Encrucijada boliviana | El Nuevo Siglo
Sábado, 20 de Febrero de 2016

Trascendental referendo de mañana

Morales podría atornillarse al poder

 

El ministro de economía de Bolivia, Arce Catacora, en recientes declaraciones, refutó a los críticos del presidente Evo Morales por el manejo de la economía. Según el alto funcionario se puede ver el 2016 con cierto optimismo, en comparación con el 2015, puesto que se considera que  el precio del petróleo puede caer hasta 20 dólares desde un techo de 35 o 34 dólares, lo que muy diferente que retroceda de 110 a 40 dólares, como ocurrió en el último año y medio. Bajo esa premisa consideró que lo peor de la crisis petrolera ya pasó y la economía global cruzó, en cierta manera, bien el temporal.

 

Lo cierto es que la economía boliviana ha crecido más de lo que calculaba el Gobierno, debido en parte a que los bajos precios de las materias primas y el petróleo que produce ese país tienden a estabilizarse y luego pueden mejorar. No pocos analistas sostienen que tras el principio de acuerdo de esta semana entre varios de los principales países productores, es posible que el precio del barril suba según atendiendo los dictados de una menor oferta y una  demanda estable.

 

Sin embargo, contrario a ese pronóstico optimista del Gobierno, la  oposición a Morales opina exactamente lo contrario, ya que considera que la crisis económica apenas está comenzando a tocar las puertas del país del altiplano y que de seguir la depresión de los mercados, los precios de las materias primas que produce esa nación se irán a la baja. Estiman que las cuentas alegres del ministro Arce Catacora tienen un cariz puramente político con la finalidad de ambientar la reelección presidencial que tendrá mañana una prueba de fuego, pues la ciudadanía está citada a las urnas para votar un referendo en torno a si se autoriza una nueva reforma de la Constitución para permitirle al actual mandatario postularse a un cuarto periodo, lo que podría implicar que esté en el poder hasta el 2025.

 

Es de recordar que en las elecciones autonómicas más recientes, Morales sufrió un serió revés en los referendos regionales sobre la materia. Aunque su popularidad en las encuestas continúa siendo alta, los sondeos sobre el referendo muestran un panorama adverso a su deseo de perpetuarse en la Presidencia.

 

Para algunos sectores centristas de la política de Bolivia, la votación de hoy no es más que una mascarada y una violación a la Constitución, pues el referendo fue una imposición arbitraria del oficialismo. Agregan que Morales se atornilla al poder y utiliza todos los recursos posibles para saltar las talanqueras que establece la Carta Política contra los riesgos del continuismo.

 

Lo anterior porque en la Constitución reformada en 2009 se estableció que solamente podría darse una sola reelección presidencial continua. Aun así, el astuto gobernante se las ingenió para negociar con los magistrados y diputados, gracias a favores políticos de toda índole, la posibilidad de un tercer mandato presidencial. En el Tribunal Constitucional, que controla el Ejecutivo, se valieron de una interpretación sui generis, al sostener que al aprobar una nueva Constitución la reelección se contabilizaba a partir de su vigencia y, así, se podría llegar a dos elecciones continuas, como lo plantea la consulta del referendo. En tales condiciones, advierte la oposición, de ganar el sí se consolidaría un régimen antidemocrático que permitiría a Morales volver a ser candidato en 2019  y gobernar, si triunfa en las urnas, hasta 2025.

 

No es un escenario, como se ve, fácil de analizar, pero al final todo queda en manos de los  6,5  millones de electores mayores de 18 años habilitados para sufragar.  A ellos se les entregará una papeleta que contiene la siguiente pregunta: ¿Usted está de acuerdo con la reforma del Artículo 168 de la Constitución Política del Estado para que la presidenta o presidente y la Vicepresidenta o Vicepresidente del Estado puedan ser reelectos por dos veces de manera continua?

Ganará la opción (Sí o No) que logre el 50% más un voto.

 

Aunque el Gobierno insiste en que no hay nada más democrático que dejar que sea el pueblo el que decida sobre la continuidad presidencial, e incluso asegura que la transparencia de los comicios está garantizar por las instituciones internas y la veeduría de organismos extranjeros como una comisión de la Unasur, la oposición replica que el Ejecutivo está utilizando todo su poder presupuestal y burocrático para inclinar la balanza electoral a su favor y perpetuarse en el poder bajo el manto de una democracia de fachada.