Entre la entelequia y el realismo | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Noviembre de 2014

Están por refundar Estado islámico

La  antiquísima afirmación sobre el devenir de la violencia y el eterno retorno, del que hablara Zaratustra, cobra más fuerza que nunca en el Medio Oriente, que parece ahogar a los protagonistas del conflicto religioso-político en su propia sangre. Desde cuando Occidente durante la primera Guerra Mundial bombardea a Sebastopol, el otrora glorioso Imperio Otomano se derrumba como un gigantesco castillo de naipes. Un antropólogo misterioso y sugestivo, de inteligencia superior y sorprendente conocimiento de la cultura árabe,  Lawrence de Arabia, como oficial de inteligencia inglés, consigue la amistad del príncipe Faysal, con el cual organiza las díscolas tribus y las prepara para conseguir la independencia, superando terribles dificultades y la cobarde degradación violenta del adversario, puesto que pese al horror de la tortura fortalece su voluntad de lucha. Lawrence organiza a los árabes y entiende que debe resurgir la gran Siria para dar estabilidad a la región, ni sus superiores en Londres, ni Clemenceau, en París, comparten su visión geopolítica. El resultado de negarle la razón al autor de Los siete pilares de la sabiduría es desastroso para el equilibro de poderes en los países árabes.

La feroz intervención de las potencias en las naciones árabes en el siglo XX, por lo general por cuenta de los intereses petroleros, más los problemas por la conformación arbitraria de repúblicas y reinos, surgidos de los despojos del Imperio Otomano, ha determinado que la región se envuelva en constantes confrontaciones y luchas sangrientas, unas veces con el enemigo externo y otras, entre ellos mismos o con el Estado de Israel. En medio de la caída de las viejas dictaduras de izquierda o de derecha se alza, a semejanza de Irán, una nueva estirpe de ayatolas que están por refundar el Estado islámico, cuyas fronteras abarcan no solamente los países árabes, sino que llegarían hasta reclamar los dominios de la zona mozárabe de España y parte de Turquía. En ese estado de cosas, el arma principal de esa combinación política y mesiánica, se centra en los principios de los textos sagrados que le dan al guerrero que muere en combate la felicidad eterna. Los voluntarios para seguir esa empresa de guerra y muerte llegan de todos los confines de la Tierra y de más de 80 países. Son miles y miles de jóvenes y veteranos de otras guerras que arma al bazo intentan conformar un nuevo orden que surgirá de la guerra y el caos. No se sabe con exactitud quiénes son los jefes, así aparezca un fanático ayatola con su túnica ritual y la barba cuidada, presentándose como jefe del EI, otros ayatolas mueven los hilos del poder desde la sombra.