Donar órganos, salvar vidas | El Nuevo Siglo
Lunes, 21 de Diciembre de 2015

Nuevos avances legales fundamentales

De la presunción legal al altruismo vital

 

Las cifras del Ministerio de Salud indican que al término del primer semestre de este año en Colombia más de 2.200 personas se encontraban en lista de espera para recibir una donación de órganos. De igual manera, más de 2.100 pacientes requerían una córnea. En ese mismo lapso se presentaron 195 donantes reales, lo que representa un aumento del 14 por ciento respecto a igual periodo de 2014. También hubo casi 600 procedimientos de trasplante, un 15 por ciento más que un año atrás. A ello se suma que un 63 por ciento de las familias entrevistadas para la donación de órganos y tejidos de sus parientes fallecidos manifestaron su consentimiento. Sin embargo, 500 vidas más se habrían podido salvar si el restante 37 por ciento hubiera aceptado la extracción de los componentes anatómicos de sus allegados muertos. De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Trasplantados, de 24 mil pacientes que tienen que practicarse diálisis, tan sólo mil de ellos están en lista para el trasplante renal. A ello se suma que al año mueren cerca de 80 pacientes por problemas crónicos renales…

 

Todo lo anterior evidencia la necesidad de que en Colombia aumente de manera sustancial la cultura de la donación de órganos como el corazón, pulmones, hígado, riñones, intestino y páncreas, así como de tejidos como córneas, piel, huesos, médula ósea, vasos sanguíneos, válvulas cardiacas, cartílagos, tendones, esclera y membrana amniótica. Se calcula que de un cuerpo humano se pueden extraer componentes anatómicos que pueden beneficiar a más de 55 personas.

 

Si bien es cierto que en Colombia en la última década ha aumentado el número de personas que en vida autorizan que al morir sus órganos sean extraídos, todavía persisten muchos tabúes y formas de pensamiento que impiden dicho procedimiento, que van desde motivaciones religiosas, mitos en torno a que el donante queda desfigurado o, incluso, el temor de los familiares del fallecido a que sus componentes anatómicos sean objeto de las redes de traficantes. Aunque las autoridades consideran que hay mucha ‘leyenda urbana’ alrededor de esas mafias que asesinan personas o compran sus órganos en morgues para luego venderlos en el extranjero, lo cierto es que el país todavía se encuentra estupefacto con el caso de una niña de escasos seis años que fue raptada en Nariño en diciembre del año pasado y que ahora, según las pesquisas de la Fiscalía y la confesión de algunos de los involucrados, se vino a saber que fue secuestrada para ser vendida a una red de tráfico de órganos en Cali. Todavía no se sabe la suerte de la menor, pero se teme lo peor.

 

Aunque en el país existe una suficiente reglamentación para garantizar la donación y trasplante de órganos y tejidos, desde la Ley 73 de 1988 a la 919 de 2004, con su respetivo decreto reglamentario, se han presentado muchas dificultades para aplicar en la práctica la llamada “presunción legal de donación”, según  la cual si no existe oposición patente a dicha práctica de la persona en vida o por su familia al momento de la muerte se puede proceder a la extracción, siempre y cuando no hayan pasado las horas máximas establecidas para asegurar la calidad de los mismos, y no exista ninguna contraindicación médica legal.

 

De allí la importancia del proyecto de ley que acaba de ser aprobado por el Congreso con el fin de establecer un marco regulatorio preciso que agilice la donación de órganos, restringiendo al máximo la posibilidad de que los familiares de una persona que nunca manifestó en vida su negativa, impidan dicha extracción tras su muerte. La norma que pasó a sanción presidencial también agrava las sanciones penales y administrativas para quienes trafiquen, vendan o comercialicen componentes anatómicos. Se prohíbe, por igual, la donación de órganos para extranjeros no residentes en el país, aunque sí es posible en materia de tejidos. Así mismo se crea un mecanismo especializado interinstitucional para regular todos los protocolos de detección de casos potenciales de donación por fallecimiento o cuadros de muerte encefálica, entre otros aspectos. De igual manera avanza otro proyecto, que pasó a tercer debate, mediante el cual en la cédula de ciudadanía y el pase de conducción una persona dejaría patente su autorización a la donación de órganos.

 

Como se ve, la legislación existente, la que está a punto de entrar en vigencia y la que está a medio camino en el Parlamento apuntan a que al acto altruista de la donación de órganos y tejidos se masifique en Colombia, con lo cual cada día serán más las vidas salvadas.