciones penales, disciplinarias y fiscales, una de las salidas fue el aumento de las tarifas de energía no sólo para forzar un uso más racional de este servicio, sino también para poder lanzar un salvavidas financiero a las plantas que generan energía con base en carbón y diésel. Un golpe duro para los bolsillos de los colombianos que afectados por una inflación disparada debido al encarecimiento de los alimentos por la sequía interna y la revaluación del dólar.

 

Aunque se había advertido que El Niño tendría su pico de tensión entre enero y febrero, al comienzo del último trimestre de 2015 empezó a advertirse que el fenómeno climático sería el más fuerte de la historia. Creció entonces la alerta porque si bien la cadena termoeléctrica trabajaba a toda capacidad, el nivel de los embalses empezó a bajar de forma acelerada, pues las altas temperaturas afectaron el nivel de muchos ríos y embalses, llevando incluso a racionamientos de agua en más de 200 municipios. Para enfrentar esa situación se acudió, por ejemplo, a utilizar el estado de emergencia económica, social y ambiental declarado en septiembre para hacer frente al bloque de la frontera con Venezuela, para poner en funcionamiento la hidroeléctrica de El Quimbo, en el Huila. Sin embargo, esta medida se vio imbuida en un rifirrafe jurídico, ambiental y económico que llegó hasta la propia Corte Constitucional. Tras órdenes cruzadas de apagarla y prenderla, hoy tiene activas sus turbinas pero de forma provisional, en una especie de ‘matrícula condicional’ y bajo fuertes condiciones para evitar afectaciones ecológicas.

 

Con la cadena hidroeléctrica aportando, en el comienzo de 2016, apenas el 50 por ciento de la energía que consume el país, cuando lo normal es que sea el 70 por ciento, vino entonces otro problema: un incendio en la central de Guatapé, en Antioquia, afectó el potencial de generación de la red de Empresas Públicas de Medellín, puesta esta planta se interconecta con las centrales de Playas y San Carlos, generando las tres alrededor de 15 gigavatios. El proceso de reparación no será fácil, a tal punto que en mayo Guatapé empezará a trabajar a baja capacidad y sólo en septiembre volvería al cien por ciento.

 

Frente a esa coyuntura, aunque se acudió al uso de plantas de reserva para generar 8 gigavatios adicionales, lo cierto es que hace una semana se anunció la necesidad de importar energía de Ecuador para garantizar la oferta requerida en el país y espantar el fantasma del apagón que ha venido rondando al país desde finales del año pasado. Sobre la posibilidad o no de racionamientos de luz las posturas están divididas: el  Gobierno sostiene que superado ya el punto de máxima intensidad del Niño, el nivel de los embalses cerró febrero en un 40 por ciento, que se considera un nivel adecuado para esperar que entre la primera temporada invernal del año en abril. Sin embargo otros expertos aducen que ésta tendrá un nivel de lluvias menor al promedio histórico y que con el daño de Guatapé no se descarta que sea necesario recurrir a cortes preventivos del servicio en algunas semanas. La alerta es tal que un exministro de Minas y Energía propuso ayer analizar la posibilidad de adelantar en 60 minutos la hora oficial en Colombia, tal como se hizo durante el apagón en el gobierno Gaviria. Pero cuando se discutía sobre la viabilidad de esta propuesta, se informó de un daño en Termoflores que aún está por evaluar para conocer su impacto dentro de la cadena de generación térmica.

 

Como se ve, el panorama eléctrico en el país continúa complicado y si bien es cierto que todavía no ha sido necesario proceder a racionamientos la opción no está descartada, sobre todo si continúan presentándose daños en las cadenas térmicas e hidroeléctricas, haciendo patente que urge elevar los niveles de confiabilidad del sistema en general.