El desarrollo sostenido | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Agosto de 2012

* Riqueza y medio ambiente

** Sembrar el petróleo

 

Pese a que se escribe y se habla con recurrente frecuencia de desarrollo sostenible sorprende que no pocas veces ni los funcionarios públicos tengan  claro tan hondo significado, lo mismo que algunos ambientalistas  confunden la defensa del medio ambiente con la negativa absoluta a que se exploten los recursos naturales.

En la ONU en los años cincuenta se planteó la necesidad de promover el desarrollo sin destruir el medio ambiente, de fomentar la explotación de los recursos mineros para favorecer el bienestar y el crecimiento económico de una manera inteligente que beneficie al  hombre. Como se sabe la gran mayoría de los recursos mineros no son renovables, así como se conoce el inmenso daño que se le hace a la naturaleza si se la explota sin tener en cuenta la responsabilidad cuando se afecta el ecosistema. Es ampliamente conocido que la explotación del oro con mercurio y diversos materiales que contaminan los ríos provocan  un daño inmenso. Lo mismo que los derrames de crudo que con frecuencia afectan nuestro medio, causan perjuicios en ocasiones irreparables. La defensa de la naturaleza es un compromiso ineludible de la sociedad civilizada. En Colombia se han dado ejemplos pasmosos de explotación bárbara e ilegal de nuestra riqueza, de contaminación de los ríos y de gravísimas enfermedades que ha sufrido la población que riega sus plantas o bebe esas aguas contaminadas o infectas por cuenta del detritus urbano.

Lo que no quiere decir que no se pueda explotar la riqueza que encierra nuestro territorio. Los colombianos debemos tomar conciencia de las enormes posibilidades que nos ofrece la riqueza en la cual nacieron nuestros antepasados, sin que la explotaran como debiera durante siglos. En un país como el nuestro no deberían existir  pobres de solemnidad, dado que con una explotación racional de nuestro gran potencial minero, como de la siembra de árboles y el ensanchamiento de los bosques, aprovechando la luz, el agua y la tierra del trópico, con un sistema de guardabosques locales bien organizado podríamos convertir las zonas  de la periferia entre las más ricas de la región. Lo mismo que ese desarrollo de nuestros bosques generaría valor agregado, tal como fabricar papel y exportarlo, igual que otros insumos. Es ampliamente conocido que en el Brasil en zonas con una capa vegetal débil como la de nuestra periferia, sometida el predominio de los negocios ilícitos y la violencia, se   pueden  transformar  en fuentes maravillosas de producción agrícola. Asimismo estamos en mora de hacer un gran esfuerzo para  darle un vuelco a la producción petrolera, fomentando proyectos ambiciosos y con soporte tecnológico que nos permitan exportar con valor agregado ese preciado mineral. No es posible que en Singapur en donde no tienen petróleo haya refinerías e industrialicen y comercien con los derivados petroleros. Mientras que aquí Ecopetrol se limite o se conforme con la refinería de Barrancabermeja. La gran locomotora de desarrollo está en procesar el crudo, así como en aprovechar las extensas tierras de la periferia para producir combustible de origen vegetal para el consumo interno.  

Los incidentes que se están presentando con algunas multinacionales por cuenta de malos contratos, de regalías que se quedan en el papel, obligan a reflexionar y lograr un compromiso por parte de  los partidos políticos y el Estado, para que no se entregue la riqueza no renovable de manera irresponsable o por efecto de la corrupción. Es mejor la asociación que vender la gallina de los huevos de oro.  La defensa de lo nuestro requiere de una cúpula calificada capaz de negociar con paciencia y sabiduría, que permita que la inversión extranjera se mantenga o aumente y que el Estado colombiano reciba recursos suficientes para hacer desarrollo sostenible. Esa en una tarea que exige patriotismo y amplios conocimientos sobre temas complejos, que abarcan desde los códigos, los precios de los metales en el exterior, la protección de la naturaleza y de los trabajadores, como la vigilancia adecuada para se paguen como es debido las regalías y no basta con firmar contratos positivos para las partes, es preciso que la sociedad esté en guardia  permanente y activa para hacer seguimiento del destino de las regalías. Como lo  planteó en los años treinta Arturo Uslar Pietri, sin que sus compatriotas le hiciesen caso, lo que debemos hacer es sembrar la utilidades del petróleo, promover el desarrollo y el bienestar colectivo, lo que, entre otras cosas, significa defender el medio ambiente, la educación y la cultura.