Democracia, esencia continental | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Junio de 2022

* Razón de ser de Cumbre de las Américas

* Una agenda concreta en temas prioritarios

 

La democracia "es el ingrediente esencial para el futuro". Esa frase del presidente estadounidense Joe Biden al inaugurar el miércoles en la noche la Cumbre de las Américas, que se lleva a cabo en Los Ángeles, pone de relieve que el futuro del continente americano no se puede concebir sin este sistema político en donde el equilibrio de poderes públicos, la elección popular y transparente de los gobernantes así como el respeto por las libertades y los derechos humanos son elementos primordiales.

Es, precisamente, bajo ese enfoque que resulta acorde con el horizonte institucional del norte, centro y sur de esta parte del hemisferio occidental que la Casa Blanca no haya cursado invitación a los gobiernos autoritarios e incluso dictatoriales de Nicaragua, Cuba y Venezuela. En modo alguno se podría permitir que los jefes de esos regímenes que cooptaron todos los poderes públicos, restringen o incluso vetan las elecciones libres al tiempo que violan de manera sistemática las garantías fundamentales de la población, asistieran en igualdad de condiciones a un escenario en el que la vocación democrática es requisito sine qua non.

Es más que evidente que permitir que Nicolás Maduro o Daniel Ortega accedieran a la Cumbre de las Américas podría enviar el peligroso mensaje de que la comunidad internacional valida o permite alguna ventana de legitimidad a gobiernos considerados parias y a los que se ha tratado de aislar por su proceder represivo y antidemocrático.

Si bien es respetable, dentro del principio de soberanía y autodeterminación de los pueblos, base fundacional de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos, la postura de algunos gobiernos de izquierda que protestaron por la ausencia de los representantes de Managua, La Habana y Caracas, no se puede perder de vista que saltarse las reglas básicas de la democracia es un hecho grave que requiere la censura trasnacional. Decenas de millones de personas en esas tres naciones sufren las peores crisis por cuenta de los mandatarios autoritarios y llevan muchos años urgiendo al mundo que se movilice en su ayuda.

No en vano, la vocería y representatividad rusa ha sido negada o vetada en muchas instancias políticas, económicas, sociales, deportivas e incluso culturales por cuenta de la invasión injustificada a Ucrania, que ha causado miles de muertos y heridos, millones de desplazados y ha semidestruido casi toda su infraestructura y aparato productivo. Paradójicamente Moscú es el principal eje de apoyo a Maduro, Ortega y Miguel Díaz Canel.

Es claro que la búsqueda de una solución de fondo a la crisis migratoria es más viable si todos los países del continente se sientan a la mesa para asumir compromisos en esa dirección. Sin embargo, la declaración que hoy se expida en la Cumbre de las Américas apunta a ser un paso fundamental para enfrentar esta problemática. Por igual, se espera delinear una estrategia continental para acompasar de forma más ágil y tangible los ritmos -hoy muy desiguales- de la recuperación social y económica pospandemia así como el combate hemisférico al cambio climático. No menos prioritaria resulta la adopción de una hoja de ruta americana frente a los duros y crecientes impactos de la guerra ucraniana, sobre todo en materia de pico inflacionario y afectación de la cadena de producción y suministros agropecuarios…

El continente americano atraviesa una complicada situación. Por lo mismo requiere, sobre por parte de Estados Unidos, una estrategia de choque audaz y concertada en múltiples frentes. Un plan de contingencia que, si bien debe respetar las diferencias de criterio nacional dentro de un escenario geopolítico muy accidentado, no puede apartarse de la exigencia democrática como base fundacional continental.

La Cumbre de las Américas tiene una agenda muy amplia y es claro que no puede cubrir en una sola cita todas las problemáticas coyunturales y estructurales. Sin embargo, continúa siendo una instancia de alta significancia política, económica, social e institucional. De allí, entonces, que los objetivos que cada presidente y jefe de gobierno está planteando constituyen un insumo clave dentro de la definición de esa hoja de ruta trasnacional. Resulta evidente, como lo han advertido no pocos analistas, que se requiere de los voceros oficiales de cada país más fondo realista y propositivo, antes que ahondar en contiendas discursivas o teóricas que, por lo general, no conducen a nada. Lo importante, en todo caso, es que haya seguimiento a lo que se pacte, incluso avanzando hacia aspectos cada vez más vinculantes y exigibles. Es indiscutible: el continente fue el más golpeado por la pandemia y pese a todo ello sigue teniendo un futuro promisorio.