‘Guerra’ a contaminación plástica | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Junio de 2022

* Ley clave aprobada por el Congreso

* Consenso, clave en políticas ambientales

 

La legislación ambiental en Colombia es, de lejos, una de las más avanzadas en América Latina. El Congreso saliente ha sido, sin duda, uno de los más productivos en la materia, como lo evidencia la aprobación de la ley que agravó las penas por delitos ambientales, la prohibición del asbesto y el mercurio, las normas de protección de páramos, bosque, áreas estratégicas y ecosistemas sensibles contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo así como la ley de Acción Climática que elevó a mandato permanente las metas nacionales en materia de combate al cambio climático, para solo citar algunos ejemplos.

En los últimos días se dio un nuevo paso adelante. Tanto el Senado como la Cámara acaban de aprobar el proyecto de ley que establece el cronograma para acelerar la reducción gradual de la producción y consumo de productos plásticos de un solo uso, uno de los mayores y más peligrosos focos de contaminación de suelos, acuíferos, mares, bosques y otros entornos naturales.

Se trata de un avance normativo crucial, que viene a complementar el Plan Nacional para la Gestión Sostenible de Plásticos, activado tiempo atrás por el Gobierno, el sector productivo y la academia. Esta hoja de ruta establece que para el 2023 se debe prohibir la distribución y comercialización de los plásticos de un solo uso que signifiquen mayor problema ambiental. Igualmente se ordena que para 2025 un mínimo del 25% de este material tiene que ser aprovechado, en tanto que a 2030 el 100% debe ser reciclable o compostable.

Esa política es la base de programas como los “Acuerdos por el aprovechamiento local de plásticos y otros materiales reciclables” firmados con muchos departamentos y municipios; el Código de Colores que facilita la labor de separación de residuos desde los hogares y en las empresas; los 267 planes individuales y colectivos de gestión ambiental de residuos de envases y empaques, que han vinculado a más de dos mil  empresas y tienen como meta lograr un aprovechamiento superior a las 200 mil toneladas; la normativa sobre el uso racional de bolsas plásticas así como el decreto que estableció el impuesto a estos productos a nivel nacional…

El proyecto de ley recién aprobado, que debe ser sancionado en las próximas semanas por la Presidencia de la República, tiene la ventaja de que es el resultante de un proceso de largo tiempo de discusión y consenso entre parlamentarios, autoridades ambientales, productores y  distribuidores de productos plásticos de un solo uso, con el fin de definir cuándo irán saliendo de circulación de forma gradual y con planes paralelos de reconversión industrial, economía circular, cadenas de reciclaje y readaptación laboral.

De esta forma, la iniciativa no está prohibiendo todos los plásticos de un solo uso, sino aquellos que presentan mayores inconvenientes en su disposición final, su uso es innecesario o el costo ambiental es demasiado alto. Así las cosas, irán saliendo del mercado, al igual que del círculo de manufactura, importación o exportación, determinados tipos de bolsas, empaques, guantes, envases para consumo inmediato, empaques o láminas para contener y/o servir alimentos de consumo inmediato, mezcladores y pitillos, soportes para bombas de inflar, recipientes para comercializar frutas, verduras y tubérculos así como  stickers para frutas, entre otros. Entre las excepciones están ciertos productos plásticos para propósitos médicos, los que sirven para contener químicos peligrosos, aquellos que conservan alimentos y bebidas de origen animal y otros que tienen fines específicos por razones de higiene o salud.

Aunque algunos parlamentarios y activistas ambientales consideran que la futura ley pudo ser más ambiciosa, lo cierto es que la norma aprobada es positiva, pues más allá de imponer prohibiciones de facto y automáticas -que en la mayoría de los casos terminan siendo de baja aplicabilidad y utilidad-, este proyecto fue producto de una amplia concertación entre sector público y privado. También está enmarcada dentro de los lineamientos mundiales para reducir la contaminación por plásticos, según lo determinado por la más reciente conferencia de la ONU al respecto, realizada en Kenia, centrada en impulsar no solo la restricción de su uso sino el reciclaje funcional y efectivo del mismo como insumo rentable para otras materias primas.

Así como en muchas ocasiones se ha criticado el accionar del Congreso por reconocidos vicios y anomalías, en esta ocasión merece una felicitación por esta ley de reducción gradual de la producción y consumo de plásticos de un solo uso. Es un paso clave en materia ambiental, de desarrollos sostenible y de economía circular que todos los colombianos debemos dar rápidamente.