Las encuestas en Venezuela muestran que la popularidad del Gobierno ha caído en un margen histórico sin parangón, auscultado el parecer de la sociedad entre el 27 de septiembre y el 7 de octubre, en un muestreo representativo de 1.300 personas la desaprobación al presidente Nicolás Maduro, va por el 67.5 por ciento y tiende a aumentar en la medida que la honda crisis económica se agrava. Para un gobernante que asumió el poder en el 2013, semejante caída en la conciencia del pueblo golpea de manera brutal su capacidad de maniobra y de abrirse al libre juego democrático, cuya debilidad explica el endurecimiento del régimen en los últimos meses y la persecución y prisión de varios dirigentes de la oposición.
Los expertos consideran que en cuanto se produzca la inevitable alza de la gasolina se podría desatar un rechazo general que impulsaría a los descontentos a tomarse las calles. Y de no tomar la impopular medida alcista el descalabro económico sería de proporciones gigantescas. Es de reconocer que la crisis política de Venezuela viene de atrás, por cuenta del modelo asistencialista del manejo y despilfarro de la riqueza del petróleo, que en los primeros días del gobierno del comandante Hugo Chávez, le ganó inmensa popularidad, hasta que con el paso de los años esos dineros se volatilizaron en el ejercicio tropical del populismo. Las cifras en rojo de la encuesta son catastróficas, apenas el 30,2 por ciento aprueba la gestión del gobernante. Lo que significa que la burocracia y los sectores marginales más dependientes de la ayuda del Estado, son los que por ahora, siguen el oficialismo que hace agua. Y de ese 30% un 28% se declara chavista. Lo que torna más dramática la tambaleante situación del presidente Maduro, puesto que el oficialismo está dividido.
Un 81,6 por ciento del público considera entre regular y muy mala la gestión oficial, en tanto apenas 18.2%, de los sectores oficiales o marginales, afirma que es regular o buena. Leopoldo López, dirigente de la oposición en prisión, obtuvo un puntaje positivo de 45,6%, con un negativo de 40%. El cauteloso Henrique Capriles, gobernador del Estado Miranda, pasó con un apoyo positivo de 42,1% y un saldo negativo del 46,4%. La situación social de Venezuela se torna explosiva, puesto que cada día merma la ayuda oficial a los más necesitados y escasean los productos de primera necesidad hasta para los que tienen dinero con qué comprar. Con el crudo hipotecado y la merma del crecimiento de China, el panorama económico inmediato encierra densos nubarrones que podrían traducirse en una implosión social.