Ecopetrol en el limbo | El Nuevo Siglo
/AFP
Jueves, 10 de Octubre de 2024

Una joya de la corona en peligro. Esa puede ser la definición más objetiva sobre lo que está ocurriendo con Ecopetrol, la empresa estatal más grande del país, de cuyo desempeño depende una parte importante de los ingresos del fisco nacional por cuenta de transferencias directas, regalías, impuestos y otras contribuciones.

Si bien es cierto que a lo largo de la actual administración el panorama para la compañía se ha complicado cada día más, sobre todo por los efectos de la controvertida política gubernamental que frenó la firma de nuevos contratos de exploración y explotación de petróleo, gas y carbón, los meses recientes han sido particularmente los más preocupantes.

Por un lado, en agosto pasado se informó que las ganancias del primer semestre cayeron un 24,2% en comparación con el ejercicio de la primera mitad de 2023.

A ello se sumó el debate generado por la abrupta decisión de Ecopetrol de revertir las negociaciones para la compra de una parte de los activos de la empresa petrolera estadounidense CrownRock. Todas las proyecciones y la banca de inversión apuntaban a que adquirir el 30% de la citada compañía era una operación rentable y aumentaría las reservas probadas de la estatal petrolera, además de fortalecer su proceso de internacionalización. Sin embargo, a última hora, el gobierno Petro instruyó no seguir adelante en este negocio conjunto con la multinacional OXY, bajo la excusa de que Colombia no comparte la explotación de crudo y gas mediante la modalidad de fracking.

Como si lo anterior fuera poco, la imagen de la compañía se ha visto afectada por distintos escándalos mediáticos en donde se señala a la pareja sentimental del presidente Ricardo Roa de tener nexos, presuntamente, con personas y empresas que están bajo la lupa por contratos con la hidroeléctrica de Urrá, de propiedad estatal. Otros procesos contractuales y licitatorios de la compañía también han sido objeto de alertas tempranas por distintas causas.

Si a lo ante expuesto se suman problemas coyunturales, como la crisis con el combustible de aviones, el efecto de los altibajos en el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles o el anunciado déficit en la producción y suministro de gas en medio de un panorama energético cada vez más inestable, se entiende porque la acción de Ecopetrol ha venido perdiendo terreno a nivel local y en la bolsa estadounidense, prendiendo las alarmas no solo de los accionistas minoritarios, el Congreso, gremios y opinión pública en general, sino también de las firmas calificadoras de riesgo. Se advierte, de un lado, el deterioro del capital y viabilidad de la compañía y, de otro, el lesivo efecto de sus menores transferencias a las arcas nacionales, lo que seguramente agravará el ya de por sí agudo déficit fiscal que arrastra este Gobierno.

Por si fuera poco, esta semana Roa volvió a quedar en el ojo del huracán. Ahora por cuenta de la decisión del Consejo Nacional Electoral de abrir investigación formal a la campaña presidencial 2022 del hoy jefe de Estado por una presunta violación de topes de financiación electoral. Campaña de la cual el actual presidente de Ecopetrol fue el gerente.

Como efecto inmediato de la decisión del Alto Tribunal, la acción cayó más de un 4% entre martes y miércoles, y solo ayer comenzó a recuperar algo del terreno perdido. Esto, paradójicamente, cuando el precio del petróleo sube debido a las tensiones bélicas en Oriente Medio.

Si bien la junta directiva de la compañía −de mayorías gubernamentales− decidió respaldar la permanencia de Roa, desde muchos sectores se continúa exigiendo que el alto funcionario dé un paso al costado y se defienda como particular en este y otros procesos penales y disciplinarios en donde ha sido mencionado. Se recalca que una empresa que cotiza en bolsa y cuyas decisiones impactan no solo a los trabajadores, socios y accionistas, sino a todos los colombianos, la soberanía energética y el fisco nacional, no debería estar constantemente bajo escrutinio y duda reputacional debido a los cuestionamientos alrededor de su presidente.

Incluso ayer generó muchos interrogantes el hecho de que el proceso de oferta de venta de bonos por más de 1.750 millones de dólares que venía adelantando la empresa petrolera se haya pospuesto. En algunos círculos económicos y bursátiles se advirtió que esta decisión habría estado incidida por la investigación del CNE.

Como se ve, el panorama para Ecopetrol, la “joya de la corona” del patrimonio colombiano, continúa ensombreciéndose cada día más. Es quizá la coyuntura más grave e incierta en sus 73 años de existencia. No hay antecedentes de una seguidilla de errores dirigenciales, de negocio y de politización funcional, como lo ocurrido en los últimos dos años. Nunca como ahora su futuro había estado tan en vilo.