Desempleo sigue a la baja | El Nuevo Siglo
Martes, 31 de Mayo de 2022

* Hoja de ruta continúa funcionando

* Hay muchos flancos por reforzar

 

El proceso de reactivación económica del país continúa a buen ritmo. Esto se comprueba no solo en que durante el primer trimestre el aparato productivo creció a un 8,5%, uno de los índices más altos a nivel continental e incluso frente a potencias y países emergentes de otras latitudes, sino por los buenos resultados en otros sectores como las exportaciones, industria, comercio, consumo, demanda de energía, turismo e inversión extranjera directa. A ello se sumó que ayer el DANE confirmó la senda de disminución del desempleo, que cerró abril en 11,2%, es decir 4,3 puntos porcentuales menos que en el mismo mes de 2021. Es decir, que en doce meses se recuperaron 2,2 millones de plazas, esto con base en el concepto de población ocupada y desocupada.

Ahora bien, esta comparación puede que no sea la más realista, dado en abril del año pasado el país se encontraba en pleno pico pandémico y algunas actividades económicas seguían a media marcha por restricciones de bioseguridad. En ese orden de ideas, resulta más objetivo traer a colación la tasa de desocupación laboral de marzo pasado, que estaba en 12,1%. Esto implica, entonces, que la disminución del desempleo fue casi de un punto porcentual de un mes a otro, un resultado por demás positivo.

Como lo hemos dicho en estas páginas, así como debe resaltarse en toda su dimensión que Colombia registre tasas tan altas de crecimiento de su Producto Interno Bruto, es urgente lograr acompasar ese dinamismo productivo con una disminución proporcional de la cantidad de personas sin trabajo. Aunque estos dos indicadores siempre tienen una brecha (tanto en Colombia como a nivel global), es evidente que la tarea urgente es reducirla y, en ese objetivo, al tenor de las cifras, la tarea se está cumpliendo de forma gradual y sostenida.

Ahora bien, todavía queda mucho camino por recorrer. La meta gubernamental de terminar su mandato con una tasa de desempleo inferior a dos dígitos no parece fácil de cumplir, aunque algunos analistas consideran que sería, estadísticamente, viable, en la medida en que el año pasado el número de personas sin trabajo aumentó en mayo y junio debido al grave efecto recesivo que produjo la ola de paros, bloqueos y asonadas. Por el contrario, en este 2022 el desempeño económico del segundo trimestre va viento en popa, no existe ya ninguna restricción en materia de bioseguridad y el aparato productivo evoluciona sin dejarse afectar por las contingencias propias de la recta final de la campaña presidencial. La amenaza más grande, sin embargo, tiene que ver con el repunte inflacionario por cuenta de factores externos (efectos de la guerra en Ucrania) o internos (coletazo invernal y aumento de la demanda de hogares).

Es obvio que hay muchos flancos por reforzar. La informalidad laboral ha caído pero se mantiene por encima del 44%. Sin una política más eficaz en este campo, será muy complicado mantener la senda de reducción de la pobreza monetaria y multidimensional. De igual manera, la falta de trabajo continúa afectando de forma más marcada a mujeres y jóvenes, pese a los incentivos estatales a las empresas para su contratación, sobre todo por los programas y subsidios activados en el plan de contingencia contra la pandemia. No menos grave continúa siendo el desfase entre empleo urbano y rural. También resulta evidente que urge una reforma integral que adecúe y normatice la nueva realidad laboral derivada de la crisis sanitaria, ya que así como se abrieron camino nuevos nichos de empleo, otros retrocedieron fuertemente, sobre todo por la masificación tecnológica. Asimismo, se requiere una estrategia de choque más eficiente en ciudades que como Quibdó, Valledupar e Ibagué presentan las tasas de desocupación más altas del país. En últimas, es evidente que no se puede cantar victoria mientras Colombia tenga a 2,7 millones de personas sin trabajo.

Visto todo ello, es claro que el país está esperando que los dos candidatos presidenciales que disputarán el próximo 19 de junio la titularidad de la Casa de Nariño pongan sobre la mesa, de manera amplia y puntual, sus respectivas estrategias para generar más empleo y mejor calidad laboral. También se urge de los gremios, el Congreso entrante, la academia, los sindicatos y demás sectores propuestas realistas para que en pocos meses la tasa de desocupación se puede ubicar en un dígito y, por esa vía, el acompasamiento entre el crecimiento económico y la cantidad de personas con trabajo sea más tangible. Esa debe ser una prioridad nacional.