Decrecimiento, tesis anacrónica | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Octubre de 2022

* Compleja e integral visión de Bill Gates

* Más allá de una rectificación ministerial

 

Nada más inconveniente para la estructuración de políticas de combate al cambio climático y promoción del desarrollo sostenible que quedarse solo en los titulares de las opiniones sobre un tema tan complejo, sin imbuirse en el contexto y fondo de las mismas. Prueba de ello es lo que ocurrió estos días en Colombia respecto a la interpretación de lo advertido por el magnate Bill Gates sobre la teoría del “decrecimiento económico” como vía para contener los efectos lesivos del calentamiento global.

Como se recordará, esa teoría fue traída a colación semanas atrás por la ministra de Minas y Energía, quien afirmó que Colombia debería exigirle a “… otros países que comiencen a decrecer en sus modelos económicos porque de ese decrecimiento depende también que logremos un equilibrio mayor y que los impactos del cambio climático nos afecten menos… Los países deberían tener modelos de decrecimiento económico para dejar de demandar ese extractivismo exacerbado”.

La solicitud generó un amplio debate a nivel político, económico y académico. Incluso se recordó que dicha teoría no era nueva, sino expuesta en los años sesenta y setenta del siglo pasado, en medio de un debate geopolítico muy marcado. Igualmente, varios decanos, exministros y expertos señalaron que hoy esa tesis resultaba, por lo menos, anacrónica, dado que las realidades productivas, poblacionales, ambientales y geoeconómicas al comienzo de la tercera década del siglo XXI son muy distintas a las de hace medio siglo.

Esta semana el tema volvió a la primera plana por cuenta de lo dicho por el magnate y filántropo Bill Gates en un podcast especializado de Bloomberg. Interrogado sobre el decrecimiento económico y su rol dentro del combate al cambio climático, sobre todo en cuanto a que los países en desarrollo deben crecer para poder satisfacer sus necesidades básicas y los desarrollados controlar sus excesos, el fundador de Microsoft respondió que no creía que fuera “realista decir que la gente va a cambiar por completo su estilo de vida debido a las preocupaciones sobre el clima. Puedes tener una revolución cultural en la que intentas tirar todo por la borda, puedes crear una situación similar a la de Corea del Norte en la que el Estado tiene el control. Aparte de la inmensa autoridad central para que la gente simplemente obedezca, creo que el problema de la acción colectiva simplemente no tiene solución. Y cuando la gente dice que la tierra es finita, en realidad no sé a qué se refieren. Podemos cultivar suficientes alimentos, el agua no desaparece, los minerales no desaparecen. No es una situación malthusiana. De hecho, aparte del continente de África, en realidad estamos en declive demográfico...”.

Obviamente, esa afirmación de Gates sirvió para prender de nuevo el debate interno sobre la tesis del decrecimiento. Sin embargo, como se dijo al comienzo, la controversia no fue más allá de la interpretación simplista de que uno de los hombres más ricos del mundo estaba dejando sin piso lo dicho por una ministra colombiana. Lo verdaderamente importante, sin embargo, es que el fundador de Microsoft es hoy por hoy una autoridad en materia de lucha contra el calentamiento global. De hecho, en 2021 escribió un libro muy leído titulado “Cómo evitar un desastre climático”, en donde enfatiza que una de las vías más eficientes en la materia es el impulso de la investigación, innovación y desarrollo tecnológico aplicado para crear sistemas productivos sostenibles y rentables. Todo ello desde un enfoque realista, con esquemas viables de transición energética y de disminución gradual y efectiva de emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, Gates fue clave en la legislación que acaba de expedir el Congreso estadounidense sobre combate a la inflación y acción climática. De igual manera financia varios fondos billonarios que apoyan presupuestal y administrativamente proyectos e iniciativas empresariales, de inteligencia artificial y manufactura en esa dirección, con el objetivo de que tengan aplicación global por parte de gobiernos y sector privado.

Gates defiende un modelo de desarrollo sostenible basado en el realismo, ajeno a dogmatismos y esquemas ideológicos macartizados y desgastados. Se puede estar o no de acuerdo con su visión. Sin embargo, convendría al Gobierno, Congreso, academia y opinión pública colombianas estudiarlo y profundizar en él. Quedarnos en la simplista polémica de una afirmación ministerial y la corrección por parte de un magnate en nada contribuye a la necesaria discusión nacional sobre los ritmos de la transición energética, el futuro de la industria de hidrocarburos y minera, la preservación ambiental y el costo-beneficio real de muchas políticas sectoriales a corto, mediano y largo plazos.